>>Y no encontré nada, no podía acceder a ella, su mente estaba totalmente bloqueda, su alma no me permitía acceder a ella. Jamás escuché hablar de un alma que fuera capaz de resistirse a un ángel y mucho menos a un arcangel. Pasé más años junto a ella, esperando que algún día me contara algo, pero jamás dijo una palabra acerca de su pasado y yo no pude descubrir que era lo que su mente ocultaba o lo que esos guantes ocultaban. Finalmente volví por donde había venido.

-Pero ahora estás aquí de nuevo ¿por qué?

-Estoy seguro de que tu también puedes sentirlo, algo no va bien con su alma.

-Noto como cambia y no sé el porque o en que desencadenará.

Antes de que ninguno de los dos pudiera decir algo más la puerta se abrío de par en par y una rubia muchacha se les quedó mirando a los dos, ajena a lo que los dos seres habían estado hablando hasta hace un momento.

-Veo que me habeis hecho caso y no os habeis matado.

-Lilith, necesito hablar contigo seriamente, deberíamos ir a un lugar dode pudiesemos hablar bien y seguros.- Michael se acercó a Lilith, pero no la tocó, inseguro de lo que la chica pudiese hacerle.

-De acuerdo, podemos ir a- Antes de que pudiese terminar la frase fue interrumpida.

-¡Señorito Michael! Cuanto me alegro de verle- Anna se lanzó tan rápido a abrazar al arcángel que ninguno de los presentes pudo hacer algo por evitarlo.

Michael devolvió torpemente el abrazo al cabo de un momento, la criada se agarró tan fuerte a él que pudo jurar que le había arrancado uno o dos pelos.

-Anna, yo también me alegro de verte.

-Oh, señorito, se le ha echado tanto de menos en esta casa. Después de todo usted fue el primer amigo de la señorita y también el primer chico que le robó un beso.

Deimon se giró rapidamente y miró a Lilith con ambas cejas levantadas. Un aracángel, un ser tan asqueroso y repugnante, pijo y creido había sido el que la había besado primero, el que la había besado antes que él. No era justo, no era para nada justo, él debía haber sido él primero, él quería ser el único.

Lilith simplemente le miró extrañada ante la mirada del demonio y después se encogió de hombros. Era cierto que no le gustaban otras personas, que era demasiado cerrada y odiaba a los tios que se le lanzaban, pero tampoco era una monja en clausura y era normal que quisiera probar con Michael, al ser el único hombre que podía soportar.

Michael y Anna seguían hablando ajenos a la competición de miradas entre Lilith y Deimon.

-¿Se quedará a dormir? Por favor, dígame que sí, me encantaría verle de nuevo por aquí. Puede quedarse en la habitación de la señorita si lo desea, dormir juntos.

-Oh, bueno, la verdad es que eso me encantaría.

-No- dijo Lilith con su tono de autoridad y sus ojos resplandecían con ira.

-Pero señorita, yo pensé que le gustaría dormir con el señorito.

-No pienses entonces Anna- Le contestó mientras se acercaba más a ella.- Lamento decirte que tú no eres quien para decidir lo que yo deso hacer, mantente al margen y no te metas.

-Es preferible a tener a ese odioso guardaespaldas siempre por sus alrededores.

No supo bien que fue, pero algo dentro de Lilith explotó. Su mirada creció llena de furia, su tono se hizo más autoritario y su postura cambió a una totalmente amenazante, incluso antes de que hablara, la criada empezó a dar pequeños pasos hacia atrás, alejándose de ella.

Welcome to the hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora