#7 luv u Mom

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Pasaron las semanas y no fue difícil para Ariel encontrar trabajo en una disquera local que pagaba muy bien.

Pero no todo era color de rosa.

Cuando ella comenzó a ganar dinero Luis se ponía algo, distante, no le halaba de la mejor forma pero ella hacia todo lo posible para que estuviera mejor el asunto.

Estaba buscando su celular, pues quería hacer una llamada y no lo encontraba, vio el de su novio en la cómoda de la habitación y lo tomó, solo sería algo corto.

Introdujo la contraseña que ella sabía pero no era correcta lo volvió a intentar pero no.

- Amor.- le gritó. - ¿Cual es la contraseña de tu teléfono?
- ¿Para qué? .- se escuchaba su voz cada vez más cerca hasta que su cuerpo se vio en la puerta, se acercó a ella y le quitó el teléfono de la manos.
- Sólo quiero hacer una llamada, no encuentro el mío.
- Lo trae Andy viendo videos de comida.
- Por eso no lo encontraba.

Siguieron pasando los días y los problemas se agrandaban porque él no llegaba, porque ella llegaba tarde, llamadas a horas inadecuadas.

Ariel quería estar segura de que no le estaba viendo la cara, así que una noche lo siguió.

Se subió a su auto y lo siguió.

Él estacionó en un lote de apartamentos y de la puerta principal salió una mujer subió al auto de su novio y arrancó, más adelante él estacionó, en un motel.

Bajo primero del auto y fue a abrirle la puerta a aquella chica, la cual le agradeció con un beso en los labios.

Destrozada regresó a su casa a esperar lo inevitable. Enfrentar le.

Sofía se marchó a su casa cuando Ariel llegó, su hijo ya estaba dormido.

Sacó una copa y el vino blanco de su alacena, sirvió en ella, le dio un trago pero luego lo tiró.

No podía ni beber.

Le dieron las 3 de la mañana, fue cuando escucho el ruido del motor fuera de su casa, luego el cerrojo y por último el como la puerta volvió a cerrarse.

Luis dejó sus llaves en la mesa y fue cuando la vio.

- Me asustas mujer.
- ¿Dónde estabas?
- Te mandé un mensaje dije que no me esperaras despierta.
- Sólo dilo ya Luis.
- Estaba en la oficina.
- ¿Así se llamaba el motel?
- ¿Que insinúas?
- No insinuó nada, lo es todo.- sus lágrimas la traicionaron y de coraje comenzó a llorar.- te seguí, te vi, esa maldita y tu se fueron al motel, no me engañas.
- Sabes qué, sí, sí te engaño, no sabes qué bien se siente decir esto. Me tienes harto, no sé cómo te sigo aguantando.
- Eres un maldito.
- Desde que trabajas te crees más, te creciste, ya no sé ni dónde meterte.
- ¿Crecer me yo? No puedo creer que digas eso, trabajo para los tres, para poder darnos más cosas, no para opacar te o algo así. Tú fuiste el que se inventó todo ese cuento.
- Si ahora soy yo. Pero no te preocupes, por mi me largo en este instante.
- ¡Pues lárgate!

Caminó furioso hasta la habitación y comenzó a hacer su maleta.

Ella se quedó en el living llena de furia y roja del coraje, esto se salía de control. Lo vio volver con una maleta.

- Adiós, espero nunca volver a saber nada de ti.
- Nunca pensé que fueras tan malditamente cobarde para huir de tus problemas.
- No soy cobarde simplemente ya no puedo estar contigo.
- Lárgate ya, no volverás a saber nada de mí o de mi hijo.
- Quédatelo, quédate con la casa, el auto. Simplemente, ya deja de molestarme.
- ¡Vete de una buena vez!
- Un Placer haber cogido contigo todos estos años.
- No para mí, pendejo, no para mí.

La puerta azotó y ella por fin pudo llorar y desatar su coraje.

Se sentía impotente, ella que lo había dado todo.

- ¿Mami? .- la ligera voz de su hijo se escuchó por el pasillo.- ¿Mami porque gritas tanto? ¿Y papi a donde fue?

Ariel de inmediato se limpió las lágrimas e intentó calmar su llanto

-Él...- intentó decir sin soltar se en llanto de nuevo. - Él... fue a un lugar, porque tiene que trabajar...-

- ¿Cuando regresa?.- Ariel lo acercó a su pecho y lo abrazó. -
- No se bebé. ¿Quieres....- hizo una pausa por qué sintió que iba a volver a llorar.- ¿quieres chocolate caliente?.- el niño asintió.

Cargó al pequeño y llevó a la cocina, lo dejó sentado en la isla de la cocina mientras ella preparaba el chocolate.

- Me gusta el chocolate.- dijo abrazando a su muñeco de Woody.
- Eso lo sacaste a mí, cuando estabas en mi pansa no dejaba de comer chocolate.
- ¿Tu te comías el chocolate y luego me llegaba a mi?.-

Vertió el chocolate en uno de sus vasitos entrenadores que aún tenía y un poco más en una taza.

- Si.
- Wooow.
- ¿Quieres dormir con mami en la cama?
- Siii.- dijo con entusiasmo.
- Vamos.- lo volvió a cargar pero ahora con dirección a la habitación principal, lo acurrucó a su pecho.
- ¿Mami?.- dijo ya adormilado.
- ¿Si Andy? .- le respondió mientras acariciaba los cabellos rubios del niño.
- ¿Podemos comprar un perro?
- Claro que si. Mañana te compro uno.
- Te amo mami, eres la mejor del mundo.
- Y tu él mejor hijo.- dijo soltando algunas lágrimas y besó su coronilla


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Les dejó otro capítulo aquí por que son niñas Buenas

Sin NiñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora