Una noche para cuatro

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—Sam, Sam... ¡Samantha!

Hayden y Christian la zamarreaban, en un intento  de hacerla entrar en si.

—¿Q-que pasó? —parecía dormida o mas bien atontada.

—¿Estás segura de que eso... era jugo de calabaza? —Preguntó Christian sin despegar los ojos de la copa de Sam.

—Vamos, nos mostrarán  nuestra sala en común y las habitaciones. por cierto ¡¿ya viste al celador?!

Samantha vio que Hayden señalaba a un hombre parado en una esquina de la sala, algo demacrado, que acariciaba a lo que parecía ser su mascota entre brazos.

Argus filch era el vigilante y celador de Hogwarts. Era un hombre gruñón, que odiaba a los estudiantes. Le gustaba castigarlos y atraparlos, y se desanimaba cuando no lo lograba. Se encontraba siempre junto a su gata, la Sra.Norris.

—A mi me parece amable.—Dijo Christian.
Samantha y Hayden lo miraron con los ojos bien abiertos por unos segundos.

—Veremos que tan amable te parece cuando te pesque despierto en la noche.

Después de que Samantha dijera esto, Chris abrió los ojos y tragó saliva. «No era del tipo sonámbulo... ¿o si?»

El profesor Dumbledore que había permanecido en su asiento durante largo rato por fin se paró y dijo unas cuantas palabras a sus alumnos .

Se escuchó el tintineo de las copas y luego una voz calmada pero bastante potente resonó en el gran comedor;

—Queridos alumnos y alumnas de primer año; como director del colegio "Hogwarts de Magia y Hechicería", les doy la bienvenida a un año lleno de experiencias maravillosas y de aprendizaje el cual los profesores de este colegio,  tendremos el placer de brindarles.

Espero que comiencen un nuevo año con la cabeza preparada para absorber cosas que solo Hogwarts sabrá brindarles.

Sean bienvenidos y sigan por favor al señor Hagrid que les mostrará sus casas y habitaciones.

Todos los de primero se encaminaron hacia las torres.

Al entrar en su habitación con Hayden y dos chicos más, Samantha pudo ver a Andromeda, su gata, durmiendo sobre su cama y su baúl lleno de libros al pie del armario.
Samantha le echó un vistazo a la habitación que compartiría con Hayden y los otros dos chicos. Observó que no era muy amplia, pero tampoco era muy angosta. Era cómoda.
Poseía cuatro camas en distintas posiciones, algunos muebles para colocar las pertenencias y estaba decorada con unas cortinas de color verde oscuro con unas llamativas estrellas dibujadas. Si se las miraba fijamente daba la sensación de que se movían... o tal vez si se movían.

Estaba tan ocupada mirando los detalles de la habitación que no se dio cuenta de los dos chicos que se encontraban en cuclillas sobre la cama que daba del lado de la ventana.

—13 pulgadas, endrino, fibra de corazón de dragón...

Un chico de pelo rubio rojizo se encontraba frente al que parecía ser Marcus Boote mientras sostenía la varita con una mano y con la otra comía una rana de chocolate.

—¿Me dejas ver la tuya? —Preguntó Marcus.

—¡Claro! aunque, dudo que adivines.

—Dime si me equivoco. Es hmm... si, puede que...

Estuvo meditando por unos segundos, hiso unos extraños movimientos con la varita y susurró algo que provocó que de esta salieran unas chispas rojas.

—Parece que no le agradas —dijo el otro chico.

—Bueno...—su expresión dio a notar que estaba recordando algo. —Cuando fui a comprar mi varita ,el señor Ollivander me dijo que siempre la varita es la que elije al mago, y parece que es cierto.

Samantha Whornwood y los merodeadores |Hogwarts primera generación|Where stories live. Discover now