Capitulo 11.

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Pague lo mas rápido que pude, el no se acerco solo me dio una cálida sonrisa y sabia que no me haría nada así que me quede quieta y me moleste en ponerme tras de el para pagar mis cosas, el no me miro, pero miraba sus músculos tensos, podía oler su perfume, uno fuerte y seco, pero que dejaba el aire con una fragancia deliciosa. Estaba en traje, como cosa extraña, nótese mi sarcasmo.

La chica que estaba delante de el se giro a verlo con una sonrisa muy prometedora cuando termino de pagar, pero al parecer el no le hizo caso, porque su sonrisa de congelo de una manera macabra y se fue, creo yo, que un poco avergonzada. Gire mis ojos con cansancio; solo es una cara bonita, un cuerpo perfecto y multimillonario ¿Que le ven?.

Si supieran lo que es capaz de hacer no girarían ni a mirarlo. Solo dejarían que siguiera su camino. Pagó las pastillas que llevaba y antes de caminar hasta la salida me miro de una manera abrasadora. Mi cuerpo se estremeció por un escalofrió. Me regalo una media sonrisa y se fue. Supe entonces que no me haría nada y que podía estar tranquila.

Salí de la farmacia y me fui a otra tienda. Por muy raro que pareciese no tenia miedo ni me sentía incomoda. Me medí unos cuantos vestidos y encontré uno muy lindo, color aceituna que llegaba hasta mas arriba de las rodillas, simplemente hermoso, lo tome y vi que era una talla mas pequeña, no entraría en el y si lo hacia mi trasero gordo quedaría descubierto para la vista de todos. Vi a una chica mas delgada que yo con el mismo vestido, me acerque a ella. si no lo compraría y era de mi talla podía llevármelo.

-Oye chica -Digo un poco avergonzada, no es como si hablara abiertamente con todo el mundo. Ella me miro- ¿Llevaras ese vestido? Es que el que esta en el escaparate es una talla mas pequeña y ese parece mas grande, a vista.

-Lo siento -Me sonríe cálidamente y señala una de las puertas que están frente a nosotras- Es de mi amiga y si se lo llevara.

-Oh..Bien -Me fui.

Seguí buscando, compre tres vestidos uno rojo, otro azul cielo y el ultimo en un color blanco perla, impoluto y perfecto. Salí de ahí con las bolsas en las manos y seguí caminando por el centro comercial, compre otras cosas y fui a mi auto. Eran las siete de la noche y me sorprendí un poco. Todavía me faltaba estudiar para el complicado examen que se aproximaba.

Conduje a casa y cuando llegue nuevamente la encontré sola y la de Sebastian estaba como la deje. No vi a aquel hombre y eso me calmo, entre con toda las cosas a casa y subí al mi habitación junto a los perros, ordene todo y baje para cocinar para hacer la cena, sentí la puerta de entrada abrirse.

-Llegue linda -Dijo mi tía desde la entrada- ¿Que tal tu día?

-Todo bien -Decidí que no la preocuparía por el tema del hombre y de mi encontronazo con Marc... Marco.

-Excelente y ¿Maria no a llegado? -Miro la hora en el reloj.

-Debe estar por hacerlo -Los perritos ladran cuando me llevo algo a la boca. -Salio a las siete y media. Si no hay trafico llega a las ocho.

-¿Y si hay?

-A las ocho y media como máximo.

Me dí una largo baño en la tina, lave mi cabello y afeite mis piernas. Salí y me envolví en una toalla, tome el secador y seque mi cabello, hidrate mi piel, me puse mi pijama y me metí en la cama.

Lunes dieciocho, ese día desperté con un frió que helaba mis huesos, mis dientes chocaban y mi mente me pedía a gritos un baño caliente. Tomo un baño muy largo, hace un par de días la pesadilla volvió y con mas intensidad, porque en esa ocasión fue cuando el mato a latino por querer acostarse conmigo. Niego en la tina y limpio las lagrimas que cayeron, comienzo a tallar mi cuerpo con la esponja morada y mi mente piensa en todas las probabilidades de que Sebastian terminara así por culpa mía. Me odiaría si el muere por mi.

Solamente tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora