Las Vegas es un lugar hermoso y perfecto, cada fin de semana voy ahí y tengo algo de diversión en los casinos y tengo sexo como loca.
Mis padres son de esa clase de los que creen que el dinero que te dan equivale a amor. Si así es, entonces me aman a montones.
Llego a mi preciosa ciudad del pecado en mi auto. Me dirijo a mi departamento ahí, me pongo cómoda un rato, me masturbo, tomo una ducha, me preparo con un lindo vestido, me miro al espejo gorda horrible, no mereces tener sexo, deberían rechazarte, me digo a mi misma frente al espejo, me molesto mucho, lo golpeo y mi mano sangra al instante.
Después de curar mi mano, atascarme de comida y vomitarla, vuelvo a ducharme con agua fría, me visto y salgo directo a los bares y casinos.
Nada nuevo, apostar y ganar algo de dinero, tener sexo con mínimo tres chicos y beber un montón, siempre termino vomitando todo el maldito alcohol, también fumar unos cuatro cigarrillos en toda la noche.
Las palabras dormir y Las Vegas no se llevan nada bien, no coinciden.
Una disculpa si los capítulos son demasiado cortos, irán siendo más largos conforme transcurre la historia ♥.
