5.

346 60 40
                                    

No paso mucho tiempo hasta que un "fan" se acercó hasta nosotros. Cabe aclarar que no era un fan, ni mucho menos. Los putos paparazzis siempre se acercaban con la misma fachada y los hijos de puta, hasta pedir la foto, se camuflaban perfectamente. Hasta que llegaba el momento de posar y... "No, sólo quiero sacarte una foto con tus amigos. No quiero molestar. Es para el recuerdo." Y entonces yo pensaba "¿Este es estúpido o que? Si es mi fan, obviamente se querrá sacar una foto conmigo." Pues si, eso significaba que los cabrones no eran fans, sino paparazzis de mierda aprovechando el momento indicado.

Y debo ser sincero, todo había sido mi culpa. 10 minutos hablando con Jannies y yo ya estaba llorando ¿Cuál había sido nuestra asombrosa idea para disimularlo? Nuestra inteligencia, alcoholizada, sólo nos permitió pensar que si Jannies se ponía a bailar en frente mio, nadie vería mi cara rojiza y mojada. Arrugada por el llanto. Bueno, precisamente pasó lo contrario.

¿Y por qué estaba llorando? La muy guarra sabía hacer las preguntas perfectas para llegar a las respuestas jugosas. Si ella hubiese sido una reportera encubierta, yo ya me hubiera dado por muerto.

-¡Rubius, oh por Dios! No me lo puedo creer. ¿Estoy molestando? Ay, estoy tan emocionado. -Ese tipo era pésimo actuando. - ¿Os puedo tomar una foto? Para el recuerdo ¡Oye! No soy un paparazzi metiche ni nada de eso ¡JA, JA!

Me desesperé, era una sensación que de a poco se me hacía costumbre, pero había pasado tan poco tiempo desde que Mangel me dejó, que todavía no sabía como ingeniarmelas para librarme de los aprietos yo sólo ¿Qué podía hacer? ¿Golpearlo? ¿Robarle la cámara? ¿Salir corriendo por la puerta trasera, lloriqueando mientras llevaba arrastrando a Jannies para que no le preguntasen nada? ¿Cual de todas las opciones podía ser más dramática para la prensa? ¿Dónde se habían metido Frank y Samuel? ¿De dónde había salido tanta gente, derepente?

Podía sentir atravez de mis manos cómo los destellos me golpeaban la cara, el muy hijo de puta reía nerviosamente mientra Jannies le gritaba de todo. "¡Metiche! ¡Insensato! ¡Irrespetuoso! ¡Sanguijuela! ¡Hijo de puta!" Completamente paralizado, escuche cómo algunas personas correteaban, los destellos se multiplicaron. Jannies me abrazó la cabeza.

-¡Rubius! ¡Vámonos, joder!

-¡Rubius, mira aquí!

-¡¿Ella es tu novia?!

-¡¿Cómo se llama?!

-¡¿Hace cuánto que están juntos?!

-¡Bonito vestido, puta de mierda!

Me levanté, mi cabeza golpeó la barbilla de Jannies y gritó. Grité. Algunas personas gritaron cuando comencé a moverme entre ellas, intentando escapar. Mi mano aferrada, con uñas incluidas, en el brazo de Jannies. Las cámaras, los insultos, los gritos y el amontonamiento. Tenía que salir de ahí inmediatamente. ¿A dónde iría? No tenía coche. ¿Los paparazzis nos seguirían si ibamos a pie hasta el hotel? Era un camino muuuuy largo, y probablemente, si nos seguirían.

Iba corriendo por uno de los pasillos que daba a las habitaciones de sexo. Había tomado bastante ventaja, y aún cuando Jannies se había tropezado dos veces, mis piernas largas habían sido de mucha ayuda. Hasta que una cosa me empujó de costado, maguyando mi hombro izquierdo contra la pared, parandome en medio del pasillo.

-¡¡Joder, hijo de puta!! ¿¡Qué has hecho!? ¡No te puedo dejar sólo ni un segundo! -Frank. Milagrosamente había aparecido, semi desnudo, saliendo de una de las habitaciones. Los pantalones le llegaban a los gemelos. -¡¡Scooter esta furioso!!

-¡Hubieses pensado en eso antes de dejarme tirado por una zorra barata!

-¡Odye, do esd udna zoda! ¡Esd mi amiga! -Miré a Jannies, incrédulo. -¡Y dampoco esd badata!

-¡¿Y a ti que coño te ha pasao'?

-¡¡Puez que hazd hedcho que me mueda da dengua, hidjo de puta!! -Un desteyo blanco perfiló la figura de Frank, los tipos estaban acercándose. -Me acaban de agarrar. ¡No hay tiempo para esta mierda, corran! ¡Corran, coño!

