—Esto me sorprende , —dijo Potter e hizo una breve pausa—Parece que después de todo ustedes los de Slytherin si tienen corazón.

Ese había sido el colmo. La gota que rebalzó el bazo. Samantha ya no sentía miedo, no sentía nervios, comenzaba a sentir como se le aceleraban los latidos cardíacos y como su temperatura iba en aumento. Miró hacia su mesa y vió que las caras de sus compañeros estaban tán coloradas de furia por el comentario de Potter como de seguro estaba la de ella también.

—Bájalo...Potter.

—¿Como dices?

Las palabras habían escapado como susurros de la Boca de Samantha.

—Ba...ja...lo.

Quería hablar mas fuerte pero sentía que algo le cerraba la garganta y le difcultaba el  hablar, incluso respirar.

—Habla como las personas normales, Serpiente.

James parecía disfrutar la intervención de Samantha en la escena que el y sus tres complices habían armado. Sam incluso pensó que a el le divertía.

—Dije que lo bajes Potter... ¿Eres sordo o la arrogancia no deja que te llegue la sangre al cerebro?

Un murmullo recorrió la mesa de los Slytherin.

Por fin el tono de voz de Sam dejó de ser un susurro para convertirse en su voz natural. Solo que lo bastante cortante esta vez.

Sus palabras hacia James eran duras, al igual que las de el hacia Samatha. Parecía convertirse en una competencia por quién decía cosas mas hirientes.

En todo el Grán Comedor podían oirse susurros y expresiones de asombro. Tal parecía que nadie nunca se había atrevido a contestarle a James Potter desde su llegada.

A pesar de todo Samantha se quedó firme en su lugar, sin darle importancia a la cara que había puesto James luego de su comentario, o la familiar mirada de recelo dirigidas a ella por parte de Peter Pattigrew .

—Samantha... ¿Ese es tu nombre verdad? James estaba de brazos cruzados y todavía apuntando con su varita al chico que levitaba en la nada.

Samantha asintió con seriedad en su pálido semblante, ya harta de tanto diálogo dramático y pensando en las cosas que podría llegar a hacer alguien solo para llamar la atención.

Supo que hacer levitar a alguien y escenas dramáticas era el método de James Potter.

—Si, ese es mi nombre. Bajalo Potter. Ahora.

Todos los amigos de James incluyéndolo a el, soltaron una estridente carcajada y mas tarde, todos los de Gryffindor los imitaron.

—Digamos que no se nos da la gana... ¿Que vas a hacernos Sammie?

—Si. ¿Que vas a hacernos?—Repitió Pettigrew dando un paso al frente y levantando su varita en forma amenazadora.

Esa respuesta no le gustó nada a Samanta. No por la forma, sino que odiaba, mas bien, detestaba que la llamaran Sammie. El hecho de que pronunciaran su nombre de esa forma la hacía sentir indefensa y tonta.

Sam respiró profundo y miró a su alrededor, como si no hubiera oido nada del chico que estaba parado enfrente de ella y la retaba de forma ridícula.

—Buena pregunta James—Dijo Sam, sin romper el contacto visual que tenía con los dos.

No terminó de decir esto que con un movimiento brusco apuntó su varita hacia el chico que levitaba en el aire.

Samantha Whornwood y los merodeadores |Hogwarts primera generación|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora