Capítulo 2

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Las marcas sobre su piel ya habían desaparecido cuando Stiles llegó a casa.

Era algo que sabía que iba a ocurrir porque ya lo había presenciado con Scott. Pero ahora que le estaba pasando a él, por un instante quiso creer que era porque en el fondo todo había sido fruto de su imaginación... Si bien los restos de su camiseta y las horas ausente le indicaban que, lamentablemente, todo había sido muy real.

Aunque Stiles intuía que, más que esos indicios, sobre todo había sido la actitud de Derek lo que no dejaba dudas de que aquello le estaba ocurriendo a él.

Porque Stiles sabía que Derek era alguien complicado que, si le tocabas mucho las cosquillas, podías verte en serios apuros. Lo sabía por propia experiencia porque él, siendo un loco al que le gustaba jugar con fuego, había excedido la paciencia del Alfa en más de una ocasión.

Y sin embargo nunca le había visto como hacía una hora, tan lleno de angustia y sin ofrecerle el confort que tanto necesitaba. Y de acuerdo que aquello era muy gordo porque significaba que había otro Alfa merodeando por Beacon Hills pero... en fin, al que habían mordido había sido a él. Él era quien iba a convertirse en un hombre lobo.

- Dios mío. Voy a convertirme en un hombre lobo.

No era la primera vez que lo decía en voz alta, como si aún no fuera capaz de creérselo. Lo cual no dejaba de ser un tanto absurdo porque precisamente él estaba muy al corriente de todos los seres mitológicos que danzaban por el pueblo... Principalmente porque todos sus amigos y el hombre con el que estaba saliendo eran uno de ellos.

Así que no era cuestión de no creerse la parte del hombre lobo.

La cuestión era que se suponía que él nunca iba a dejar de ser el humano.

Y es que hacía mucho que Stiles ya había aceptado su papel en aquella locura que era su vida.

Sabía que él no era el protagonista de la película. No era ninguno de los adolescentes super sexys y fuertes que últimamente salían como setas de debajo de las piedras. Sabía que su papel como débil, frágil y rompible humano, era el de ofrecer apoyo técnico a los héroes por medio de su inteligencia, su humor sarcástico, su cansina verborrea e incluso cuando mostraba un poco de consuelo y cariño en esos momentos en que sus amigos necesitaban sentirse un poco más humanos... Pero siempre desde la distancia.

Porque hacía mucho que Stiles ya había asumido que siempre sería el Robin de Batman.

Pero al parecer todo eso había cambiado. O, mejor dicho, parecía que todo estaba siguiendo su curso y que él, como Robin que era, había mostrado su valía y ya era digno de continuar con el legado de la capucha.

Salvo que en su caso, Stiles no había tomado ninguna decisión, y había sido otro el que había elegido por él.

Lo cierto era que Stiles no estaba preparado para ser un hombre lobo.

Y aquello, la verdad, era lo más estúpido que podía decir.

Porque él precisamente era el que siempre estaba preparado. El que sabía más de hombres lobos que los supuestos especímenes licántropos, y sin cuyos conocimientos sus amigos no habrían sobrevivido.

Y en fin... Si Scott consiguió ser un hombre lobo cuando creían que no existían, y además se convirtió en el co-capitán del equipo de Lacrosse, y consiguió a la chica más guapa del instituto que además era la hija de una familia de cazadores... Bueno, si su mejor amigo había logrado todo aquello, intuía que a él no le podía ir muy mal. Sobre todo si el partía de más de un año de experiencia en asuntos de hombres lobos, y además contaba con la ventaja de estar saliendo con el Alfa de la zona.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora