[Capítulo 2: Vi la luz en un hoyo]

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Recomiendo escuchar con la música puesta.

"Vi la luz en un hoyo en algún punto de mi vida"

Asriel era un estudiante más de veintiún años recién cumplidos. Con su porte amable, en ocasiones elegante, contaba con una vasta popularidad en la Academia Toriel. Y si ese hubiera sido su deseo, incluso ya tendría pareja. Para él había pocas cosas imposibles en el ámbito escolar.

Una de las opcionales más predilectas, en su caso, era la escuela de repostería. Gracias a Chara y a su madre, de pequeño le había cogido el gusto a los manjares dulces de los que ambos tenían la buena intención de divulgar a sus conocidos. En esta ocasión se había propuesto preparar el pastel de chocolate más delicioso que jamás se hubiera preparado antes en terreno del subsuelo. Porque Chara se lo había pedido, a él.

A sus ojos, el humano era ahora su hermano pequeño. Aunque antaño siempre se trataran de una manera distinta, pues él siempre había sido un muchacho débil e inseguro del que todos debían de tirar y proteger. Y Chara había decidido ocupar el rol de hermano mayor, muy a pesar de que no lo fuera. Su carácter fuerte y decidido hacía de él un estupendo hermano. Y aunque algunas veces se volvía en su contra, no habría nadie mejor que él. Pero las cosas habían cambiado.

A su regreso, Chara ya no estaba. Recordaba, en ocasiones, como sus padres discutían de su situación. Algunos monstruos hablaban de ello a sus espaldas, incluso Frisk, quién parecía saber algo al respecto, se reservó el derecho de decir algo. Además, había sufrido de una conmoción muy fuerte y se veía incapaz de hablar de nada, con nadie. No existía monstruo que lograra arrancar de ella un sencillo: hola, por aquellos tiempos. Asriel era un niño, no comprendía apenas las situaciones complicadas. Al final, tuvo que reconstruir en su mente alguna dulce mentira para permanecer tranquilo, pero engañándose a sí mismo.

Pero al contrario de su hermano, él sí recordaba. Había crecido junto aquellas funestas memorias, aún cuando su vida giraba al rededor de una mentira. Recordaba haberse convertido en una flor, haber asesinado, haber planeado destinos horribles para el mundo junto al espíritu y alma de Chara... Alguna vez trató de imaginar cómo funcionaría la mente de un monstruo sin alma, y al haberlo vivido, deseaba que nunca, nunca más, se volviera a conservar un monstruo en esas condiciones. Al igual que Chara, él hubiese deseado desaparecer. En este caso, por sus acciones.

Asriel aún no redimía sus pecados, pero se había dado la oportunidad de comenzar de nuevo. Decisión de la cual nunca se arrepintió. Y, de ahora en adelante, velaría por el alma de su pequeño hermano, y lo conduciría por un buen camino.

Asriel se llevó una de sus manos a las marcas negras de las mejillas. Aún permanecían allí, intactas. Como si él continuara transformado en...

—Estás muy callado.

Se le escapó una sonrisa. Y ella se contagió de su bienestar.

—Ya me conoces.

Muffet asintió ensimismada. Entonces continuó con su trabajo. Tener seis manos le concedía una ventaja que al resto, por desgracia, les era imposible tener. Muchos, no muy contentos, se quejaron. Otros, como Asriel, elogiaron su habilidad con ellas. Y la araña solo hacía caso a ese tipo de comentarios.

Ella era poco más de un año menor que él. Ya no tenía ese aspecto tierno e infantil, por el contrario, se veía más madura. Se había quitado aquellas coletas y había dejado crecer su cabello. Hermosa y singular.

—Unas arañitas me han contado que tu hermano ha despertado —comenzó Muffet a hablar mientras seguía con sus quehaceres.

Asriel dio un paso hacia atrás, visiblemente aturdido.

Undertale: MINE [NUEVO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora