Poema XIV - La abuelita.

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De piel arrugada como un papel maltratado,

tras años de conocimiento.


De un cabello tan blanquecino

como la nieve de los duros inviernos que vivió.


Con una sonrisa tan cálida, como cuando caliente,

se encuentra el corazón por el amor.


Sentada, con el cuerpo ya pesado,

tras una larga vida de pie,

haciéndole a la adversidad frente,

la abuelita atenta y calmada celebra en secreto,

ver una vez más,

el rostro de sus queridos hijos y nietos.


Fragmentos de un Alma ErranteWhere stories live. Discover now