» Tenemos poco tiempo

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El jueves por la mañana está lloviendo, de igual manera a como llovía cuando llegamos a la ciudad Brístol. Intentamos mantener una velocidad normal y con extremo cuidado mientras conducimos el vehículo por las calles de la ciudad hasta el condominio donde Hamilton vive. La verdad es que pensé que nos encontraríamos con un hombre/ joven abatido mientras deja su hogar y su vida diaria para ir con nosotros hacia Inglaterra, pero la verdad es que no. Esta mañana Dallas Hamilton viste unos jeans de tono medio con mocasines negros tipo zapatos zapatillas, una chaqueta de agua negra y su cabello rubio desordenado; en su mano tiene una maleta y colgado de su hombro un bolso de tamaño mediano. Nada comparado con el odontólogo dueño de un edificio médico que conocimos hace dos días. Es Theo quien baja del auto para ayudarle, les veo meter el bolso y la maleta en el portaequipaje y luego la puerta trasera se abre dejando entrar el gran cuerpo de Hamilton. Le miro a través del espejo retrovisor y él hace lo mismo.

—Buenos días—Saludo en su dirección viendo cómo se quita la chaqueta mojada quedándose en un suéter color verde militar.

—Buenos días agente Tanner

—¿Está listo? —Pregunto mientras Theo sube al auto en el lado del conductor. Hamilton asiente —Bien, en marcha.

Theo comienza a conducir esta vez tomando la ruta directa que nos llevará hacia la carretera conectada con la interestatal. Nos espera un largo viaje de seis horas dentro de este coche hasta la ciudad de Leeds donde debemos convencer y traer con nosotros a Gabe Rowling. Ha pasado un rato de camino y es cuando ya estamos en carretera que la lluvia cesa y Hamilton habla desde la parte trasera del auto.

—¿Dónde iremos ahora?

—Leeds—Contesta Theo sin sacar la vista de la carretera.

—Debemos ir por otro de los sobrevivientes. Es todo lo que puedo decirte.

—¿Nos llevarán a todos? —Lo veo tragar saliva—¿A los cuatro que sobrevivimos?

—Así es. Los necesitamos vigilados y en lo posible pegados al FBI no podemos perder a nadie y mucho menos dejarlos a la deriva como un plato fácil para el artillero.

—Dios—Me volteo en el asiento con cuidado de no hacerme daño con el cinturón de seguridad y me le quedo viendo directamente a la cara.

—Mira, sé que esto es una mierda, una jodida mierda en realidad y creme que lo que más deseo es acabar con ese cabrón enfermo para que ustedes al fin tengan tranquilidad, es por eso que necesito la cooperación de todos, de los cuatro. —Tomo aire y trago saliva en el proceso—Estoy completamente convencida de que no será sencillo y que a lo mejor me costará más con uno de los tres que quedan que con otros pero debo mantenerlos a salvo ¿Bien?

—Sí—Asiente con rapidez—Lo entiendo y de alguna manera lo agradezco, solo necesitamos acabar con esto, con lo que en realidad creíamos acabado.

Le doy un asentimiento corto y me acomodo nuevamente en el asiento con la vista en frente y con la música a un volumen moderado sonando por los parlantes y rellenando el silencio que se formó dentro del auto. La verdad es que mi cabeza comienza a pensar e idear una estrategia de apoyo por si las cosas se ponen complicadas con uno de los tres chicos que quedan. Intento no seguir pensando y tras soltar un suspiro le doy una mirada a Theo y continuamos el camino.


+


Al contrario de Brístol la ciudad de Leeds nos recibe con un cálido sol y una temperatura que según nuestros móviles indican es de veinte y tres grados Celsius. Es un verdadero alivio cuando bajamos del auto frente al hotel que el FBI nos proporcionó, para ser sinceros las piernas se me estaban quedando dormidas y mi trasero no era más que un hormigueo constante. A pesar de que nos detuvimos un par de veces en carretera para ir al baño o comer algo no es lo mismo ya estar aquí y poder caminar. Nos registramos de manera rápida y mecánica y tras coger las llaves de las habitaciones nos montamos los tres dentro del elevador seleccionando el piso correspondiente.

Caso 765 » h.sWhere stories live. Discover now