Capítulo 12. Mandrágoras

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— ¿Dónde esta Alice?— le pregunté a Mara, cayendo ahora en que me faltaba su presencia.

— Se fue con tu hermano, que quería enseñarle algo y no han ido a comer.— me dijo ella.

Mientras la gente iba llegando me contó lo que habían hecho en clase, y por lo visto en Herbología, habían transplantado mandrágoras otra vez, pero que esta vez no le han dicho una razón discutible, solo que era necesario ver si realmente habían aprendido bien. Eso sonaba mal, ¿qué estarían tramando los profesores?

Poco a poco la sala se llenó y también vino la señora Conners, para darle al megáfono.

— Desde tiempos inmemorables, desde el comienzo del Toneo, se realiza un baile de Navidad. La chica.— dijo señalándonos a nosotras.— es un cisne que se prepara a volar y el chico.— dijo ahora señalando a la otra parte.— es un León que acaba de despertar. Debéis aprender bien este baile, nuestra casa se ha ganado la simpatía del colegio de Beauxbatons por la gracia en la ejecución de este baile desde hace dos mil años, y no vamos a dejar que lo estropeáis.— dijo él en un tono muy serio.— Bien, señorita Jordan, ¿le importaría acompañarme?— le preguntó a Julie Jordan, nuestra comentarista de Quiddich, que quedó perpleja y se levantó para ir con el profesor.— Los chicos debéis poner la mano en la cintura de la chica.

— ¿Perdone?— le dijo Julie separándose de él pero el la volvió a acercar.

Nos estuvimos riendo de Julie mientras hacía ese baile raro, sobre todo por la cara que ponía Longbottom al bailar, era muy graciosa. Luego llegó el momento incómodo de la tarde, del que gracias a Merlí, yo me libré.

Tuvieron que ponerse chicos y chicas en pareja, aunque lo más gracioso fue ver a Mara bailar con un chico pequeño de primero que no podía elevarla ni hacerla girar, y se tenía que agachar. También fue gracioso ver la cara de James cuando rotaron las parejas y le tocó con Ingrid Ferbus, la chica robusta de granos en la cara, y que tampoco pudiera levantarla. Pero lo mejor era ver la cara de Ken, que tendría que abrir el baile de Navidad, muy concentrado en aprender el baile y sin importarle quien fuera su pareja.
Al final, yo me sabía la coreografía mejor que muchos de los que estaban bailando. Por fin, el profesor dio acabada la reunión y nos pidió que practicasemos para no dejar a la casa en evidencia.

— ¿Sabes lo que he estado pensando mientras bailaba con ese amigo de Harry?— me preguntó Mara y yo negué con la cabeza.— Que si es un baile nos va a hacer falta una pareja. ¿Y si nos quedamos sin pareja?

— Mara, no nos vamos a quedar sin pareja, no te empieces a agobiar como haces con todos los bailes todos los años.— le dije mientras subíamos a nuestra torre por los pasadizos.

— Pero este no es UN baile, es EL baile. En este no podemos ir con cualquiera, tenemos que ir con alguien especial.

— Yo voy a esperar que alguien me lo pida. Y sino, pues ya me agobiaré. No te preocupes, ya te caerá alguna buena oferta.

En la habitación, mientras intentaba ponerme el pijama, Mara le dijo su pensamiento sobre el baile a Alice.

— Yo es que voy a ir con Luke.— dijo ella encogiéndose de hombros.

— Claro, tú lo tienes fácil.— se quejó Mara y se tumbó en la cama suspirando desesperada.

— Mara, no han pasado ni veinticuatro horas que sabemos esto.— le dije yo, que ya había conseguido ponerme la parte de arriba del pijama.— Dales tiempo a los chicos para asimilar que tienen que pedírtelo. Y no se te ocurra pedírselo a nadie, entonces te verás desesperada.— le dije yo.

— En eso lleva razón.— dijo Amelia. Ella no es que fuera mi amiga, pero tampoco es que me cayera como Tina.— Si te ven desesperada te harán vacío.

Eh, Potter!Where stories live. Discover now