Escribiendo nuestra Historia de Amor

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Al entrar al enorme castillo, quedo más que sorprendida con todo lo que tengo a mi alrededor. Pinturas, alfombras enormes, arabescas, floreras, vasijas, muebles antiguos y más.

–¡Oh mi Dios! Esto es…. Hermoso –bajo de sus brazos y empiezo a caminar por toda la sala, bueno, es más bien un salón. Lleno de arte, hermoso, sencillamente hermoso.

–Sabía que te gustaría –dice subiendo las escaleras, le sonrío como una niña pequeña en Disneylandia y lo sigo.

Si el castillo es hermoso, todo dentro de el lo es. La que será nuestra habitación por el fin de semana, es enorme. Muchas veces más grande que mi dormitorio en Julliard, y mi habitación en casa.

En un costado está un tocador de madera oscura con un espejo. Cerca del ventanal que da al balcón, hay un sillón de cuero blanco, con madera tallada en curvas y espirales. Luego contra la pared está la cama que es mucho más grande que un King Size. La cubre un velo blanco que cuelga de cuatro postes tallados de madera rojiza. Los cobertores son de color rojo puro, sangre, con bordados dorados.

–Es la casa de un rey –susurro más para mí que para él.

–Es lo que mereces –me abraza por detrás y me da un beso sonoro en la mejilla.

–Esto es magnífico, Zayn –me giro y lo abrazo por el cuello. Me empino y lo beso calmadamente.

–¿Lista para la primera sorpresa? –pregunta sobre mis labios con una sonrisa pícara, que  sólo a él se le ve bien.

Asiento, me toma de la mano y me arrastra a la primera planta.

Salimos por unas puertas francesas que dan al jardín trasero. Caminamos hacía el bosque, o eso es lo que pienso, hasta que detallo una enorme casa… ¡no! Es una caballeriza.

Los animales dentro están calmados, comiendo paja en sus lugares. Los espacios de madera albergan ocho caballos. Zayn me guía hasta una puerta, y frente a mi queda un caballo blanco. Un fuerte y poderoso pura sangre.

Suelta mi mano y saca el caballo. Sonríe como un pequeño. –Él es Tadeo –acaricia la blanca piel del animal.

–Es… impresionante –me acerco despacio y lo acaricio también. Su respiración es pausada, sus músculos se sientes fuertes al tacto y su estatura es dominante.

–Ahora, ven aquí –ata a Tadeo a una viga de madera, me toma de la cadera y me deja en frente de otra puerta, que esta vez tiene oculto un caballo negro. Mucho más negro que la noche.

–Él es Júpiter.

–Es… perfecto –en un segundo me enamoro del caballo. Todo en el me llama, quiero montarlo, quiero cabalgar sobre él. –¿Puedo montarlo?

–No, vas a montar a Tadeo, es más calmado.

–Pero quiero montar a Júpiter… puedo manejarlo, Zayn.

–Marie, no

–Por favor, por favor, por favor –ruego como una cría.

Me mira por unos segundos, sonríe y luego acepta. –De acuerdo, pero quiero que tengas cuidado, ¿sí?

–¡Oh vamos! Soy la novia de Zayn Malik, seguro puedo con esto –ambos nos reímos.

Con su ayuda, acomodo y ajusto el sillín a Júpiter; subo con cuidado. La altura afecta un poco, pero mi caballo me hace sentir confiada. –Empiezo a creer que te gusta lo misterioso y tenebroso.

–Claro –me encojo de hombros–, me gustas tú.

Me agacho y beso sus labios. Camina hasta Tadeo, hace el mismo procedimiento y unos minutos después está a mi lado cabalgando fuera de las caballerizas.

Una senda de gravilla se abre en medio del bosque, nos encaminamos a ella alejándonos del catillo.

Castillo, lujos, caballos… un cuento de hadas, el nuestro.

–¿Quién cuida de los caballos?

–Tenemos un par de personas que viven aquí, pero les pedí que dejarán el lugar por este fin de semana. Quería el lugar sólo para nosotros –estira la mano y alcanza la mía. La besa y me regala una sonrisa ladeada.

El resto de la mañana y las primeras horas de la tarde, se nos pasan cabalgando por los linderos de la propiedad del abuelo de Zayn, en paz descanse. Su familia en realidad se alejó bastante de toda la riqueza, y él se crio como un muchacho británico normal. Por supuesto tuvo conocimiento de toda su “riqueza” desde temprana edad, pero nunca lo presumió.

Tal vez él creer que puede tener todo lo que quiera, es lo único que conserva. Desde que lo conocí, supe que era ese tipo de persona, y con el tiempo me di cuenta que con el trato no cedería. Logró lo que quería después de todo, tenerme.

Cuando dimos toda la vuelta al campo, dejamos a mi nuevo amigo Júpiter y a Tadeo en sus lugares. Entramos a casa, preparamos el almuerzo, comimos y nos vimos obligados a separarnos. Zayn tiene que hacer algún papeleo de Julliard, me dijo que podía volver a la caballeriza, y eso es en lo que estoy mientras él trabaja.

Los ojos oscuros de Júpiter me recuerdan a los de Zayn. El control, el fuego, la fuerza y el indiscutible poder que tiene sobre mí. Lo amo, yo sé que lo amo, y espero que esta relación funcione como ambos queremos, que sea lo que esperamos. Por primera vez puedo ver mi futuro con el hombre en que se ha convertido.

Al caer el sol vuelvo al castillo. Esta extrañamente oscuro, llego a la biblioteca, donde se supone debe estar mi novio, pero no hay más que pilares y columnas llenas de libros. En la cocina tampoco está. Me dirijo al gran salón, que viene siendo el comedor. Empujo las enormes puertas de madera, y me encuentro con un espacio para un baile medieval.

El suelo está cubierto de velas blancas que alumbran el lugar. El haz de luz llega hasta un círculo, una mesa pequeña, adornada con un par de velas, platos, copas y flores.

¡Una cena!

–¿Zayn? ¿Zayn, dónde estás? –entro con cuidado siguiendo el camino de fuego.

Lo encuentro tratando de anudarse un corbatín frente un espejo gigante incrustado en la pared. –Hola –me acerco mirándolo con ternura. Hizo esto por mí. Para mí. Yo que pensé que estaba trabajando.

–Hola… –lucha con el corbatín, hasta que se lo quito, desabotono un par de los botones de su camisa azul claro y sonrío.

–Así está bien –acuna mi rostro en sus manos y me besa.

En cuanto me alejo lo detallo. Lleva jeans negros, la camiseta –que le saco de los pantalones–, y zapatos de vestir negros.

–Unas zapatillas y una camiseta hubiera estado bien. Yo quiero al Zayn del que fui tutora –le sonrío.

Por primera vez desde que lo conozco se sonroja. ¡Lo hice sonrojar! Bailo internamente, casi salto sobre él y lo beso. –¡Te sonrojaste!

–¡No es cierto! –sonríe nervioso.

–Sí lo es. ¡Que tierno!

–Bueno ya –rueda los ojos–. ¿Cenamos?

Asiento, me toma de la mano y me lleva hasta el comedor, donde una velada mágica apenas comienza.

***

Intenté como siete veces subir este Cap. Empiezo a creer que Wattpad me odia. Mañana veré This is Us Y estoy super emocionada.

Lots of Love!

Pau.

I Knew You Were Trouble. [Terminada]Where stories live. Discover now