capítulo 3.

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Mis ojos se abrieron de par en par, y cubrí mi boca ahogando un grito.

-¡Papá! ¡Dyaln!-Los llamé desesperada.

En un santiamén llegaron a mi lado, algo agitados.
Me encontraron frente a la ventana. Incapaz de pronunciar palabra.

-¿Qué pasó?-Me preguntó, pero no pude responder- ¡Mia!-Me gritó- ¿Qué ocurré?

Sin poder hablar señale la ventana.

-¿Qué? ¿La ventana? ¿Qué pasa con ella?

No había nada. Ni soga, ni señora O'Connell ahorcada. Solo una ventana común y corriente.
Un escalofrío me invadió. Eso debe haber sido por la pesadilla y por la falta de sueño.

-Había un cuervo, sólo eso.-Dije cerrando los ojos.

Ellos suspiraron aliviados.

-Casi nos matas del susto, hermana.

-Yo.. yo lo siento ¿sí?-Dije agachando la cabeza- No volverá a ocurrir, sólo apareció derrepente y me asuste.

-Está bien, hija.

Salieron de mi habitación y cerré la puerta. Me deje caer sobre esta.
Suspiré.

Qué mal día.
Solo faltaba una semana para dar comienzo a las clases. No sabía a que instituto iría, aunque me sorprendería que haya más de uno, después de todo esto es un pueblo.

Me pregunto como serán los chicos de mi edad, si conseguiré alguna amiga. Aunque ninguna llegaría a ser como Penny, Holly o Lizzy.

Me levanté y comencé a acomodar mi cuarto con pereza.
Cuando terminé me dirigí a la cocina. Mi estómago rugia, moría de hambre.

-¿Qué hay de desayunar?-Pregunté echando un vistazo a la mesa.

-Zumo de naranja con tostadas.-Respondió papá. Estaba sentado, leyendo el periódico.-Ah, hay nutella para las tostadas.

-Pero no te la acabes toda.-Me advirtió Dylan.

-No lo haré.

Serví zumo en la taza, y unté nutella en las tostadas.

Di un mordisco a la tostada. Tragué y hablé.

-¿A qué instituto iremos, papá? -Pregunté.

-Al único de aquí, Mia.-dijo levantando la vista del periódico- El instituto Morris.

Me quedé anonadada.
Había oído que era uno de los mejores institutos de todos, el más difícil de todos y aunque su estructura era la más antigua, -al igual que su estilo- su tipo de educación era del más moderno.

-¿De verdad iremos allí?

-Ha sido difícil convencer a la señora Morris, hagan que haya valido la pena, muchachos. No me defrauden.

-No lo haremos, papá. -Intervino Dylan.

Terminé de desayunar y me fui a ponerme ropa decente.

Hoy visitaría el pueblo, tenía que conocer el lugar en el que viviría hasta que fuera lo suficientemente mayor para irme a la ciudad.

Me pusé mis vans estilo botitas grises, mi jean negro y mi suéter de lana blanco.

No hacía tanto frío, pero el día seguía nublado y apenas caía un pequeño diluvio.

Salí afuera y ví el jardín, daba asco.
Apenas llegué de visitar el pueblo lo arreglaré.

Baje los escalones y me tropecé con una muchacha mediana de pelo rubio y unos ojos grandes y marrones.

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