Sinopsis

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En vituperable alianza el inescrupuloso, resentido y ladino abogado capitalino Germán Villarte Lopera y el Iluminado Indio Guarerá; estrafalario remoquete comercial del avaro, afamado y sagaz curandero Rómulo Vinchira Torcuato; fraguan una estrategia criminal para apoderarse del patrimonio económico que heredó y acrecentó el iletrado pero poderoso gamonal y político regional, con influencia nacional, don Marco Aurelio Mancipe; quien, afectado por una extraña sensación de proximidad a la muerte, acude al despacho del jurisconsulto para, en vida, heredarles a sus hijos sus haciendas y negocios.

Para alcanzar tal objetivo, además de los pútridos y letales menjunjes que le hace consumir al gamonal para provocarle una muerte controlada e indetectable, el curandero Vinchira envía a Sanvicente de Sumapaz; centro municipal de "operaciones" políticas, electorales, administrativas, comerciales, "delincuenciales" y afectivas de Marco Aurelio y sus copartidarios, socios y secuaces; a un temible equipo de eficaces timadores al destajo, autodenominados: "Servidores de la Iglesia de Dios", quienes, basándose en la fe y en los augurios subcontinentales, hacen que todo el pueblo, incluido el cura párroco, no solo acudan al Templo de Asistencia Espiritual Gratuita que instalan en varias sedes del pueblo y en donde se les trabaja la mente para alelarlos e impedirles que razonen, sino que tejen una filigrana de rumores sociales haciendo que los pobladores se enfrasquen en interminables, inútiles e insolubles conflictos de toda índole, descuidando, no solo sus innumerables e invaluables recursos naturales, sino los flancos que los estafadores necesitan para actuar a sus anchas.

Pese a las efectivas gestiones del equipo de timadores de Vinchira Torcuato, así como a los certeros entronques jurídicos de "legalización" del doctor Villarte Lopera, Marco Aurelio, tras haber "cedido" en supuestos contratos de arrendamiento las otras propiedades que le quedaban tras el divorcio con Idalia, se empecinó en no hacer lo mismo con la hacienda El Porvenir. Mientras tanto, le avanza, inexorable e insoportable, un irreversible daño estomacal y cerebral, producto de la ingesta de los brebajes recetados y proveídos por el curandero para la supuesta "limpieza" de sanación física y mental que le diagnosticó. Y es que El Porvenir es la más cara, grande, bonita y geopolítico estratégica de sus haciendas. Allí nacieron sus cinco "contratados" hijos procreados con su esposa, quien, cuando Marco Aurelio entra en decadencia integral, se divorcia de él y lo abandona, llevándose gran parte de sus bienes y amancebándose con un mozo comunista, encarnizado rival político de los conservadores, con Marco Aurelio a la cabeza. Además, ese fructífero latifundio guarda secretos familiares e históricos nacionales de imposible (inconveniente) revelación. Ahí se guisó el acuerdo para "neutralizar" al caudillo liberal que amenazaba la "estabilidad" nacional; entre sus labrantías, su padre y él, durante el Gran Acuerdo Nacional, se deshicieron de cientos de rivales de la región; fue la sede del Grupo de Justicia Privada creada por él y ahora al mando de su sanguinario cuarto hijo: Iván Alfredo Mancipe Gómez. Finalmente, ese enquistado terruño fue el escogido por él, no sólo para hacerse el tratamiento que el Iluminado le encomendó, sino para pasar sus últimos días, acompañado y asistido, en exclusiva, y "gratuitamente", por los desprendidos y afables "Servidores de la Iglesia de Dios".

Ante la terca y firme actitud de Marco Aurelio de no ceder El Porvenir, Vinchira Torcuato y sus asesores refinan la estrategia final. Ordenan trabajo de neurolingüística asociada a vernáculas creencias, como el de los "entierros", para ese caso en particular, de carácter maléfico. Y así le hicieron creer, días antes de su propiciado y controlado deceso, mediante rimbombantes actuaciones nocturnas, hasta cuando lograron su frondio objetivo de la desapropiación total, momento en el cual le dan la estocada final con un brebaje letal, y lo abandonan a su suerte en una calle capitalina.

La novela, en un marco de fantasía romántica y social, además, "recrea" las tristes historias de cada uno de los cinco hijos que Marco Aurelio contrató para que su esposa Idalia accediera a quedar embarazada; pues por cada maternidad efectiva de aquel impuesto matrimonio, don Isidoro Mancipe le escrituraba a su hijo una propiedad, de la cual, según "contrato" suscrito entre los consortes, Idalia reclamaba hasta el treintaicinco por ciento de participación. Igualmente, se describen y narran situaciones y cuestiones dadas en el concierto político y social nacional de aquel país subcontinental. Es el caso de un "modelo" de democracia real que propone Roberto, el mayor de los Mancipe Gómez, para contrarrestar la que según él, imperaba en el país y que llamó: "Democracia Trunca"; unas redenciones para instar reorganizar y reorientar la sociedad; así como la génesis de algunas inoculadas enfermedades modernas, con la concatenada aparición, legalización y masificación de sus respectivos, leoninos y adictivos medicamentos por parte de los Vinchira, Rómulo e hijos, dando origen a una supra rentable multinacional farmacéutica.


La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe (De mala prosapia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora