Gerard se limitó a señalar que su hermano era comparable a un escarbadientes, mientras un inconsciente Frank respiraba en su hombro. Se sintió bien dejar atrás al hombre que lo había tenido contra una pared hace pocos minutos, sintió el impulso de patearlo un poco, pero se contuvo.

—Te odio tanto —Siguió Pete, encontrando al plateado elevador.

El pelirrojo casi deja caer al guitarrista cuando notó otras 4 personas en el elevador que esperaba encontrar vacío. Entre ellas Patrick Stump, el cantante de la banda de esa noche, el cual los observó atentamente entrar, con los verdes ojos abiertos como platos y un vaso rojo entre sus manitos.

—No preguntes —Le dijo el moreno, quitándole juguetonamente la fedora y poniéndosela en la cabeza. Apretó el botón y encaró al más bajo con una sonrisa.

—No pensé en hacerlo —Sonrió de vuelta. Pero luego, Patrick desvío la mirada y observó un largo rato a Mikey, que descansaba pacíficamente en la espalda de Wentz.

Salió del elevador sin decir palabra, olvidando su fedora adredé.

—¿Qué le pasa? —Preguntó a Gerard, la espalda le empezaba a doler por cargar al chico, pero no pensaba bajarlo.

Podría estar así todo el día, sosteniendo a Frank. Mierda, alerta gay.

Pete evitó la pregunta.
***

—Te juro, cuando vino ese policía... —El artista yacía acostado en la cama junto con su tatuado amigo. Ambos por fin podían respirar con tranquilidad— Hombre, no sabía que podías hacer eso. Creí que terminaríamos en prisión.

—¿No te sorprende como todos los oficiales son un poco gays? Es decir, no tengo una infracción en años.

—Una vez intenté hacer eso, —Rió el Way, observando cómo el sudor pegaba el cabello de Frank a su frente; se veía tan pacifico.— Me dijo "buen intento, gorda", fue algo traumático.

—¡Un policía te hizo bullying! —Rió también el bajista.— Además, intentar esa táctica siendo hetero..

—Se lo dices a alguien y te corto las bolas.

—¿Decir qué? —La conocida voz de Mikey salió de debajo de las sábanas. Y Gerard no podría explicar con palabras lo feliz que se sintió en ese momento. Estaba bien, dios, estaba bien.

—¡MICHAEL JAMES WAY! —Gritó Pete, antes de que su hermano pudiera siquiera reaccionar.— ¿QUÉ CARAJOS ESTABAS PENSANDO? Nunca vas a volver a salir de esta casa. No. Te juro que si hace falta te voy a atar. Te voy a—

Mikey lo calló con un abrazo. Y para la sorpresa de su hermano, unas finas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Gerard se enfureció, encontraría al hijo de puta, y Dios, no sabía ni lo que haría.

—E-estaba tan as-sustado —Las lágrimas no lo dejaban hablar bien, por lo que se limitó a abrazar a Pete fuertemente.— D-dijo, Dios Gerard, dijo que me haría t-tantas cosas. ¿Qué habría pasado si no hubieras llegado?

No quería ni pensar en lo que habría pasado. No, no y no. Ni siquiera era una posibilidad.

—Lo siento mucho —El moreno parecía de verdad triste, agarró su pulgar, y con un dedo (como había visto en las películas) secó la lágrima que caía por su pálida mejilla. Y como siempre, Gee era la tercera rueda.— Yo hice que fueras a esa fiesta, es mi culpa.

—No, no. Yo lo provoqué, ¿está bien? No te culpes, imbécil.

—No fue ninguno de ustedes, manga de patos sin cerebro. Fue el hombre, ese imbécil, ese gil, ese —Ni siquiera encontraba palabras lo suficientemente insultantes para describirlo.— Dime algo Mikey, ¿te tocó? ¿Recuerdas su nombre?

—Sí y no.

—¿? —Pete apretó sus manos en puños y se tensó— ¿Ese hijo de puta te tocó? ¿A qué te refieres?

—Le dije que me dejara en paz, pero insistía tanto. Le d-dije que parara, pero él me besaba, no paraba de besarme. En los labios, el cuello, el mentón y m-metía s-sus manos en—

—Suficiente. —Gerard no podía escuchar a su hermano diciendo tales cosas. Miró a la habitación, en busca alguna distracción— Ey, ¿Frank no estaba ahí hace un minuto?

Wentz desenfocó su atención del menor Way por un segundo para observar la habitación, aunque seguía teniéndolo en sus brazos.

—¿Dónde se fue? ¿No estaba inconsciente?

Gerard se levantó y fue directo a la cocina. No podía ser.

Ahí, en su pequeña cocina, se encontraba la pequeña silueta de Frank Iero. De pie y sonriente, distaba tanto de ser su borracho de la fiesta.

Sus manos tatuadas sostenían una humeante taza de lo que era presuntamente café, y sus ojos observaban directamente a los del mayor. Se veía horrible, pero incluso eso para Gee era adorable. Su cabello parecía de recién despertado y sus dedos tenían pequeñas cortadas debido a la botella.

—Gracias —Sin dudarlo dos veces, abrazó al chico. Sentía el calor de su cuerpo volver a llenarlo como cuando lo cargaba inconsciente, percibía el mismo aroma a avellanas y remedios de hospital que lo caracterizaban.

—No hay de qué —Contestó con su ahora ronca voz, sujetando la mano del pelirrojo entre las suyas. Alzó la mirada— No iba a dejar que nadie te toque.

Y eso era todo lo que Gerard quería escuchar en ese momento.

---------------
¡Holaaa! Esta es mi primera nota de autor, ay qué emoción ahre

Bueno, quería aclarar que no siempre estaré subiendo tantos capítulos de una vez, (subí ya 3 hoy) lo que pasa es que me siento inspirada y la historia realmente me gusta mucho.

Al comienzo de los capítulos estaré poniendo gifs o fotos de cosas referente a lo que pasa en el mismo, sean acciones, vestimentas o lo que sea. Creo que ayuda a imaginar mejor la historia y no sé, me gustan.

Quiero decir gracias también a todas las personas que leen y comentan, las amo con todo mi negro corazón ahre pero sí, las amo, muchas gracias ❤️

-Gxnfight

Prozac y avellanas -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora