Tomó de nuevo el mismo tren.
En la misma estación donde la vi por primera vez.
Y como un déjà vu
volvimos al comienzo.
Volvimos a ser desconocidos con recuerdos en común,
volvimos a encerrar conversaciones,
a enterrar palabras
a ver si algún día se convertían en árboles
que gritaran sentimientos.
Volvimos a lo de antes,
como si de nostalgia se tratara
pero es más melancolía inesperada
de una historia nunca escrita.
O sí, mejor como un borrador
de escritor amateur,
historia de nunca acabar de empezar.
Me gustaría decir que volvimos a comenzar,
pero comenzamos a terminar.
Volvimos a escuchar canciones a distancia,
a enterrar aún más la daga
para no sentir la ausencia de la misma.
Sólo la veía tomar los trenes
con la mirada vacía
y el alma cansada.
Tomé un cuerpo prestado y le regalé claveles blancos.
Era día de fiesta porque ella hizo una sola en su apartamento, con la música a todo volumen.
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Tren perdido
PoetryElla perdía el tren. Todo el tiempo. Y nunca lo encontraba. La vida se le escapó entre los rieles.