CAPÍTULO 31.

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Mal. Se sentía mal. ¡No debería estar sosteniendo su mano! pero dejé que pasara de todos modos.
—¿Quieres palomitas o algo? —me preguntó, sonriendo. Me encogí de hombros.

—Claro, si quieres. Yo las compro porque tú pagaste la cena. —Rodó los ojos y tiró de mí hacia los puestos, sacando su cartera para pagar a pesar de que le acababa de decir que yo lo haría.

El resto de la noche fue mejor que el inicio. Olly pasó el brazo sobre el respaldo de mi asiento, pero no hizo ningún otro movimiento para tocarme, lo cual agradecí. Siguió lanzándome miraditas a lo largo de la película, lo vi un par de veces por el rabillo del ojo.

Cuando la película terminó me sentía enferma. Un viaje en auto con él significaba besarme; desde fuera la cita probablemente parecía que iba bien. Probablemente él esperaba besarme en la puerta como mínimo. Cami asintió para darme valor mientras nos despedíamos en el estacionamiento.

Me mordía las uñas mientras caminábamos hacia su auto. Él aún sostenía mi otra mano; su pulgar dibujaba pequeños patrones contra mi palma mientras el silencio parecía sobrepasarnos a los dos. Sonreí agradecida cuando abrió la puerta para mí. Era un caballero además de ser un dulce.

Hablamos sobre la película en el camino a casa, diciendo nuestras partes favoritas. Eso parecía llenar el incómodo silencio que se mantenía en el aire. Cuando nos detuvimos frente a mi casa miré hacia él nerviosamente, sólo para ver que ya se había bajado del auto. Llegó a mi lado y abrió la puerta para mí, mientras yo sólo me sentaba ahí pensando qué diablos debía decir.

¿Pensará él que lo voy a invitar dentro o algo? ¿Será por eso que se bajó del auto? ¡Oh! Es que no tuvo suficiente de mi papá antes, ¿qué quiere entrar y verlo de nuevo?

—Olly, no puedo invitarte dentro —murmuré, mirando entre él y la puerta nerviosa. Él rió y sacudió su cabeza.

—Sólo iba a acompañarte hasta la puerta. —Tomó mi mano y prácticamente me arrastró por el camino hasta la puerta. Me sentí enferma. Mi corazón golpeaba tan rápido en mi pecho, a esta velocidad probablemente tendría un ataque cardíaco antes que me besara.

—Lo pasé bien, gracias —murmuré, aún un poco escasa de palabras. Él sonrió y asintió.

—¿Piensas que podría invitarte a salir mañana? —preguntó, mirándome esperanzado.

Por una vez estaba agradecida de tener una excusa y no tener que pensar en una.

—No puedo mañana, tengo planes todo el día, lo siento.

Él pareció un poco desilusionado y yo instantáneamente me sentí culpable. Odiaba hacer sentir mal a la gente, que era usualmente por lo cual terminaba haciendo cosas que no quería hacer todo el tiempo, porque tenía problemas para decir no.

—Oh, está bien... supongo, Quizás el lunes en la escuela. ¿Podemos almorzar juntos, o algo? —Ofreció nervioso.

Oh demonios, otra cita. Bueno, más o menos otra cita. Yo quería decir no, quería empujarlo hacia su coche y decirle que estaba totalmente enamorada por el profesor, pero todo lo que pude ver fue la cara de Cami diciéndome que necesitaba seguir adelante, y la cara de la Srta. Brix mientras coqueteaba con Duff y sus pequeños viajes de casa a la escuela juntos cada día esta semana.

Di un gran suspiro y me tragué la inmensa duda que tenía sobre si estaba lista para esto o no.

—Claro, almuerzo suena bien —acepté, tratando de sonar más confiada de lo que me sentía por dentro.

Él sonrió ampliamente.

—¡Genial! —dijo animado —. Bueno, buenas noches entonces y gracias por una gran noche. Se paró un poco más cerca de mí. Resistí el instinto de abofetearlo mientras comenzaba a inclinarse hacia mí.

YOUNG LOVE. #1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora