Capítulo 31

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Derek apagó la vitrocerámica con bastante mala leche.

La comida que había en el interior de la cacerola no tenía el aspecto que se suponía que debía tener. Sobre todo, no olía como se suponía que debía oler. Porque en vez de oler a carne y verduras, a ajo y a otros condimentos, olía a... quemado.

Y de acuerdo que no era un experto. Pero la receta que había bajado de Internet decía que era muy fácil de preparar. Que sólo había que seguir los pasos, muy detallados para que todo el mundo pudiera entenderlos, y que en cuestión de una hora conseguiría un guiso para chuparse los dedos.

Pero estaba claro que aquello no era un guiso, y que mucho menos era para chuparse los dedos.

El hombre se quedó un buen rato mirando con odio la comida, la ceja levantada hasta límites insospechados... hasta que comprendió que aquello no funcionaba con algo que no estaba vivo.

Pero todo eso dejó de tener importancia cuando captó algo en el otro extremo del loft.

Un latido acelerado y una respiración agitada procedente del chico que, hasta ahora, había estado durmiendo plácidamente.

Derek llegó junto a Stiles en el momento en que éste se despertaba y miraba a todos lados, confuso.

Reconoció en seguida la reacción. El mismo la había experimentado un millón de veces en el pasado, y no tuvo dudas de que Stiles acababa de tener una pesadilla.

Por eso Derek se movió con calma y apenas alzó la voz.

- Stiles – el chico le miró fijamente, como si hasta ahora no se hubiera dado cuenta de que le tenía frente a él – No pasa nada. Estoy aquí.

Y aquello pareció ser justo lo que tenía que decir. Porque en cuanto Derek habló, Stiles se tiró a él y le abrazó como si fuera una especie de salvavidas.

- Derek – murmuró, la respiración aún entrecortada - Estás bien. Dios mío. Oh, Dios. Derek.

- Tranquilo – respondió al abrazo con fuerza, disfrutando del contacto ahora que por fin podía hacerlo después de tantas horas, días de espera – Sólo ha sido una pesadilla. No te preocupes. Ya ha pasado todo. Ya estás a salvo.

Aquel último comentario, que había sido dicho con el único objetivo de terminar de tranquilizarle, sin embargo consiguió la reacción contraria.

Porque apenas lo dijo, Stiles se apartó de él y, aún sentado en la cama, le miró con los ojos muy abiertos.

- Ha ocurrido de verdad – susurró con lo que no podía ser descrito sino como pavor.

Derek no tuvo más remedio que asentir, sabiendo que eso era justo lo que Stiles no quería escuchar.

Porque sabía muy bien lo que el chico tenía que estar experimentando ahora. Pues no dejaba de ser lo mismo que él sintió la primera vez que tuvo la pesadilla en el que veía arder la casa de sus padres sin que pudiera hacer nada. Entonces Derek sintió que el mundo volvía a abrirse a sus pies, pues durante unos segundos quiso creer la posibilidad de que sólo hubiera sido una cruel pesadilla, y que sus padres, sus hermanas, sus primos, no estaban muertos por su culpa.

Pero en esos segundos en los que comprendía que aquella pesadilla no era sino el recuerdo de algo que había ocurrido de verdad, era como experimentar de nuevo todo el dolor. La rabia y la culpa.

- Oh, Dios – gimió Stiles, mirándole con los ojos tan abiertos que apenas parecían humanos - No puedo creerlo. No puedo creer que te hiciera aquello.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora