Capítulo 4

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Durante el fin de semana no pude dejar de pensar en todo lo que había pasado. La manera en cómo Alexander se había preocupado por mí no dejaba de darme vueltas en la cabeza, sus ojos verdes furiosos al encontrarme en el baño de aquel bar, su insistencia por traerme a casa, su rostro tan cerca del mío, todo eso me hizo sentir cosas que no sentía desde hace mucho.

Esas cosas de las que juré no volver a sentir, de las que me tengo que alejar.

El domingo por la noche fui a cenar a casa de mis padres, amo visitarlos y ellos aman que lo haga ya que soy su única hija.

—¿Cómo te fue en el bufete hoy papá?

—Bien cariño, un poco estresante por un caso pero nada que no pueda ganar —dice riendo.

Mi padre es uno de los mejores abogados del país, pero solo presume de lo buen abogado que es, no anda restregándole su dinero a todo el mundo. Es algo que amo de él.

—La cena estará lista en unos minutos —dice mi madre desde la cocina, elegante como siempre y una feliz ama de casa.

—¿Qué cocinaste mamá? —me acerco a la cocina y la abrazo.

—Un pollo al horno con un puré exquisito, tú favorito.

Sonrío y vuelvo a abrazarla, pero esto es interrumpido por el sonido del timbre. Me alejo y miro a mi madre.

—¿A quién invitaste?

—Oh, cariño se me olvido comentarte que Carolina nos acompañará esta noche.

Sí, mi jefa y mi madre son muy buenas amigas. Estudiaron juntas en el colegio, el mundo es un pañuelo.

—Lenna, cariño llego Carolina —dice mi padre entrando a la cocina. Ambas giramos y sonreímos al ver a Carolina—, también vino su hijo Alexander.

Con eso último mi sonrisa se oculta.

¿He escuchado bien?

¿A caso dijo su hijo Alexander?

Lo confirmo al verlo de pie, detrás de su madre, vestido con unos vaqueros, una camisa azul cielo manga larga de vestir y su hermosa sonrisa al posar sus ojos en los míos.

Se ha hecho un nudo en mi estómago y no logro controlar mis emociones.

¿Qué hace él aquí?

—¡Caro, querida! —mi mamá se quita el delantal y se apresura para abrazarla.

—¡Lenna, estas radiante como siempre!

Mientras se saludan y charlan un poco Alexander no deja de mirarme con su sonrisa egocéntrica, sabe que no me agrada verlo.

—¿Éste es Alexander? ¡No me lo puedo creer! Pero que guapo está —mi madre se acerca y lo saluda— ¿No te parece Julia?

Me ahorro mi comentario sarcástico, solo porque esta Caro presente así que me limito a sonreír.

Saludo a Carolina con un abrazo y cuando ésta se va con mi madre a ayudarla con los platos yo hago el ademán de salir de la cocina pero Alex se posiciona al frente.

—¿Buenas noches? ¿No piensa saludarme?

Tratando de esconder toda la vergüenza de la otra noche, lo miro a los ojos y suspiro.

—Buenas noches, señor Müller.

—No estamos en ninguna oficina, señorita Green. Puedes tutearme.

—No lo creo, señor Müller.

—Debería. —Recorre mi cuerpo— Estas hermosa esta noche, incluso mejor que el viernes.

Perdón, pero Tú eres Mía  I  [ REALIZANDO CORRECCIONES ]Where stories live. Discover now