Lo intrincado

958 493 821
                                    

     Mientras esperamos sentadas en el móvil, intentaba consolar a Felicitas. Ella repetía sin parar que la gente del culto la había maldecido y que prontamente su madre y ella serían asesinadas.

De pronto comenzó a sonar mi teléfono, era Jethro, ya eran las cinco de la tarde y yo no estaba en mi casa para abrirle la puerta. Le expliqué al joven que tenía que retornar a su casa porque estaba muy complicada. Pero él insistió para que le diga lo que sucedía al fin. Le dije que había ocurrido algo muy espantoso y que temía por la vida de mi compañera. Él insistió con venir hasta el lugar del hallazgo, pero me negué, porque los oficiales nos habían dicho que aguardaramos en nuestras casas. Entonces les dije que llamaran por teléfono a mi casa, que Felicitas vendría conmigo.

Después de eso me puse de pie y me acerqué al otro oficial, le dije que el ex esposo podría haberla secuestrado, porque por culpa de la insolencia de su esposa lo habían desterrado de su comunidad en Lancaster, Estados unidos. Me preguntó como sabía todo eso y le conté lo que felicitas me había dicho de los tormentos que vivió en ese culto. Entonces le preguntaron a la joven si tenía el número de celular de su padre y ella manifestó que nadie usaba ese tipo de teléfonos en la comunidad.

La policía volvió a indagar y le preguntó si su madre tenía tarjetas de crédito, para averiguar si habría alguna actividad reciente. Felicitas dijo que su madre solo recibía una pensión y con eso vivía, que no tenía tarjetas, ni créditos.

A todo esto Jethro había llegado a la ruta, entonces les dije a los oficiales que esperaríamos en mi casa, por si habría alguna noticia.

—No tengo idea de lo que está pasando. Jamás había oído algo así —dijo Jethro después de retratarle los horrores que había pasado Felicitas.

—Lo importante es que no le pase nada a esta chica —aullé.

Felicitas estaba en shock, como si tuviese un ataque de pánico. Jethro la miraba distante, no obstante se ablandó al ver a una chica en ese estado de desesperación y la abrazó para brindarle su contención, a pesar de que Felicitas era una completa desconocida.

He de confesar que cuando volteé y vi a mi albañil en brazos de otra, mi corazón crepitó, como leña al fuego. Pero sin embargo me tragué mi orgullo para no parecer una persona desconsiderada.

La policía había dicho que irían a intentar localizar al marido de esta mujer. Entonces esperamos pacientemente el llamado de los oficiales. Pero el gran interrogante era saber donde esta la mujer.

........

Finalmente, al cabo de dos días recibimos la muy esperada llamada de la policía. Dijeron que habían encontrado la madre de Felicitas en un descampado, la mujer estaba maniatada con unos cables. Aparentemente había muerto por asfixia, y como habíamos anticipado, también encontraron al padre de la muchacha muerto.

El hombre oriundo de los Estados Unidos se había suicidado disparándose en la boca y habían encontrado su cuerpo en un baño de una estación de gasolina, junto a la ruta número seis.

Felicitas después de saber lo ocurrido con sus padres, lo tomó con absoluta valentía. Por mi parte, las cosas sucedieron en unos días, muy rápido. Nunca me imaginé este profundo e intrincado engaño y traición dentro del seno familiar de mi compañera. A veces la vida es tan singular e imperfecta como un acto del demonio. Vemos cosas, que no queremos ver.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙇𝙖 𝙢𝙚𝙣𝙚𝙨𝙪𝙣𝙙𝙖 𝙻𝚊 𝙼𝚎𝚗𝚎𝚜𝚞𝚗𝚍𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora