Capitulo 39

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Nunca pensé que la situación pudiera cambiar tanto, en un periodo tan corto de tiempo. Al menos eso creí. Hasta que llegamos. Entonces todo cambió. Fue entonces cuando todo dio vueltas. Como si cayéramos dentro de un remolino. Creyendo estar ya del otro lado, pero resultando estar nada más y nada menos que en el ojo de éste. Por lo que cuando la otra parte llegó, llevó todo consigo. Dejando nada más de escombros. Y el orden que creíamos haber conseguido acabó por desmoronarse.

-Lo siento mucho.- Fue lo primero que dijo el doctor al verla. Casey se detuvo en seco, y por un momento creí, había dejado de respirar. – Sus niveles se encuentran en un 90%. No han dejado de aumentar desde la madrugada. -Añadió y luego dirigió su mirada al suelo, como si evitara la de ella.- No tiene sentido utilizar las flores ahora. No va a lograrlo.- Concluyo ahora sí, levantando la vista.

La Militum dejo caer las flores que llevaba en sus manos. Y todo sucedió como en cámara lenta. No se movió más que eso. Su respiración se comenzó a acelerar, como si no pudiera controlarla. Como si acabara de correr una maratón, su pecho subía y bajaba incontrolablemente. Al menos así lo era para mí.

Sus ojos se cubrieron de lágrimas. Como un lavabo que rebalsa. Con lágrimas que nunca antes había visto en su rostro y que deseaba jamás volver a ver. Alguna que otra lograba escaparse al pestañear, deslizándose a lo largo de su mejilla, gravando su camino. Acabando en su mentón y finalmente colapsando en el suelo. A pesar de eso, en ningún momento movió alguna de sus manos. Ni bajó su mirada. Supuse que tendría algo que ver con protocolo. Y aunque se notara la estrecha relación que había entre los dos, el doctor y ella, como una delas fuerzas principales que ella representaba no podía mostrase débil. Además de que ella no era de aquellos a los que les gusta mostrar su dolor a los demás. Prefería permanecer fría, antes que tener que lidiar con las opiniones de los demás. Opiniones que ciertamente no le interesaban y que le molestaba tener que escuchar.

-Puedo verla.- Dijo con un haz de voz.

-Claro.- Dijo el doctor y la guio.- Por aquí... - Extendió su brazo colocándolo sobre su espalda. A él parecía no importarle mucho el protocolo. Más bien prefería comportarse como un padre. Prefería mostrar compasión y reciprocidad para con los demás.

Ambos, Craig y yo, fuimos tras ellos. Sin embargo preferimos no molestar y darles su espacio. Tomando asiento en una banca que había justo fuera de la sala, decidimos esperar allí. No estaba del todo seguro de Craig, pero yo no me movería de allí.

***

Las horas pasaban aquí afuera. Pero el tiempo parecía haberse detenido allí dentro. Craig había decidido marcharse hacia ya media hora. Tenía entrenamiento pronto y deseaba poder estar en condiciones para pasar las pruebas. No lo culpaba. Para muchos aquí, convertirse en soldados para poder así llegar a Militum era un sueño. Aunque por mi parte, decidí quedarme. Permanecer allí y esperar. El tiempo que fuese necesario para volver a verla. Necesitaba verla salir de allí. Necesitaba verla mejor a cómo había entrado. Y aunque no sabía qué esperar, esperaba lo mejor.

Comenzaba a quedarme dormido cuando vi al doctor salir del lugar y cuando estuvo lo suficientemente alejado me puse de pie y me acerqué a la puerta.

-Está bien.- Escuche decir a Eve mientras observaba a la Militum con una pequeña, pero igualmente cálida sonrisa.- Podrías cantar esa antigua canción para mí, una última vez. –Pidió mientras una lagrima recorría su mejilla.

-Claro.- Dijo la Militum, para luego comenzar a cantar suavemente la canción.

When all the clouds darken up the skyway,

There's a rainbow highway to be found,

Leading from your window pane.

Just a step beyond the rain.

Somewhere over the rainbow, way up high,

There's a land that I heard of,

Once in a lullaby.

Somewhere over the rainbow, skies are blue,

And the dreams that you dare to dream,

Really do come true.

Someday day I'll wish upon a star,

and wake up where the clouds are far behind me.

Where troubles melt like lemon drops,

Away above the chimney tops,

That's where you'll find me.

Somewhere over the rainbow, bluebirds fly.

Birds fly over the rainbow,

Why, then oh why can't I?

If happy little bluebirds fly,

Beyond the rainbow,

Then why, oh why can't I?

Finalizando aquella canción en un susurro, mientras lagrimas caían con total libertad de sus ojos, se aferró suavemente a la mano de la pequeña. Con mis mejillas también humedecidas, me adentre a la sala y parándome a un lado ella, coloqué mis manos sobre sus hombros. Con una mano sostuvo a la pequeña, mientras que con la otra sostuvo una de las mías. Mientras ambos observábamos en silencio a la pequeña, quien parecía dormir pacíficamente, los aparatos a los costados comenzaron a hacer un pitido constante. Indicando que lo peor había sucedido. Los doctores entraron a la sala a gran velocidad, la Militum se puso de pie y sin pensarlo dos veces se lanzó a mis brazos. Enredándome con los suyos, dejo su cabeza descansar sobre mi hombro derecho.

***

Minutos después, cuando se hubo recompuesto, aparentaba estar entera. Firme, como solía estar frente a los demás. Pero sus oscuros ojos demostraban lo contrario. Caminó en silencio. Acompañada por el doctor, quien luego se separó de ella, despidiéndose mientras entraba en otra sala.

-Vamos.- Dijo pasando a mi lado. Rápidamente me puse de pie y la acompañé.

-No debiste haber esperado.- Dijo una vez que estuvimos fuera de aquel lugar. – Te perdiste el entrenamiento...

-No importa.- Dije.- Quería asegurarme de que estuvieras bien. O bueno, dentro de lo posible.- Agregué y una pequeña sonrisa escapó sobre el lado izquierdo de sus labios.

-¿Qué pasará ahora? – Pregunté sin intención de incomodarla.

- Seguiremos el protocolo.- Dijo ella para luego suspirar.- Mañana temprano será su despedida y luego será llevada al cementerio.

-¿Crees que pueda estar presente? – Indagué. No porque me fascinara la idea de asistir al funeral, sino más bien por querer acompañarla.

-Tal vez...- Respondió.

-Creí que estaríamos en graves problemas.- Comenté intentando cambiar el tema.

-Y lo estamos.- Dijo ella.- Vaya que lo estamos...- Agregó.

-Pero no debes preocuparte. Mañana volverás a tu entrenamiento normal, todavía hay algunas fases que evaluar...- Dijo una vez que estuvimos en la puerta de mi habitación. – En una hora se servirá la cena, en caso que de quieras ir.

-Gracias.- Dije entrando, sin dejar de observarla.

Se veía tan cansada. Tan triste. Tan vacía. Una sonrisa, casi tan débil como falsa, fue lo último que vi antes de que se marchara. Y por dentro algo en mí se deshizo. Como un sweater de lana, del cual toman un hilo y al alejarse se desarma. Quedando nada más que el hilo suelto, enredado entre sí, y el recuerdo del bello sweater que fue y que tal vez no vuelva a serlo ya más.

RADIOACTIVE -Editando-Where stories live. Discover now