CAPITULO 41

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                     OJO POR OJO

Entré tratando de no hacer ruido pero Max se encontraba sentado en el sillón esperándome.

-Al fin llegas-Se levanta deprisa y me sostiene la cabeza con ambas manos mirándome fijo.

-Sí, te dije que no te preocuparas. - Retiro con cuidado sus manos y pongo los ojos en blanco.

-No puedo evitarlo, lo lamento. -Me contesta, pude leer su expresión, de verdad estaba angustiado por mí.

-Te lo agradezco. -Le respondí con una sonrisa.

-Vamos a cambiarte ese vendaje. -Me señala el cuello y nos dirigimos al baño. Al mirarme al espejo me di cuenta que una mancha roja abarcaba la tela blanca.

-Maldita bruja. -Exclamo molesta.

Max me mira divertido y me retira la gaza con cuidado, desinfecta la herida, la limpia, coloca una crema que huele como a avellanas y me vuelve a vendar.

-Listo. -Me hace saber mientras que tira el otro vendaje al basurero.

-Gracias Max por todo, y creo que a final de cuentas aceptaré quedarme unos días contigo.

Su rostro se ilumina tratando de disimular vagamente la alegría que mis palabras le causan.

-Cuidaré de ti. -Me afirma mientras que con la mano derecha acaricia mi mejilla, haciendo que sienta un escalofrío ante su contacto.

-Creo que eres mi ángel protector. - Sonrío mirándolo de reojo.

No lo vi venir, pero se acercó lentamente y me besó, apenas acariciando mis labios por encima, como no lo rechacé, el beso se profundizó y me vi correspondiendo. Me gusta su forma de besarme, pausada pero a la vez con necesidad, lo abracé y él hizo lo mismo, cuando nos separamos nuestras narices se tocaban y su respiración me envolvía.

-Naoli me estoy enamorando de ti. - Me confesó.

Lo miré pensativa, definitivamente sentimientos por él, de lo contrario hubiera impedido que me besara, pero también está Marco, con la única diferencia que no lo recordaba pero aun así él despierta cosas en mí, emociones que no puedo ignorar. Sin embargo, indirectamente por su culpa me encontraba en esta encrucijada, quizás lo más sano fuera alejarme de él y darle una oportunidad a Max.

-Dame tiempo. -Le declaré cabizbaja.

-Todo el que requieras. -Me indicó.

-Gracias. -Contesté.

Nuestros labios se volvieron a unir, así nos encontrábamos cuando el celular sonó, quise ignorarlo pero no dejaba de timbrar.

-Quizás deba atender. -Aclaré con voz nerviosa, me conocía sentía mis mejillas calientes, de seguro sonrojadas.

-Ok. -Él me liberó de sus brazos, vi la pantalla era Miller, lo había olvidado por completo.

-Hola Albert.

-Se puede saber por qué no has venido a trabajar ni contestado mis llamadas señorita Carter.

Miller se escuchaba molesto y tenía razón.

-Déjame explicarte.

-Más te vale que tu excusa me convenza, no sé si enojarme contigo o preocuparme.

-Tuve un accidente. -Le explico.

-Accidente. - Repite.

-Sí, se metieron a robar a mi apartamento, lo destrozaron y cuando llegué el ladrón aún se encontraba ahí, tuvimos un altercado y me hirió a la altura del cuello con su cuchilla, pudo ser peor. Por suerte Max estaba conmigo, lo enfrentó y escapó.

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