Capítulo 12

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Capítulo 12: Without Hagrid.

Demetria aburrida, se sentó entre Ron y Hermione con pesadez, apoyo su cabeza en el hombro del pelirrojo y observó a Harry mirar hacia atrás de ellos, donde los caballos esqueléticos se hallaban tirando del carruaje. Sabia como se sentía, cuando ella los vio por primera vez y lo comentó parecía una loca, así que decidió quedarse callada.

—¿Han visto a Grubbly-Plank? —preguntó Ginny—. ¿Qué hace aquí? No se habrá marchado Hagrid, ¿verdad?

—A mí no me importaría —dijo Luna—. No es muy buen profesor.

—¡Claro que lo es! —saltaron Harry, Demetria, Ron y Ginny, enojados.

Demetria y Harry le lanzaron una mirada fulminante a Hermione, que carraspeó y dijo:

—Sí, sí... Es muy bueno.

—Pues a los de Ravenclaw nos da mucha risa —comentó Luna sin inmutarse.

—Se ve que tienen un sentido del humor muy raro —le espetó Ron mientras las ruedas del carruaje empezaban a moverse.

A Luna no pareció afectarle la tosquedad de Ron; más bien al contrario: se quedó mirándolo un buen rato como si fuera un programa de televisión poco interesante.

«¿Por que lo mira tanto?», se preguntó Demetria frunciendo el ceño. Pero la mirada de Luna cambió y la dirigió hacia ella, quien hizo como que el piso del carruaje fuera lo mas interesante del mundo.

Los coches, traqueteando y balanceándose, avanzaban en caravana por el camino. Cuando pasaron entre los dos altos pilares de piedra, adornados con sendos cerdos alados en la parte de arriba, que había a ambos lados de la verja de los jardines del colegio, Demetria se inclinó hacia delante para ver –por que Ron le tapaba la vista–, si había luz en la cabaña de Hagrid, junto al Bosque Prohibido, pero los jardines estaban completamente a oscuras.El castillo de Hogwarts, sin embargo, se erguía ante ellos: un imponente conjunto de torrecillas, negro como el azabache contra el oscuro cielo, con alguna que otra ventana muy iluminada en la parte superior. Los carruajes se detuvieron con un tintineo cerca de los escalones de piedra que conducían a las puertas de roble, y Harry fue el primero en apearse, seguido de Demetria.

Demetria vio a Harry ver la cabaña de Hagrid y volverse de mala gana a observar a aquellas esqueléticas criaturas que conducían los carruajes. Demetria no sabia si explicarle o no por que los podía ver, no sabia si lo hacia le recordaría la muerte de Cedric, cuyo chico fue amigo de él y según el azabache murió por su culpa. Ella no quería recordarle eso por que sabia como alguien se sentía después de que alguien querido muriese frente a tus ojos.

—¿Vienen o qué? —la voz de Ron la saco de sus pensamientos.

—¡Ah, sí! ¡Ya vamos! —respondió Demetria rápidamente, y se unieron a la muchedumbre que corría escalones arriba y entraba en el castillo.

Entraron al Gran Comedor. Los alumnos fueron sentándose a las cuatro largas mesas que pertenecían a cada una de las casas del colegio. Las velas que flotaban en el aire, sobre las mesas, iluminaban a los plateados fantasmas que había desperdigados por el comedor, así como los rostros de los alumnos, que hablaban con entusiasmo intercambiando noticias del verano, saludando a gritos a los amigos de otras casas y examinándose los recientes cortes de pelo y las nuevas túnicas. Lo único que Demetria esperaba era que ninguno de aquellos estudiantes se acordará del año pasado, donde había gritado con todas sus fuerzas el nombre de Cedric. Sabia como se sentía Harry cuando los alumnos empezaban a cuchichear sobre él, pero ella sabia que no iba a poder soportar gritarles que se metieran en sus asuntos o algo por el estilo. Sin embargo, eso no era posible.

Banshee ▷ Ron WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora