3. ❝Golpearme y herirme❞

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Golpeó el saco de boxeo hasta que sus nudillos sangraron, lloró hasta que sus ojos y cabeza dolieron, pero se quedó ahí. Esperando que alguien viniera, se la llevara y la matara de una buena vez.

Cerró sus ojos tratando de calmarse, pero los sollozos no cesaban, y al parecer, cada vez se hacían más fuertes.

Natasha no recuerda haber dejado la puerta del gimnasio abierta, pero siente como unos fuertes brazos la acunan.

― Shh, tranquila Nat. ―El soldado la abrazaba, mientras sentía que su camiseta se mojaba por las gotas saladas de Natasha. ―Estas aquí, conmigo, a salvo.

La rusa no deja de sollozar, tratando de apegarse más al cuerpo del soldado. Él nunca la había visto tan débil, pero siempre pensó que detrás de esa fuerte y fría mujer, se escondía una joven, con mucho sufrimiento que nunca pudo expresar.

Apenas se dio cuenta de los nudillos sangrantes de Natasha, se levantó con ella en sus brazos hacia las duchas, donde había un kit de primeros auxilios.

La dejo en unas de las bancas con suma delicadeza, limpio las heridas con alcohol, ignorando los quejidos de la pelirroja, las vendó y por un pequeño impulso, dejo un beso encima de las vendas.

Volvió a tomarla entre sus brazos, mientras la pelirroja se calmaba poco a poco, la llevo a su habitación, recostándola suavemente sobre su cama.

― Quédate conmigo Steve, por favor.

El americano no pudo evitar sonrojarse, pero al escuchar la voz débil y rota de Natasha, no puso objeciones y se recostó a su lado.

Natasha inmediatamente se apegó al cuerpo del capitán, pasando un brazo por su pecho, buscando apoyo, protección, amor.

Él no se negó, la abrazó con fuerza, obviamente tratando de no hacerle daño.

Y ahí la mente de Steve, se dio cuenta de lo que su corazón trataba de decirle desde hace mucho tiempo.

Estaba perdidamente enamorado de Natasha Romanoff.

•••

Lo primero que vieron sus ojos verde selva, fue el rostro dormido de Steve Rogers.

Sus brazos la rodeaban, sus labios estaban cerca y sus narices se rozaban. Su dedo índice acarició suavemente el pómulo de Steve, bajando por sus mejillas y desviándose hacia sus rosados labios.

Steve abrió lentamente sus párpados, y se prometió internamente, que haría que todas sus mañanas fueran como esta.

Natasha estaba muy concentrada mirando los labios del americano, y pudo advertir que este había despertado cuando una sonrisa apareció en el rostro del hombre a su lado.

Se fueron acercando poco a poco, ninguno de los dos sabe quién inició el beso, solo sabían que se amaban, y que por fin lo estaban aceptando.

― Creo que... ―comenzó a hablar el rubio, mientras sus labios rozaban suavemente el oído de la rusa, su tono de voz era bajo, con una ternura evidente― quiero despertar siempre a tu lado.

Se volvieron a besar múltiples veces, era su momento, y ni Ultrón, ni la KGB, ni Yelena, lo arruinaría.

•••

― Grita, y te mato en este mismo instante.

Las garras metálicas de Ultrón rasguñaban su garganta, la asfixiaron.

Natasha logró tomar la vara eléctrica que guardaba debajo de su cama, encajándola en el cuello de Ultrón.

Este la soltó, dándole tiempo a la rusa de fugarse.

― ¡Pónganse sus malditos trajes en este mismo instante!

Todos la miraron perplejos, desviando rápidamente su mirada al cuello de la espía, la sangre empezaba a emanar donde Ultrón había tenido sus garras.

― ¿Nat que te ha... ―Clint se vio interrumpido por una fuerte explosión. ―

A los pocos segundos, Tony estaba con su traje, y los ojos de Wanda se habían vuelto escarlata.

― Vayan a cambiarse, nosotros podemos distraerlo por un tiempo.

Pietro se unió a ellos, no tenía un traje específico, con sus zapatillas y velocidad, podía hacerlo.

El escenario cambió completamente, estaba Ultrón, rodeado de agentes de la KGB.

― Ustedes encárguense de ellos, yo voy por Natalia. ―La voz robótica de Ultrón dio las órdenes, mientras surgían sonrisas sádicas en los agentes. ―

Todos los vengadores estaban reunidos, formando un circulo, cuidando sus espaldas.

― Natasha, apenas tengas la oportunidad, vete de aquí.

― Sabes que no te dejare solo Steve, no me iré de aquí.

El soldado beso los labios de la espía, nadie sabía si esa era la última vez, si iban a poder salvar a Natasha.

Pero Steve se había hecho una segunda promesa, podían golpearlo y herirlo, pero a Natasha, no se la llevarían.

n/a: El próximo capítulo es el final :'( Espero que les haya gustado, espero sus votos y comentarios.💖🙈

Los amo.🌚

Don't touch her. » romanogers.Where stories live. Discover now