Capítulo 1

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Era temprano en la mañana, cuando todo el mundo en la base comenzó a movilizarse. Las luces se encendían, y el sonido de las puertas abriendo y cerrándose hacia eco en los pasillos. Así habían sido estos últimos tres días. La gente iba y venía, de acá para allá. Todos tan ocupados en sus asuntos, que nadie tenía tiempo para detenerse un minuto. Ni para fijarse siquiera con quien se cruzaban.

Sólo restaban unos días para que un nuevo grupo de exploradores fuese enviado a inspeccionar la Tierra. Y el tiempo parecía correr más rápido para aquellos que se encargaban de la planificación y organización del despegue y la tripulación. Todavía quedaban algunos detalles por ajustar para que todo quedara perfecto para aquel día, y todo el mundo estaba pendiente de ello.

Cuatro días para ser exactos. Sólo restaban cuatro días, y una vez más la ansiedad corría por mis venas. Habían pasado nueve meses desde la última vez que había bajado a la Tierra y para ser sinceros estaba expectante por ver con que me encontraría esta vez.

La última vez no había visto mucho. Nada sorprendente. Nada que captara mi atención en absoluto. Simplemente había encontrado una nueva especie vegetal. Algo rara sí, pero no sorprendente. Algunos de los que habían ido a la Tierra luego que yo, afirmaban que habían visto una especie de criaturas extrañas e impresionantes, pero no habían logrado atrapar alguno. Según ellos, aquellas criaturas eran enormes y las armas con las que contaban no eran lo suficientemente fuertes como para lograr atraparlas. Así que, sin más que meras palabras, debieron volver a la base a fin de crear la armamentística necesaria para lograr cazarlas.

Tales armas habían sido terminadas un par de días atras, y el plan para enviar una nueva tripulación a la Tierra había comenzado a ejecutarse. Una junta había sido organizada por los líderes a fin de consensuar quienes serían sus tripulantes. Una serie de tests serían realizados para a partir de allí escoger a los quince mejores. Aquellos con mayor capacidad de supervivencia y mejor habilidad armamentística, logística y de defensa serían los enviados. Además de estos quince, también serían enviados otros diez exploradores de menor rango para realizar el apoyo.

Yo había sido seleccionado entre aquellos quince. Y no había nada que me alegrara más que la idea de volver a la Tierra. Y traer una de esas criaturas, a las que denominaban "terribles", a mi padre; Quien actualmente era uno de los líderes, y el cual no quería bajo ningún punto de vista que yo pusiera un pie sobre aquella nave. Quería demostrarle que era totalmente capaz de conseguir recuperar la Tierra.

-¿Alguna vez pensaste en salir de esta sala?- Preguntó una voz detrás de mí, la cual reconocí automáticamente.

-Quiero estar preparado para el viaje. Tengo en mente patear algunos traseros terrícolas. - Conteste bromeando para luego voltear a verlo.

-Y no lo dudo amigo. No lo dudo. – Dijo apoyando su mano en mi hombro.

- ¿Y qué te trae por aquí?- Pregunté.

-Me enviaron a buscarte.

- ¿Mi padre?

- No, tu gran amigo James, es decir yo, que tiene mucha hambre y dijiste que irías a almorzar con él.

- ¿Almorzar a las ocho de la mañana? - Pregunté riendo, mientras continuaba golpeando la bolsa.

-En realidad querido amigo, son las doce del mediodía. Y si, estuviste toda la mañana encerrado en el gimnasio intentando volverte tan increíblemente musculoso como yo. Cosa que por cierto no funcionó. – Respondió sonriendo con arrogancia.

Sin darme cuenta, había pasado toda la mañana entrenando en el gimnasio. Quería estar preparado para lo que sea que fuese a encontrarme al llegar a la Tierra. Quité las vendas que tenía en mis manos y fui a tomar una rápida ducha mientras James me esperaba sentado en uno de los bancos de cuero marrón esparcidos en la sala de entrenamiento.

James no era exactamente lo que consideraría mi amigo. Más bien era un explorador que recién había sido ingresado al Sistema De Defensa y que comenzaba a subir uno a uno los niveles. Y que desde que le habían dicho que yo sería quien se encargaría de ayudarlo en el proceso y su entrenamiento, se había empecinado en creer que nuestra relación iba mucho más allá de eso. Más de una vez lo encontraba alardeando por los pasillos, diciendo que era mi mejor amigo. Como había alcanzado un nivel superior al quinto, en este viaje vendría con nosotros. Pasando a formar parte de "los otros diez". Era bueno piloteando, así que supuse que esa sería su tarea principal.

En menos de diez minutos ya estábamos caminando en dirección al gran comedor. Este se encontraba en el segundo piso del edificio. Llegamos, nos servimos lo que era "El menú del día" y ocupamos una de las mesas que estaban a la derecha.

-¿Nervioso por irte y dejar a tu amada? – Preguntó James en tono burlón.

- ¿A qué te refieres? Pensé que vendrías conmigo en la nave. – Dije con humor.

-¡Ja! Muy divertido. – Contestó serio.- Me refiero a Lucy. – Dijo señalando discretamente en su dirección.

- Lucy no es mi amada. Es simplemente... una compañera, que casualmente trabaja para mi padre. –Le dije.

-Mhm. – Dijo mientras comía un poco de pan.- Creo que deberías decírselo.

- Creo que deberías dejar de inventar tontas historias en tu cabeza y comenzar a concentrarte en lo que de verdad importa. –Dije comenzando a comer. - Como este nuevo viaje, por ejemplo. Deberías entrenar un poco más. – Añadí viéndolo con desdén.

-Estás muy ansioso, ¿no es verdad? - Preguntó mientras revolvía su comida de un lado a otro.

-Si.- Respondí con sinceridad.- ¿No debería?

-No lo creo. Hay miles de factores por los cuales deberías estar preocupado.- Dijo para luego comenzar a enumerar sus puntos.- La contaminación, la radiación, las criaturas extrañas que pueden encontrarse allá, que algo funcione mal con los paracaídas, que se abran las puertas mientras estemos viajando y perdamos todas nuestras provisiones...

-Ok. Bien. Suficiente pesimismo por hoy.- Dije interrumpiéndolo.- Quizá el truco este en no pensar en lo que puede salir mal, sino en lo bueno, esta nueva aventura.

-O quizá el truco esté en simplemente no pensar...- Comentó él.

-Buen punto. – Dije sonriendo para luego concentrarme en mi almuerzo.

***

La tarde paso tranquila. Al menos para mí así fue. Una o dos horas más de entrenamiento y luego descansar. Algo que ciertamente no iba a poder hacer una vez que estuviera en la Tierra. Aunque la gente se notaba nerviosa, pues creían que el tiempo no iba a ser suficiente, yo me encontraba tranquilo. Al fin y al cabo, volver a la Tierra era lo que más quería.

RADIOACTIVE -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora