Ruben Doblas, chico de 22 años de carácter frío y misterioso con un pasado sumamente inquietante.
Miguel Ángel Rogel de 20 años es un chico tierno y amante de la fotografía, lleva una vida tranquila y feliz.
Pero ¿Qué pasará cuando estas dos vidas s...
Me encontraba pintando en la pared, según Alex, pintar dejaría fluir todas mis emociones.
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(supongamos que eso fue lo que pinto)
Después de 3 horas pintando me adentré a mi habitación a buscar mi patineta para ir a entretenerme un rato.
-Llegué- escuché a Alex gritar - ¿A donde vas?- dijo mientras dejaba su mochila en el sofá.
-Iré a patinar- dije mientras agarraba mi patineta.
-Compañero ¿Cómo estas?- escuché una voz desconocida entrar por la puerta -Rubius el es Guillermo- él sujeto me dió la mano en forma de saludo.
-Dime Willy- sonrió mientras sus ojos se achinaban, solté una risa curiosa.
-¿Porqué no te digo chino?- todos en la sala empezamos a reir a carcajadas.
-Eso mismo le dije yo- dijo Alex mientras se dirijía a la cocina.
-Vale, nos vemos ahora- dije mientras salía por la puerta, tenía años que no salía a patinar cuando de repente iba pasando una chica y tropezé con ella, la patineta salió volando mientras la chica y yo estabamos plasmados en el suelo.
-Oye lo siento- dije mientras me levantaba y ayudaba a la chica a levantarse.
-No importa- la chica sonrió mientras limpiaba sus jeans -Por cierto soy Rubén- le di mi mano, ella me miró de brazos cruzados para luego sonreir.
-Hola, me llamo Eva- la verdad era muy mona, pero mi corazón le pertenecía a otra persona.
-¿Te importaría si os invito un helado?- ella lo pensó un momento para luego soltar un -Claro- Eva y yo nos encaminamos a la heladería más cercana.
-Oye me gusta tu estilo de ropa- dije mientras entrabamos a la Heladería, ella sonrió para luego agarrarme la mejilla y apretarla -Duele, duele- dije quejandome, empezamos a reir.
Se nos acercó un chico no más de 25 años con su respectivo atuendo de camarero -Buenas mi nombre es Carlos, ¿Qué os apetece el día de hoy?- empezé a ver el menú.
Eva fue la primera en hablar -Quiero un barquillo de vainilla con chispas de colores, gracias- me miró mientras guiñaba un ojo.
Sonreí -Yo quiero un Banana Split- el chico apuntó todo en una libreta mientras recojía el menú y se lo llevaba.
Eva me miró curiosa y soltó una carcajada -Solo vives riendote, joder- solté mientras me unía a su risa.
Dos minutos después el chico llegó con ambas ordenes -Que lo disfruten- empezé a comer.
-Hmm joder tenía años que no comía un helado- dije mientras tenía los ojos cerrados recordando la primera vez que comí un Banana Split.
