Expreso, cortado, cortado doble, mocha, capuchino, frapuccino... No entendía ninguna de las palabras, él solo quería su maldito café, no una clase de francés. O italiano. Portugués. Lo que fuera ese idioma.

—¿Cómo lo pides tú? —Preguntó a Way, lanzándole una mirada extrañada hacia dónde yacía su brazo, que sólo él pudo captar. Esbozando una sonrisa casi malvada, Gee comenzó a peinar suavemente el cabello de Iero con sus dedos, sin dar ninguna explicación.

—Negro, doble, nunca lágrima —Contestó, ahora pasando a delinear los labios del chico con sus dedos, como si fueran los únicos en el local. Patrick notó la acción y dio un pequeño codazo a Wentz para que prestara atención.

—Yo mocca —Rió el guitarrista, embelesado por los mimos que recibía— Doble. Con mucha azúcar y a veces, espumita. Me agrada la espumita.

—Que gay eres —Susurró en su oído, y ocasionando que este tuviera un leve escalofrío en su espalda.

Stump y Pete estaban a punto de sufrir un colapso nervioso por el simple hecho de no saber que pasaba entre los dos hombres. Es decir, no todos los días dos bros se acariciaban y se susurraban cosas al oído, no era algo que pasaba a menudo. A excepción de ellos mismos, evidentemente.

—Mucho —Respondió Iero para el desconcierto de casi todos, esta vez en voz alta.

—Por favor —Patrick hizo de su voz una suave súplica— ¿qué pasa entre ustedes? Díganme. Por favor, se los pido con crema batida y cereza encima.

—¿Qué pasa entre ustedes? —Repitió Gerard, mientras llamaba a la moza con un gesto de manos. Una chica con cabello verdoso en las puntas dejó cuatro vasos de agua en la mesa, sin decir palabra— Respuestas a cambio de respuestas.

Pete miró a ambos lados antes de contestar, como si estuviera fijándose que nadie los escuchara. Al comprobar que eran sus únicos oyentes, llamó a los jóvenes para que se acercaran con un ademán y se aproximó a ellos cerrando los ojos.

—Somos novios hace 2 años —Soltó rápidamente, para luego tomar de golpe un trago muy largo de su bebida, casi ahogándose en el acto.

—¿QUÉ? —Frank soltó el vaso que tenía entre los dedos, derramando su contenido sobre sí mismo. Era un acto muy clichè y típico de sorpresa, pero había sido prácticamente atacado por las palabras del otro. Le restó importancia a sus prendas y llevó ambas manos a su rostro ahora sonrojado, cubriéndolo— Están jodiendo.

—Ven Patty —Dijo el moreno, acercando su rostro al del otro, que se veía increíblemente tranquilo con la situación, como si su compañero de banda lanzándosele encima le pasara en su rutina básica.

—No puede ser cierto —Murmuró el pelirrojo, sopesando las posibilidades con ayuda de sus observantes ojos hazel. No podían hablar en serio, ¿o sí? ¿habían estado juntos todo este tiempo? ¿cómo? El radar que tenía incorporado para detectar parejas gay no podía estar tan equivocado. No su gaydar.

Y como si estuviera echándole en cara lo mal orientado que estaba el hombre, Pat parecía demasiado cómodo con la situación. Su mirada poseía aún ese matiz amigable y tranquilo que lo caracterizaba, aunque ahora tenía una sonrisa pícara en el rostro.

Imitando a donde los pensamientos de Gee creían que esto iba, Stump se acercó peligrosamente al bajista, hasta que sus narices se tocaron, más aún no sus labios. Las miradas que intercambiaron eran de pura confianza y aprecio.

—Con mucho gusto —Le dijo, y se inclinó hasta que sus bocas estuvieran a milímetros de rozarse— sin embargo, me temo afirmar que es una mentira.

—¡Lo sabía! —Festejó Frank, al mismo tiempo que observaba a ambos alejarse. Tenían el rubor tan característico de ese tipo de escenas.

—Podías haber seguido jugando —Dijo Wentz entre dientes, sujetando las mejillas de su amigo— me estaba divirtiendo.

—No vayas tan rápido —Le respondió el cantante, volviendo a enfocar su atención a los dos enfrente suyo— somos buenos amigos, por ahora. Muy muy buenos amigos, nada más.

El moreno puso los ojos en blanco, como si la situación lo estuviera irritando.

—¿Qué hay entre ustedes?

Frank buscó con su mirada a la de Gerard, como preguntándole qué debía hacer. Los ojos avellana del chico expresaban las ganas que tenía de gritarle a todos en el rostro que Gerard Way era tan tan suyo. Y de paso, incluso tatuárselo en la frente, sólo para enfatizar.

—Soy hetero —Manifestó finalmente, mordiéndose los labios.

—Paras de hacer eso o te cojo ahora mismo —Exclamó Frank. Los ojos de Patrick se abrieron como dos platos y su mirada variaba entre los dos, yendo de uno al otro incontables veces. El dibujante soltó una risa— era broma, Dios, no voy a coger a Gerard.

—Aún —Dijo este guiñándole el ojo. Pat parecía al borde de un ataque epiléptico, o como mínimo, un desmayo.

—¿QUÉ OCURRE ACÁ? —Preguntó en un casi grito, ocasionando que varias personas curiosas se dieran la vuelta para presenciar la escena. Se sentía bastante imbécil.

—Bien —Suspiró Way, como dándose por vencido. Cerrando los ojos, pronunció— estoy bastante enamorado de este idiota tatuado con una obsesión con los perros. Nos besamos, y me agrada eso.

—Muchas veces —Mencionó Frank, intentando no ponerse rojo como hacía todo el tiempo.

La reacción de los otros fue mucho más tranquila de lo que esperaban, no hubo ningún tipo de gritos, golpes o lo que sea que Gerard esperaba. Pete se limitó a encogerse de hombros y Patrick a susurrar un "lo sabía hombre, lo sabía" en una voz demasiado emocionada.

—¿Así que, Frerard, eh?

—Sí —Afirmó Iero, esbozando una contagiosa sonrisa.

Prozac y avellanas -Frerard-Where stories live. Discover now