El sobre

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Cuando llegamos a casa, me quité mi chamarra y la puse en el parchero, además vi que, cuando John se quitó su chamarra de cuero (sí, el subnormal de mi amigo topo mandó a hacer una chamarra especial para alguien cómo él, todas sus medidas y eso) veía algo, algo parecido a una carta. Era morado. Me dio un tanto de curiosidad, pero estaba muy cansado así que sólo le di las buenas noches a John y me fui a mi cama. Me saco los pantalones, y la playera y sin ningun problema para dormir caigo en un profundo sueño.
   Despierto después de una pesadilla horrible. Realmente no me quiero ni acordar de eso. Me siento en la orilla de la cama, únicamente en bóxer, viendo mi pared verde rayada con azul. No sé ni en qué pienso... pero pienso. Me doy cuenta de que, haciendo eso, solo pierdo tiempo; así que decidí ponerme unos pantalones y dirigiendome a la cocina pensaba qué podía desayunar.
   Empiezo a buscar en los alacenes qué hay de comida, y, como no había nada que se me diera de antojo, abrí la nevera y saqué 4 huevos. Quería hacer huevos fritos para mi, y para John. Voy a la estufa con los huevos en la mano (dejen de ser morbosos, ya los veo partiendose en tres por decir eso), pongo la sartén, que estaba a un lado de la estufa. Enciendo la llama inteligente diciendo "huevos fritos", espero el tiempo que me dijo que esperase en que se caliente (2 minutos). Rompo los huevos y, con cuidado de que no caiga cáscara, los vierto en la sartén. Así dejé nuestro desayuno, calentandose, y voy en busca de John a su habitación.
   Al entrar en la habitación del topo, veo algo que, sinceramente no me gusta nada. Esta la habitación recogida, pero ningún topo recogiéndola. John no estaba. Me quedo algo confundido ya que comúnmente a esta hora (6:20 AM), él sigue durmiendo, así que salgo de su habitación y le busco.
-John... ¡John!...-empiezo a perder la paciencia, al ver que no está ni en la sala, ni en mi habitación-¡¡JOHN GARCÍA!! ¡¿DÓNDE ESTÁS?!-estaba gritando desesperado. En nuestra casa, él no estaba. ¡Hasta le grité por su apellido! Era para que contestase enojado a pesar de que este jugando al escondite, algo como "Ya te dije que no me digas así, odio mi apellido", y acto seguido me hubiera golpeado. Pero no. No estaba y esa era la realidad.
  Algo (mejor dicho bastante) desesperado me siento en el sillón, recargando mi cabeza en mis manos, y mis codos en mis muslos, pienso: ¿a dónde se habrá metido?, ¿con quién? ¿por qué?, ¿por qué se fue sin avisar? Y justo, haciendo esa pregunta a mi mismo, logro percibir en la mesa de centro que hay algo bajo los papeles, entre todo ese papeleo que ya ni recuerdo qué es, pero ese "algo", es nuevo y sobre sale, supongo porque, bueno, es morado.
Entonces, se me prende el foco. Recuerdo lo que había visto la noche anterior, en la chamarra de cuero de John. Una carta, o algo parecido a una, que era morada. Habiendo recordado esto, me lanzo como un loco por el sobre (o lo que sea). Ya en mis manos, la observo, tenía dobles muy buenos. Estaban muy marcados. El color morado, empezaba a tornarse azul, no sé si ya estoy paranóico, o tan sólo es una visión óptica al tener ese sobre/carta tan cerca. Sea como sea, la abrí. Y antes de meter la mano a ver qué encontraba, le eché un ojo. Había un papel, un color entre blanco y gris (ustedes seguro conocerán seguro mil colores entre el blanco y el gris, pero yo no, solo ese color hueso o algo así). Ya con la duda comiéndome, meto la mano, y saco del sobre ese papel con color blanco.
Dejo el sobre morado sobre la mesa de centro, y tomo el papel blanco con ambas manos. Estaba doblado, así que, (como es lógico y no sé ni siquiera porque lo menciono) lo desdoblo. Lo primero que veo es mi nombre escrito en la parte superior de la carta como si fuera un título. Era la letra descuidada de John. Algo no estaba bien. La carta, decía así:
MIGUEL RANGEL
Hola, Mike. ¿Cómo se siente la casa sin mi? ¡Supongo que bien eh! Pues deduzco que ya te diste cuenta que no estoy, ¿o es que mi ausencia no se nota? Ja, ja. Espero que sí.
   Bueno, a lo que vengo. Te escribo este mensaje para decirte unas cosas:
1.-Me largo de tu casa. No preguntes a dónde porque nunca lo sabrás.
2.-Ya no hay leche, compra más.
   -Firma tu querido, importante, y egocéntrico amigo topo: John.
Al haber leído eso, me quedé tieso. Paralítico. La sangre se me heló, junto conmigo. ¡No podía creerlo! ¿Qué demonios había pasado para que se fuese? Estoy confundido.
Se me fue el tiempo de una forma tan inconciente, que, bueno, se me quemaron los huevos.

2525Where stories live. Discover now