No lo pensé dos veces. Corri hasta sentir que estaba volando, ni siquiera noté las quejas de Jannies. Ya casi estabamos cerca. La puerta se agrandaba con cada paso que dabamos, hasta que se alzó sobre nuestras cabezas, Jannies y yo tomamos juntos el tubo rojo que cumplía la función de picaporte, la bajamos. Y escapamos del lugar, cerrando con furia el gran pedazo de metal. Estabamos a salvo. Una camioneta negra estaba estacionada justo en frente, temí por mi vida.

Lentamente se bajó la ventanilla del copiloto, pude percibir que Jannies siceaba un Padre Nuestro. Y lo vimos, Samuel estaba dentro.

-¡Nunca he estado tan feliz de verte! -Su sonrisa se abrió, soltó una risita típica de Vegeta777.

-¡JA JA JA, GENIAL! -Se puso serio. -Meteos en el puto vehiculo antes de que nos maten a todos. O peor, que los paparazzis usen el cerebro y vengan para este lado del edificio.

-Te quiero Vegettita. -Típico de mi poca caballerosidad, entré en la parte de atrás dejando que Jannies cerrara la puerta. -Ha sido una puta locura.

-Una locura es que no me pidas disculpas ni me dejes decirte "Te lo dije".

-Pff, lo tenía todo calculado.

El conductor puso en marcha la camioneta, fue entonces cuando me relajé.

-¡Más te vale pagarme por haberme metido en toda esta mierda! -Jannies comenzó a darme puñetazos en el hombro, los cuales pretendían hacerme daño, pero que no lo hacían. Sus cabellos estaban completamente desordenados, las rodillas un poco peladas por las caídas y mis uñas marcadas en su brazo. Desastre.

-No te voy a pagar ni un puto duro, tía. ¿Tú has permitido que Frank se folle a esa guarra, no? Joder, tus métodos para persuadir a las personas no son predecibles, ya me preguntaba yo por qué no volvía a la mesa.

-Me había mandado un texto diciendome que estaba "ocupado" y que yo debía cuidarte por los dos. ¿Por qué crees que te he dicho que no te fíes de ella?

-¡No dijiste tal cosa en ningún momento, Samuel!

-¡Da igual, tio! Me debiste haber hecho caso y punto, mira en lo que nos has metido ahora.

-¿Qué os ha dicho Scooter?

-Yo... No lo sé, solo ha hablado con Frank. Pero estaba bastante preocupado cuando me lo dijo.

-Bueno, es Scooter, de seguro le dará un sermón y lo dejará ir ¿No?

-No estoy tan seguro. Has roto una promesa Rubén, sabes que es sensible con ese tipo de cosas. Te quiero mucho y te perdonará. No debes volver a hacerlo. -Asentí levemente. Yo era un cabrón sin culpa, pero definitivamente no me gusta decepcionar a Scooter. -Pero a Frank... Le va a caer durísima, tío.
Me preocupe.
¿Eso crees?
-Bueno... Él esta encargado de cuidarte 12 horas al día, tu deberías haber estado aquí, él te estaba acompañando. -Se pasó una mano por el pelo y negó lentamente. -No se cual será su castigo.

-¿Castigo? ¡Pero ha sido mi culpa, yo lo obligué!
Rió levemente.
-Eso dicelo al juez, mochuelo. -Clavó su mirada en como la carretera era tragada por el vehículo. -Precisamente por eso será peor. Frank no debería haber permitido que hicieras lo que se te antojara todo este tiempo, a espaldas de Scooter.
-¡Joder, ahora no me vengas tu también con sermones! Sabes perfectamente que Frank no es malo.
-Sólo te digo lo que es, Señorito Rubius. Ahora deben afrontar lo que se viene.
Bufé, ya no tenía ganas de discutir.
-Como que sea. Además, Scooter no es un monstruo. Lo entenderá, no es capaz de matar ni a una mosca.
-¿Te puedes callar, ya? -Jannies estaba hecha un obillo contra la puerta, sin los tacones y el cabello recogido en una coleta, hasta parecía una chica de secundaria.
-Si no hubiera sido por Samuel, ahora mismo estarías hecha polvo. Asi que deja de quejarte.
-No veo la hora de bajarme de esta cosa y cobrar por el testimonio. Eres una verdadera perdida de tiempo, pero puedo sacar provecho de esto.
-Usted, señorita, no hará otra cosa más que esperar a saber qué dirá el Manager de Rubius, como todos nosotros.
-¿A qué te refieres, gorila con mameluco? -Samuel ni siquiera se tomó la molestia de contestarle mal.
-Me refiero, a que has entrado en este mundo, de la peor manera. Y ahora ya no hay vuelta atrás.
Jannies me miró con una ceja levantada, intrigada.
-Bienvenida a mi mundo, pelirroja. Ahora eres un muñeco más dentro del juego. Suerte.

Lo que la fama se llevó -RubelangelWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu