17. Atenciones

287 21 4
                                    

Pasó un mes. 30 días. Cada vez se acercaba más el verano. Y de esos 30 días, sólo había hecho dieta o ayunado 17 días. El resto de días, se había atascado a comida o comiendo "normal".
Combinar las dos horas de gimnasio que ahora hacía a diario con dietas y ayunos era muy díficil, ya que el ejercicio físico me había abierto mucho el hambre. Aún así, no sabía cómo, había logrado perder 5 kg. Demasiado pocos para ti vaquita Mu. Lo sé Ana. Pero este mes lo haré mejor. Te lo juro. Eso espero. ¿Por qué quieres que te quieran verdad? Dejar de sentirte tan sola ¿a qué sí? Sólo te van a querer delgada, sólo te van a mirar si eres pequeña, grácil y hermosa. Entiéndelo. 

Me miré al espejo. Y empecé a llorar de manera silenciosa. Lágrima tras lágrima iban cayendo al suelo, y yo solo era capaz de ver mi grasa en él. Brazos, tripa, culo, pantorrillas, pies, tobillos, muñecas. Todo recubierto de una capa de grasa. Parecía que la grasa era lo único que quería permanecer a mi lado. 

Me vestí. La 38 me iba ancha por todos lados ya, pero aún no me entraba la 36. Aún no era ni tan siquiera mínimamente delgada. Pero estaba en proceso, tarde o temprano iba a serlo. 

Nati y yo habíamos mejorado nuestra relación desde el día que la perdoné, pero no podía evitar retraerme con ella y desconfiar. Ana me había enseñado que no hay que fiarse de quién te falla, que hay que mantenerse a una distancia prudencial de la gente que dice que te quiere porqué ¿adivina qué? Realmente no te quieren tanto.

Era un soleado domingo, y decidí quedar con Nati y Ana. Habíamos quedado en una caferería con Nati, aunque parecía que ella siempre pasaba de Ana. Nunca le había visto decirle nada, se notaba que se caían mal.

Fui al baño y me acicalé. Ana pasaría por mi casa, y desde allí iríamos hasta la cafetería las dos. Me tranquilizaba, porque Ana era la única persona en la que realmente confiaba, la que había estado cerca en mis momentos buenos y aún más cerca en los malos. Sonó el timbre y bajé rápidamente, intentando evitar a mi madre. Estaba convencida que el hecho de que mis malas notas hubieran bajado y de que mi actitud fuera tan rara se debía a alguna mala influencia que tenía revoloteando a mi alrededor, y si conocía a Ana se pondría paranoica creyendo que era ella esa chica, cuando realmente Ana sólo era lo mejor que me había podido pasar.


- ¿Sabes Verónica? -musitó Ana acariciándome el pelo- la delgadez te esta sentando bien. Muy bien. Mira, los chicos incluso te empiezan a mirar. ¿Ves a aquel chico de la otra calle? ¡Te está mirando!


Miré donde Ana indicó y pude ver a un chico alto, de pelo ceniza y ojos miel mirándome fijamente, de arriba a abajo, sin quitar su vista de mí ni un instante. Empecé a jugar con mis dedos. No podía evitarlo, no estaba acostumbrada a la atención masculina, y que me mirara así me ponía nerviosa. El chico se debía haber dado cuenta de lo que estaba pasando, porque me dirigió una sonrisa. Pero él debía seguir su camino y yo el mío. De todas maneras estaba demasiado gorda como para poder salir con alguien, ya no porque ellos quisieran o dejaran de quererlo, sino porque no le deseaba estar con una gorda fracasada como yo a nadie. Nadie se merecía una putada así.

Aparte de eso, él me había visto vestida, lo que significaba que no podía saber realmente lo gorda y amorfa que era. Si me hubiera visto en ropa interior como esta mañana, seguro que hubiera huído. Algo que si yo pudiera también habría hecho hace mucho tiempo: huír de mí.

__________________________

¡Hola!

Hacía casi un año que no actualizaba esta novela. ¡Casi un año! Por lo que parece, el tiempo pasa rápido y no espera a nadie... Podría inventar miles de excusas de porque entré o dejé de entrar, pero no voy a hacerlo, simplemente porque no hay. No sentí ese impulso de continuar escribiendo en ese momento, esa vocecilla interior que te dice "necesito seguir avanzando rápidamente, no puedo parar ahora". Es más, creo que Véronica me estaba pidiendo a gritos que dedicara unos meses a descubrir cosas nuevas, cosas nuevas que poder utilizar para expresar su visión de la vida, nuevas experiencias que me hicieran crecer y culturizarme aún más para darle lo que necesita, para ser lo suficientemente detallista a la hora de expresar sus sentimientos, su vida, todo.

Releyendo capítulos anteriores y escribiendo este, me he emocionado, mucho, ¡muchísimo! Casi me pongo a llorar, quizá porque me siento identificada en varias cosas con Verónica, quizá porque me ha hecho recordar cosas sobre mi anorexia que había olvidado.

He alucinado muchísimo cuando he visto toda la gente que ha leído y votado mi novela. ¡Nunca creí llegar tan lejos! Ni tampoco haceros llegar tanto como he podido leer que he hecho en los comentarios. Cada uno de vosotros que me leéis sois importantes. No os conozco, pero puedo decir que lo sois, y si logro despertar una mínima emoción con lo que escribo, algo que es un gran placer para mí, vale la pena seguir esforzándome en mejorar.

¡Ya os dejo de dar la lata!

Hasta la próxima,


A.

Ana me amaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin