"CAPITULO 35"

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Me dejaron en una habitación en la parte mas lejana de la tercera planta o al menos hasta ahí fui capaz de contar luego de ir por tantas escaleras y pasillos.

Lena quedó muy soprendida con mi revelación y no era para más, ahora me sentía como un idiota. Durante diez  años, Lena creyó que su madre había borrado mis recuerdos, y muchos más creyeron que yo estaba ajena a todo lo que ocurría en mi vida en este lugar pero esa no era la verdad. Y aún así, sentía todo tan distinto, este ya no era mi hogar, Caudentry jamás se igualaría a la vida que tuve en Ravenville; estaba aterrada de encontrarme aquí en estos momentos; la grandeza y esplendor de este palacio me hizo sentir tan pequeña desde el momento en que puse un pie dentro, me sentía tan mediocre, algo ridículo sabiendo que crecí en estos muros, gran parte de mi infancia, tuvo lugar mientras recorría los pasillos miles de veces, llegué a descubrir cientos de lugares que de seguro nadie recordaba o conocía.

Que extraño pensar que mi mente trajo a flote este lugar cuando pensé en un lugar seguro. Quizás alguna vez lo fue, pero en una época muy diferente de mi vida.

La puerta se abrió de repente y una melena rubia vino corriendo hacia mí, se lanzó a mis brazos y me apretó muy fuerte, me quedé inmóvil sin saber qué hacer.

—¡Sabía que volverías! —se apartó de mí, lloraba de felicidad—, sabía que nuestro hermano te traería de vuelta, cumplió su palabra, lo hizo, ¡lo hizo, padre!

—Halina, es suficiente, déjala respirar por un momento.

Una voz ronca y mandona me estremeció. Halina se apartó de mí y fue a lado de ese hombre. Sus penetrantes ojos grises me observaron detenidamente, su mirada hizo que me encogiera al menos un metro, sentía que tenía ocho años de nuevo. Recuerda, no digas nada estúpido.

Caminó hacia mí y alzó mi barbilla con la mano, nos miramos por unos segundos, gris y verde en contraste. Siendo mi "padre", esperé al menos un abrazo, una palabra de afecto que me hiciera arrepentirme de todos los malos pensamientos que conservé por años acerca de él. Tantos castigos, tanto maltrato, el odio había estado presente desde hacía mucho tiempo.

—Es ella Katrina, nuestra niña ha vuelto.

La mujer que había estado en la puerta lo apartó e igual que Halina me abrazó fuertemente, podía escuchar sus leves  sollozos y tuve que devolverle el abrazo, besó mi cabello y se apartó para mirarme de nuevo.

—Estás hermosa, y por fin te tengo en mis brazos de nuevo —no podía contener su emoción—, los Dioses oyeron mis súplicas después de todo.

Pero yo no sabía ni qué rayos decir. Cualquiera pensaría que una persona normal reaccionaría de manera distinta al reencontrarse con su verdadera familia luego de diez años separados pero, ¿acaso era yo normal?, gracias a mi experiencia me atrevía a decir que no.

—Ahora nadie te apartara de nosotros Alexia, nunca más.

Halina tomó a nuestro padre de la mano y éste pasó su brazo por la cintura de ella. Se veían muy felices.

—Claro que no —dijo él con firmeza—,  ahora está a salvo, me aseguraré de que nunca más se la lleven de aquí.

¿En serio? Con ese tono podía pensar que era una amenaza.

—¡Greta! —gritó Katrina.

Una joven de más o menos mi edad acudió de inmediato e hizo una reverencia ante nosotros.

—Consigan ropa para Victoria, algo más adecuado que esto —señaló mi ropa con desagrado.

Era raro escuchar "Victoria" y no Alex o Alexia como todos me decían.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora