Capítulo 8. El cáliz de fuego

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— Potter, calla. Estamos hablando la gente importante.— le dije yo, me estaba sacando de quicio.

— Creía que había bandera blanca.

— La estás quitando tú, no me eches la culpa a mí.— le dije yo.

Harry vino a verme y a comentarme cómo le había ido el día.

—Oye, Harry.— le llamó James.— ¿Qué tal le va a Al?

— No lo sé. Se está juntando mucho con Scorpius Malfoy.— la cara de James era un poema.

— Harry, nos vemos luego.— le dije porque James iba a explotar.— Deberías calmarte, se te está hinchando una vena del cuello.— le dije yo. Esa mala imitación le hizo sonreír.

Pasé esa semana que dijo la directora viendo como la gente metía sus nombres en aquel cáliz y yo no podía. Que le iba a hacer, era masoquista.

— ¿Te vas a presentar?— me dijo Isaac sentándose a mi lado.

— No puedo, tengo catorce años hasta abril. ¿Recuerdas?— dije mirando al suelo.

— Bueno, yo ganaré por ti.— dijo levantándose. Le cogí por la muñeca.

— ¿Te vas a presentar?— le pregunté impresionada.

— Sam. Eterna gloria. ¿Quién no querría? Tú misma querías.

— Mucha gente ha muerto en este torneo. Cedric Diggory murió en este torneo. No te presentes Isaac.

— Ya lo tengo decidido Sam. Mis amigos y familia me apoyan en esta decisión.

— Yo soy tu amiga y no te apoyo en esto, Isaac.— ya no me escuchaba, caminó hasta el cáliz, cruzando el círculo de edad trazado por Olympe Maxime, la directora de Beauxbatons, y mientras tiraba el papel al fuego, me miró.

No volvió conmigo, quizás no quería discutir, quizás no quería meter el dedo en la llaga... Lo hecho, hecho estaba. Podría convertirse en un campeón del torneo.

De repente un alboroto se oyó en el pasillo.

— No lo hagas, soy tu hermano mayor y te lo prohíbo.

— Es un suicidio, haznos caso.

Las voces me sonaban. Entraron en el gran comedor. Eran mis hermanos. Ken iba delante, con un papel en su mano y avanzaba decidido al cáliz. Jack y Charlie intentaban frenarlo. Instintivamente corrí hacia él y lo abracé.

— No lo hagas, Kenny. ¿Dónde quedó eso de arreglar nuestras diferencia?

— En tu habitación, donde bien lo ignoraste. Por favor, apártate de mi camino, Sam.— alguien me cogió por detrás. Era James, no me soltaba.

Ken se acercó al cáliz, y mirando el fuego, quemó su papel. Un dramático no salió de mi garganta a la misma vez que unas lágrimas calientes caían por mi rostro. James me giró y me abrazó, yo ya no sabía que hacer así que le abracé y le lloré.

Cuando Mara y Ali, que habían ido en busca de un libro para una tarea en la biblioteca, no se podían creer lo que veían.

— La que no puede creerlo soy yo.— le dije todavía pegada a James.— Mi mejor amigo se presenta a las pruebas.

— Yo no me puedo presentar.— dijo James, pero ignoré el comentario.

— Mi hermano también. No puedo perder a la gente que quiero, no puedo ver como salen ahí fuera y se enfrentan a la muerte.— dijo entre sollozos.

— Cariño.— dijo Mara sentándose a mi lado, y me acurruqué junto a ella.— Es por lo mismo que no queríamos que te presentarás tú. Te queremos mucho como para verte pasarlo mal, Sam. Pero ya lo han hecho, ya no puedes hacer nada que no sea rezar por que no salgan sus nombres de ese cáliz.

Eh, Potter!Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