1

3.7K 118 70
                                    

Yo era muy infantil en el buen sentido, llegando al punto de que estaba en segundo de carrera y cada vez que alguno de mis youtubers preferidos subía un nuevo vídeo, saltaba como loca por todas partes de mi apartamento y hacía capturas seguidamente a la pantalla cuando veía el vídeo por primera vez.
Pues eso, que tengo dieciocho—casi diecinueve—y actúo como una fangirl de trece o catorce años. No era algo que no me gustara, al revés, hasta personas me "admiraban" por mostrar tan tranquilamente mis verdaderos gustos... Cosa que nunca he entendido, todos deberían demostrar como son sin avergonzarse pero... La sociedad no se construye, se destruye, y nadie sabe actuar por sí solo por miedo al rechazo.

Okay... Eso ha sonado profundo, olvidadlo por favor.

Ese día estaba yo tranquila y relajada, demasiado. Era sábado y no tenía nada más que hacer que leer fanfictions o ver algún anime. Lara (una de mis compañeras de piso y mejor amiga desde tercero de la ESO) tampoco tenía nada que hacer, pero ella estaba aún en la cama porque anoche estuvo hasta las tantas bailando por ahí.

Lara y yo somos el Sol y la Luna, no nos parecemos ni en el blanco de los ojos. Ella adoraba salir, ver películas, el reggaeton y la música clásica (ni yo lo entiendo) y era vegetariana. Yo prefería viciarme a algún videojuego, leer o ver vídeos, el dubstep y lo único "vegetal" en mi vida era Veggg Vegettita. :3

Igualmente, nos queríamos y apoyábamos, simpre estábamos la una para la otra fuera cuando fuera.

En fin, que me desvío tío Darío.

Estaba medio dormida tomando mi Colacao. La baba seca aún estaba por toda mi barbilla y las legañas decoraban mis preciosos ojos. Ni Hora de Aventuras o Historias Corrientes me mantenían despierta, ¡y era sábado! ¡Había dormido como doce horas!

Cerré los ojos levemente y mi cabeza se desplomó rápidamente sobre la mesa de la cocina. Me levanté rápido porque casi se me cayó el Colacao.

—Jake... Haz bacon frito—bajé de nuevo la cabeza señalando a la vitrocerámica.

—Ni de broma—respondió alguien de la nada. Me asusté, por consiguiente me moví extraño dando un manotazo al vaso trirando mi Colacao al suelo—. Paso de recogerlo...

Era Lara. Pero no una Lara cualquiera, una Lara recién despierta y malhumorada.

—Estoy agotada—dijo mientras buscaba algo en la nevera y yo me levantaba para fregar y recoger lo que había tirado al suelo—. Ayer fui con Lucía a La Yuba, la nueva discoteca que han abierto justo detrás del local que vendía las camisetas dónde me hiciste comprarte una del tipo este por tu cumpleaños, ¿sabes cuál?

*Pequeño inciso. Sí, me suele contar su vida. Preparaos, solo os aviso*

—Sí—contesté aún recogiendo el estropicio de antes—. Y "el tipo este" tiene un hermoso y sensual nombre...

—Que sí bueno, el Rabos—gruñí dejando el vaso en el fregadero y acercándome a la nevera para coger la leche. La nevera estaba cerrada. Caca de avestruz—. Pues bueno, Lucía conocía al camarero y nos dieron gratis las bebidas...

¡Alohomora! Ñeee ¡Alohomora! Ñeee ¡Alohomora!... La puerta de la nevera no se va abrir... ¿Tendré que moverme? Puff... Supongo.
...
Niiinoniiinoninoni.
...
A propósito, ¿Lara está hablándome?
...
Anda, sí. Asentiré y sonreiré para que parezca que he estado presente en todo momento... Eso funciona casi siempre con Tamara.

—...pues eso, que el tal Carlos estaba buenísimo y tras pedir mi número y eso me dijeron que era gay... ¿¡POR QUÉ TODOS LOS GUAPOS SON GAYS!?—Bufó—. ¿Me estás escuchando, Aiben?

Ainara (R.d.g) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora