Psicópata.

Capitulo 3

- No puedo ir contigo Damian, destruiste lo que fui - asintió mas que molesto.

- Escuche una historia cuando era niño - la amargura se dibujo en su perfecto rostro - te la contare Sky, había una vez una hermosa chica, que por descrasia se fijo en el tipo equivocado. Huir no era una opción jamas pensó que ese chico terminaría siendo su final.

- Hay una diferencia entre la chica de tu historia y yo ...

- Cual - sonrió con dolor.

- Tu nunca seras mi final Damian, por que eres mi hermano.

Sus manos viajaron a mi cintura rasguñandola, el temor desapareció cuando recordé que estos meses había cogido defensa personal. Tome su brazo y lo gire deprisa. Pero claro el era Damian hací que tomo mi muñeca y la giro dejándome de rodillas en el suelo. Gemí por el dolor y este sonrió.

- Hagas lo que hagas nunca me superaras Cielo estoy hecho para derrotarte nací para lastimarte Sky.

Las lágrimas llenaron mis ojos, el tenia razón había nacido para herirme de la peor forma. Tomo mi cintura y me levanto del suelo quedando a escasos centímetros.

- Solo quiero tener una vida Damian - susurré en sus labios.

- Sucede que tu vida me pertenece hermanita.

Algo que nunca fallaba era una buena patada entre las piernas y tenia razón verlo gimiendo y en el suelo me dio la ventaja que había estado buscando.

- Nunca me subestimes después de todo llevo tu misma sangre.

Dicho aquello corrí como nunca en mi vida lo había hecho, corrí como si mi vida dependiera de ello y es que era hací mi vida dependía de correr lo suficientemente rápido y perderme entre la multitud de autos y personas.

Los gritos de Damian se escuchaban a mis espaldas estaba furioso y sabia que detenerme era mi muerte. Una muerte lenta y dolorosa pues amaba al chico que me había disparado y era mi hermano. Sangre de mi sangre.

El golpe no se hizo esperar y mi rostro dio contra el pavimento húmedo y rocoso. Mi vista se nublo por unos segundos y sentí la sangre caer por mi rostro.

Del auto salio un chico de unos 24 años de edad, sus manos revisaron la herida sangrante de mi frente y luego de un segundo Damian estaba enzima del chico golpeándolo brutalmente.

Me levante como pude y me hacerque para ayudar al chico que estaba inconsciente en las manos de Damian, este golpeaba la cabeza del chico en el pavimento con fuerza y la sangre llenaba todo su cuerpo.

Mis manos temblaron al ver el rostro del chico inconsciente. Si aun respiraba era un milagro.

**********

La sala de espera del hospital era inmensa y todos susurraban con miedo, Damian estaba al fondo con su ropa y manos llenas del liquido Carmesí. Me habían sacado algunas placas por el golpe y todo en mi estaba bien, era una lastima que no pudiera decir lo mismo de el chico que me había atropellado.

Los policías esperaban respuestas de el estado del chico, las esposas en las muñecas de mi hermano me ponían mas nerviosa aun.

- Familiares de Andriu Collins - No había nadie, me levante y me hacerque a la doctora. Los policías hicieron lo mismo.

- Como esta el paciente - pregunte con un nudo en la garganta.

- Eres algún familiar del chico - asentí sabiendo que era mentira.

- Soy su hermana - asintió y los policías entraron al cuarto donde lo tenían, antes que la doctora hablara habían desaparecido por las puertas de cristal dejándome sola para escuchar la cruel verdad.

- Bien su hermano en estos momentos esta en coma - deje de respirar - los golpes fueron demasiado violentos y no sabemos si vaya a reaccionar, las primeras 24 horas son cruciales le aconsejo que contacte con sus padres. Su hermano no esta bien.

Tome asiento ya que mis piernas no me sostenían y llore, llore como si aquel chico fuera realmente mi hermano.

La sonrisa sínica de Damian apareció cuando levante la mirada para verlo.

- Señorita si gusta puede pasar a ver a su hermano.

Asentí levantándome y dando un tropezón. Al entral al cuarto los ruidos de las maquinas me aterraron camine despacio hacia el chico con el rostro vendado y tome su mano derecha con cuidado. Los policías estaban en la puerta hablando con la doctora y yo rezaba para que mi mentira no saliera a la luz.

No lo conocía no sabia como era, pero aun hací dolía.

- Debes abrir los ojos Andriu, por favor solo vive - comencé a llorar - perdoname el que estés hací es mi culpa, nunca debí cruzar la calle sin mirar.

Mi frente viajo a su mano y la sostuve con fuerza mientras intentaba controlar las lágrimas y el dolor en mi pecho.

De la nada su mano apretó la mía.

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