CAPITULO 33

6.1K 614 101
                                    

Julia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Julia.

BUSCANDO CONSUELO

Abrí la puerta del pequeño apartamento y enciendo la luz al paso. Ingresé con Max a mis espaldas.

-La habitación está por allá.-Le indiqué colocando las llaves sobre el desayunador y sentándome en una de las altas bancas. Mi mirada se perdió en la pared de la cocina, eran cerca de las 3:00 a.m. y me siento cansada, mis párpados suplican el preciado sueño.

-Naoli.-La voz de Max me vuelve a la realidad.

-Gracias de nuevo. -Le agradezco.

Se encoge de hombros y me regala una sonrisa. Viste unos jeans negros con una camiseta azul manga larga, me mira de forma penetrante, parece escudriñar mi ser. No entiendo el por qué pero su presencia me reconforta.

-¿Necesitas algo más?-Consulta al tiempo que procede a sentarse a mi lado.

-¿Puedes quedarte?-No sé en qué momento lo dejé ir, pero las palabras salieron sin esfuerzo.

-Claro, no hay problema.-Me sonríe. ¿Quieres hablar?- Quiere saber.

Negué con la cabeza, aún con la mirada fija en la pared.

-¿Qué quieres hacer? -Indaga.

Suspiré y lo miré directo a esos ojos color esmeralda, tengo que admitir que Max es atractivo, y hasta el momento, se está comportando como todo un caballero, pero Marco también lo fue, y mira cómo me ha pagado.

-Naoli debes dormir o al menos intentarlo. Yo me quedaré en el sillón.

-No, duerme conmigo por favor, no quiero estar sola.

Max me miró comprendiendo que lo que quería era compañía no sexo, se levantó y tomando mi mano me guió al cuarto, se recostó y yo lo hice a su lado, colocando mi cabeza sobre su pecho. Comenzó a acariciar mi cabello, aspiré su aroma, su colonia es dulce, agradable, no me mi doy cuenta en que momento me quedé dormida.

Desperté, abriendo los ojos despacio, me encontraba de medio lado y Max cerca de la orilla con la mano derecha suspendida en el vacío. Olvidé cerrar las cortinas por lo que los primeros rayos del sol lo iluminaban, su rostro es perfecto, parece un ángel. Su respiración pausada, duerme profundamente.

Miré el reloj eran las 6:00 a.m. al menos logré conciliar tres horas de sueño. Me levanté y escogí la ropa que me iba a poner dirigiéndome al baño. Tome una larga ducha, tratando de relajar los músculos contraídos de mi cuerpo.

Me vestí y al mirarme al espejo, unos ojerosos y cansados ojos me miraron con tristeza. Recordé todo lo sucedido en la madrugada y sin darme cuenta estallé en llanto. Agarré el paño ahogando mis sollozos en éste, no quería despertar a Max.

-Se valiente Naoli, tú puedes lograrlo, un día a la vez. -Me dije a mí misma.

Sequé mi rostro y lo maquillé para ocultar la mala noche, al salir Max no estaba en la habitación pero escuché ruidos en la cocina, cuando me acerqué preparaba el desayuno. Luce fresco como una lechuga, que envidia, quisiera verme así cada mañana al despertar.

CONTIGO EN LA ETERNIDAD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora