Capítulo 1

26.4K 1.4K 264
                                    


Stiles se despertó en la más absoluta oscuridad.

Tardó casi un minuto en darse cuenta de aquel importante detalle, porque todo el cuerpo le dolía horrores y sentía que la cabeza le iba a estallar.

Así que tenía que hacerlo todo a cámara lenta, incluyendo el abrir los párpados.

Y cuando por fin fue consciente de que estaba despierto y con los ojos abiertos, pero que seguía sin ver nada, fue cuando empezó a preocuparse realmente.

Sobre todo cuando se dio cuenta de que no estaba en su habitación. Porque el frío suelo sobre el que estaba tumbado no era su cama, y el olor a humedad definitivamente no era propio de la residencia Stilinski.

Sintiendo como el corazón se le aceleraba, empezó a palpar con ambas manos el suelo, sin atreverse a ponerse de pie antes de averiguar dónde estaba. Pero incluso habiéndose puesto de rodillas y registrando con las manos la superficie que había a su alrededor, no encontró absolutamente nada. Sólo más oscuridad y más de ese suelo frío y rugoso.

"Está bien Stiles, no pierdas la calma", se dijo a sí mismo, sabiendo que estaba a nada de tener un ataque de pánico.

Empezó a palparse la ropa de forma frenética, desesperado por encontrar algo que al menos le ayudara a ver. Pese a que no fumaba siempre tenía un mechero a mano pues nunca sabía cuándo iba a necesitar uno, y sobre todo tras ver lo efectivo que había resultado aquella vez que acabaron con Peter. Metió las manos en los bolsillos, pero allí no había nada.

Afortunadamente, quien quiera que fuera que le había llevado donde demonios fuera que estuviera, no registró el bolsillo interno de su chaqueta, que era donde tenía el móvil.

Y aquel descubrimiento debía haber sido suficiente como para que terminara de relajarse, pues un móvil significaba poder pedir ayuda; si no fuera porque vino acompañado de otro importante detalle.

Y es que la chaqueta estaba pegajosa en su parte interior, así como la camiseta que había bajo ella.

Extrañado por la sensación, pues el suelo no parecía estar mojado y no recordaba que hubiera estado lloviendo (si bien no podía saber a ciencia cierta cuánto tiempo llevaba allí), metió el móvil en el bolsillo trasero del pantalón para no perderlo de vista (o de no vista), y palpó con atención la camiseta.

Descubrir que estaba rajada no fue nada tranquilizador, y mucho menos cuando notó que bajo la tela su piel estaba asquerosamente pegajosa.

Pegajosa como llena de sangre de pegajosa.

Soltando un suspiro ahogado, palpó todo su estómago y pecho, y gritó de dolor cuando sus dedos rozaron la herida que tenía a la altura de la cintura. Una herida que abría la carne y aún parecía reciente, y que no tenía ni idea de cómo le había pasado desapercibida hasta ahora.

Respirando cada vez más nervioso, sacó el móvil del bolsillo trasero de su pantalón. Tuvo que agarrarlo con más fuerza de la necesaria, porque las manos le temblaban horrores y tenía pánico de que se le cayera al suelo. Porque aquella era su única posibilidad. Sí, sabía que podía intentar encontrar una salida, porque afortunadamente quien quiera que fuera que le había atacado no había pensado en atarle. Pero no tenía muchas ganas de toparse con dicho "quien quiera que fuera que le había atacado" si decidía emprender la huida.

Y menos si cabía la posibilidad de que la caballería viniera antes a sacarle de allí.

Aguantando la respiración, Stiles apretó el botón de encendido, y el corazón le dio un vuelco cuando descubrió que tenía batería.

Of Alphas and MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora