CAPÍTULO XLIV: FORTALEZA FLOTANTE: BATALLAS A MUERTE

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— Eres fuerte — dijo Marko. —¿Quieres saber mi historia?

— No me interesa.

— Eres muy duro — dijo con una media sonrisa.

— Acabemos con esto.

—¡Light Explosion!

Las alas de Reiji liberaron una fuerte explosión cuando este las agitó contra su padre, lanzándolo contra una pared, pero el hombre clavó sus hachas en el suelo evitando chocar contra la pared.

—¡Sacred Feathers!

Al agitar sus alas salieron enormes cantidades de plumas color dorado, cargadas de energía de luz, las cuales viajaban a gran velocidad y seguían al objetivo.

Marko comenzó a cortar las plumas con sus hachas, pero sufriendo daño al mismo tiempo.

— Usar luz para ganar — dijo con una sonrisa— me recuerdas a tu madre.

— ¡Cállate! — dijo Reiji mientras se iluminaba con gran intensidad de Maná— ¡Te mataré!

Reiji uso Dash para acercarse a Marko y lanzar múltiples cortes en diez segundos, Ten Touch, Marko colocó sus hachas frente a él protegiéndose de los ataques de Reiji. El hombre da un salta hacia atrás y une las hachas por el mango y luego las lanza como si fueran un boomerang.

—¡Aegis!

Reiji extiende su espada y un círculo mágico se crea frente a él, siendo este un escudo, que evitando el avance de las hachas, pero en ese momento desde arriba cae Marko, con un puño cargado de energía oscura.

—¡Phantom Strike!

Para Reiji no fue difícil verlo o evitarlo debido a sus ojos, así que el giró y lanzó una patada muy poderosa contra el puño de su padre, ambos chocaron y se generó una leve explosión.

— Creo que estoy viejo — dijo Marko sobándose el puño. —No quiero matarte hijo, pero si continúas con esto es lo que conseguirás.

— ¿Matarme? ¿Tú? Y no me llames hijo — dijo el chico. —Lyon, esto se tornó lento terminemos.

— Entendido, Reiji — dijo el Servant.

—¡Fire Burst of Crimson Light!

Agitó su espada y liberó una enorme corriente de fuego que se iluminaban con una corriente de luz dorada, era un ataque muy poderoso, y Marko saldría muy lastimado, el ataque dio de lleno aparentemente y una explosión se produjo.

— Ya me siento mejor, Chelsea, tengo que ayudar a Reiji — decía Livius a su esposa.

— Si tú vas yo voy, si tú caes te levanto, contigo...

— Juntos por siempre — dijo Livius con una sonrisa.

— Sí — dijo la chica al besar con sus delicados labios los de Livius.

— Elster, reagrupa las tropas, y ayuda a los heridos, iré tras Lighgon.

— Como ordene, mi rey — respondió el hombre.

— Usen las naves para volver a Ciudad Imperial e intensifiquen los guardias, el escuadrón a cargo de rescatar a los aldeanos y llevarlos a un lugar seguro cumplió su misión.

— Sí, mi rey.

— Bien, te lo encargo Elster.

— Confíe en mí, su Alteza, no lo defraudaré.

— Confío en ti, Elster — dijo el rey— Chelsea, nos vamos.

— Neimy, ¿estás lista? — preguntó la chica.

Lighgon y las Armas del Dragón [Editando]Where stories live. Discover now