CAPITULO 42

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              EL DESPERTAR

Despacio fui recuperando la conciencia, estaba recostada sobre una camilla, eché un vistazo a mi alrededor, reconocí donde me encontraba, un hospital. Aún con la vista un poco turbia visualicé a Max hablando con un doctor, cuando ambos notaron que desperté se acercaron a mí.

-Señorita Carter, ¿Cómo se siente? - Pregunta el médico.

-Mareada ¿Qué pasó?

-No te acuerdas. -Consulta Max

Niego con la cabeza.

-Te desmayaste, estabas muy pálida y sudabas frío, y antes de eso, gritabas de dolor y te sostenías la cabeza. Me asusté mucho Naoli llamé a los paramédicos.

Mi mente comenzó a conmemorar los eventos, recordando a la vez lo de Albert, por lo que automáticamente dos traviesas lágrimas se deslizan sin mi permiso.

-Señorita Carter, me comenta el señor Trudó que no es la primera vez que tiene esta clase de crisis.

-Sí, es cierto, pero ya estoy bien, ¿Me puedo ir?

-Me temo que no, debo hacerle varios análisis, no se irá de aquí hasta estar seguros qué está provocando las jaquecas y los desmayos.

Maldije para mis adentros, necesitaba irme, tenía que hablar con Marco.

-Entiendo, tengo que hacer una llamada ¿Dónde está mi celular?

-Lo tengo yo. -Max me lo entrega, para mi desventura se encontraba descargado.

-Me prestas el tuyo, el mío está muerto.

-Claro. -Me lo da y de inmediato llamo a Marco. Timbra varias veces, creí que no contestaría hasta escuchar su voz, sentí como el corazón se me aceleró.

-Diga. -Respondió con aquella voz tan sensual que me encantaba.

-Marco. -Lo llamé.

-Naoli, creí que no me volverías a hablar por lo que te quedaba de vida. No sabes cuánto me alegra que me llames.

-Marco... -Mi voz se quebró, vi la mirada inquisidora de Max pero lo ignoré.

-¿Qué ha ocurrido? Dime por favor ¿Estás bien?-Me consulta

-Albert está muerto. -Trato de controlar mis sollozos.

-¿Qué? ¿Cómo?

-Fue ella Marco.

Mantuvo silencio alrededor de diez segundos.

-¿Dónde estás Naoli?

-En el hospital tuve otra crisis.

-Otra crisis. - Repite. -¿Cómo la de la otra vez?

-Sí, estoy en el mismo hospital donde me trajiste cuando aquellos tipos quisieron.... -No termino la frase.

-Entiendo, voy para allá. Un momento, ¿Te acuerdas de eso?

-Me acuerdo de todo Marco.

Otro silencio llenó el espacio, hasta que lo escuché suspirar.

-¿Sabes quién soy? ¿Es eso posible?

-Te amo. -Le digo y percibo una sonrisa de su parte.

-También te amo. -Me contesta y mi mundo se ilumina. -No me tardo, estaré ahí pronto. -Me asegura.

-Apresúrate por favor, te necesito. -Le ruego. La comunicación se corta.

Max me mira con reprobación y con tristeza.

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