Nos fundimos en uno solo, tan pasional y sincrónicamente como siempre. Hundidos  entre sudor, gemidos, caderas y amor, mucho amor. Para quien quiera que lo pregunte, amo a este hombre, y no solo por las maravillas que hace en la cama, sino por la persona que es, el cómo me hace sentir y como me quiere.

La luz invasora del sol me despierta, estoy en los brazos de Zayn, mientras él duerme tranquilamente con lo que parece ser una sonrisa de satisfacción. Tuvimos una noche excelente, una y otra vez me demostró cuán importante soy para él, y cuánto ambos deseábamos que este punto de nuestra relación llegara. Las palabras que susurró en mis oídos me dejaron más que claro que lo que tenemos, es tan fuerte que ha sobrevivido a más locuras y situaciones de las que alguien normal hubiera resistido.

Me muevo un poco, hasta lograr salir de la cama. Me pongo su camisa y bajo a la enorme cocina, para preparar algo para desayunar. Hoy debemos volver a la ciudad. Tal vez nos marchemos en la tarde.

Preparo panqueques, con frutas picadas y jugo de naranja. Estoy cocinando para él. Un pensamiento fugaz de chiquitines con sus ojos y sonrisa me llega a la mente. Hago cuentas rápidas de los días del mes y me relajo al recordar que la posibilidad es remota y que aún no queremos niños. No le he preguntado a Zayn… ¿querrá niños?

Elimino los pensamientos en cuanto unos brazos me giran y me suben sobre la encimera en un solo movimiento. –Buenos días cariño –digo con una sonrisa enorme.

Me da un corto beso. –Hola princesa.

–¿Princesa?

–Estamos en un castillo después de todo –sonríe. ¿Puede alguien explicarme como se crea una sonrisa tan perfecta? Debo felicitar a mis suegros y preguntarles como lograron tanta perfección.

–Desayunemos, muero de hambre –digo bajándome de la encimera y poniendo los platos en la barra de desayuno.

–¿Planes para hoy? –pregunto para estar preparada para más sorpresas.

–Podemos ir a la laguna y luego empacar. Es mejor si salimos temprano para evitar el tráfico.

Asiento. Desayunamos charlando sobre la laguna, sobre todo el terreno y sobre su familia. Sus hermanas suenan como dulces niñas y sus padres muy tranquilos.

–Me gusta esto… –comento más para mí que para el cuando estoy recogiendo los lujosos platos.

–¿Qué de todo esto?

–Tú, yo, esto… nosotros –se ríe sin razón alguna, lo que estoy diciendo es muy… serio –¿Por qué te ríes?

–Recordé que dijiste que Nunca de los Nunca me besarías y jurabas que no gustabas de mí –se pone en pie y me ayuda con los platos.

–En realidad no me agradabas, pero ya después como empecé a encariñarme… –confieso.

–Algo me decía que teníamos que estar juntos, es como si simplemente lo supiera –me acerco a su mejilla y le doy un beso tierno.

También estoy encantada. Tal vez estamos hechos para estar juntos, como las piezas de un reloj, sin una de ellas todo deja de funcionar. Una semana, una sola semana ha sido suficiente para darme cuenta, que después de todo, mi futuro puede estar junto a él.

Después de una ducha muy… caliente, nos dirigimos a la laguna que hace parte del terreno. De la mano caminamos hasta la orilla. Uso una camisilla de tiras y los shorts azules que Zayn quería que trajera. Ahora entiendo por qué.  Ya me confesó que le enloquece como me quedan, y yo como siempre me sonrojo ante lo que dice.

–¡Wow! Es enorme…

–Algo así  –me tira de la mano para ir al pequeño muelle de madera.

Dejamos las toallas, y ropa seca en el suelo, nos tomamos de la mano, sonreímos y nos lanzamos a las aguas verdosas. Está un poco fría, pero nada que no se pueda tolerar.

Jugamos, nadamos, nos besamos, sonreímos y pasamos un rato agradable. Los que no creen en la magia deberían enamorarse tan perdidamente como yo, para que descubran que caer en el abismo que es la sensación del amor, puede ser lo mejor que pueda pasarle al humano, en cuerpo y alma.

Unas horas más tardes estoy duchándome para poder marcharnos. La tarde ha llegado y es mejor partir pronto. Aunque si fuera por mí, viviría el resto de mis días en este paisaje de encanto.

Me enrollo como una crepa en una toalla y salgo a la habitación. Zayn está en sus jeans, sentado en su equipaje una camiseta. Los hombres y su desorden.

Busco en mi maleta, encuentro una falda de jean, con unas pantimedias porque ir en moto a veces se torna frío. Una camisa que deja uno de mis hombros al descubierto de color azul rey, y Converse negras.

Por extraño que suene me visto más rápido que Zayn; me acerco a la cama para ayudarlo a buscar. –¿Planeas como te vistes o solo lo haces para molestarme? –pregunta en cuanto me da una buena mirada.

–Es sólo para molestarte –bromeo–. ¿Te ayudo?

–No. Ven aquí –tira de mi mano, haciendo que me siente a horcajadas sobre él.

–Zayn, me vas a decir que dice la nota. Por fa… –ruego como una niña dando salticos sobre él. Me dijo que me diría y realmente quiero saber, fue hace mucho pero es… importante.

Cierra los ojos y entiendo de inmediato lo que estoy haciéndole a su autocontrol masculino. Me detengo y sonrío.

Abre sus ojos miel y se queda mirándome como si nunca pudiera volver a verme. –¿Qué pasa? –me acaricia el rostro con delicadeza, como si se fijara en cada detalle y los grabara en su memoria por siempre.

–¿Sabes? Agradezco el día que llegué a nuestra escuela. Agradezco que hayas sido mi tutora y haberte conocido. Agradezco el día en que acepté el trato –con cada “Agradezco” me da un beso en una parte diferente del rostro–. Te agradezco por ser parte de mi vida… Marie, tú eres mi vida.

Sus palabras derriten mis barreras, y juro que escucho suspiros de cientos de chicas, como si mi vida fuera una película de romance. Rodeo su cuello acercándonos más. –¿Qué quieres decir? –realmente dudo que esas palabras significaran todo eso. Pero es hermoso.

–Lo que escribí significa: Te amo.

Una oleada tibia recorre mi espalda, alguien juega ping pong con mi estómago y mi mente vuela varios pies en el aire. Zayn me amaba, y me lo había dicho mucho antes de que yo  fuera capaz de aceptar mis sentimientos por él.

Lo abrazo muy fuerte. –También Te amo Zayn, hace mucho lo hago. 

Me separa y me besa, acunando mi rostro en sus manos. Y allí en medio de un castillo, con mi príncipe azul, he sido capaz de decir Te amo.

I Knew You Were Trouble. [Terminada]Where stories live. Discover now