Capítulo 29

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Una vez se hubo recuperado un poco, además de vaciarse con al menos un litro de lágrimas derramadas, Stiles pudo quedarse de nuevo a solas con Derek, contando los minutos hasta que despertara.

Pero la espera fue mucho más breve de lo que esperaba. O, al menos, no fue tan tediosa de lo que habría imaginado. Porque en seguida recibió otra visita.

Y en este caso, si bien siempre era agradable charlar y recibir el cariño de Scott, Stiles se alegraba muchísimo de que hubiera llegado su última visita.

Su padre entró por la clínica llamándole a voz en grito.

Y aunque dudaba mucho que Derek pudiera despertarse ahora a causa del escándalo, incluso contando con el inconveniente del supero oído, tampoco quería ver a su padre al lado de su novio casi moribundo... Porque el hecho de que todos supieran que iba a ponerse bien, no quitaba que a simple vista pareciera que Derek Hale estaba más muerto que vivo, de lo pálida que tenía la piel.

Así que Stiles salió del quirófano y entró en la recepción de la clínica... para ser asaltado por dos brazos enormes que le apretaron con fuerza. Y Stiles debía estar mucho más cansado de lo que creía, porque tenía la sensación de que su padre iba a romperle las costillas si seguía apretando así. Y en teoría, ahora que era un hombre lobo con super fuerza y todo eso, eso ya no debía ser un problema.

Pero en el fondo nada de eso importaba.

Lo único que importaba era que tenía a su padre a su lado. Que le estaba dando uno de esos abrazos marca registrada Stilinski, y que no hacía más que repetirle que le quería y que había estado muerto de miedo.

Stiles tragó como pudo el nudo que tenía en la garganta, y se pegó al pecho del hombre. Inspiró con fuerza, llenándose del aroma único de su padre, y sintiéndose por primera vez como en casa. Porque tenía a su padre al lado, con esa mezcla de aftersave, pólvora y... espera un segundo, ¿eso que olía era whiskey?... luego tendría una larga charla con él.

Pero ahora daba lo mismo. Porque era su padre quien estaba allí con él. Y aquello era todo lo que necesitaba para sentirse a salvo y en casa. Por fin.

Mientras el Sheriff no dejaba de repetir su nombre, Stiles sintió que se le escapaban las lágrimas al pensar que estuvo a punto de dejarle atrás. Que estuvo a punto de abandonarle, convencido de que aquella sería la única manera de evitar que murieran cientos de inocentes.

Cuando tomó aquella decisión... Cuando acababa de darse cuenta de que estaba atrapado y que ya nada dependía de él, pensó que podría hacerlo. Que si aquello implicaba que se convertiría en el jodido héroe de la historia (también el mártir, de acuerdo, pero al menos era el bueno de la historia), podría hacerlo. Podría decir adiós a su antigua vida, a sus amigos, a sus sueños, y a su padre...

Pero estaba claro que no habría podido. Que sólo habría sido cuestión de tiempo hasta que se hubiera vuelto loco de pena, sabiendo que dejaba atrás a un padre que nunca llegaría a saber qué habría sido de él, o si incluso seguiría vivo.

- Lo siento – se encontró diciendo Stiles, pegando su cara empapada a la camisa del uniforme de su padre – Nunca quise que sufrieras... Pensé que hacía lo correcto.

El Sheriff acarició la espalda de su hijo, como había hecho millones de veces en el pasado, y le dejó llorar sin decir nada. Porque lo cierto era que no tenía ni idea de qué estaba hablando. ¿Por qué demonios pedía perdón? ¿Por haber sido secuestrado? ¿Y qué leches significaba que creía estar haciendo lo correcto? ¿Desde cuando ser secuestrado era hacer lo correcto?

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora