¿Y tú de que te ríes?

392 71 36
                                    

  Biblioteca.

En cuanto llegamos a la biblioteca varias cabezas voltearon a vernos indiscretamente tal vez por la belleza de Harvey o tal vez porque lucía satánico, una de esas.
La señorita que atendía nos dijo, o más bien le dijo a Harvey ya que no le quitaba la vista de encima que podríamos acomodar algunos de los libros que acababan de llegar por su género y orden alfabético, se despidió de Harvey con una sonrisa coqueta y ella me volteó a ver de pies a cabeza, la odie en ese mismo instante.

Harvey empujo el carrito donde venían los libros mientras yo caminaba a su lado checando los libros.
— Estas muy callado — rompió el silencio
— Siempre lo estoy, no es novedad — no aparte la mirada de los estantes
— Toc Toc.
— ¿Es enserio? — Fruncí el ceño
— Vamos Enzo — golpeo mi hombro — Toc Toc.
— ¿Quién es? — Rodee los ojos
— Ernesto —
— ¿Ernesto quién? —
— El dueño de todo esto — se río de su propio chiste que ni siquiera risa dio
— Mi turno - respondí — Toc Toc
— ¿Quién es? —
— Asco
— ¿Asco quién?
— Asco dan tus chistes — sonreí sarcástico
— Oh vamos, no fue tan malo, tu chiste fue peor —
— Con la diferencia que el mío no iba con la intención de dar risa si no de decir la verdad —
— Eres muy cruel Lou — me pare en seco por ese apodo
— ¿Cómo me llamaste? —
— Lou, es lindo, como tú —
— Me vuelves a llamar así y te rajo el cuello — advertí mirándolo directamente a los ojos, creía que mi nombre era estúpido pero Lou rebasaba esa línea.
— Tranquilo, no lo volveré a hacer — levanto los brazos a la defensa, era atractivo, pero eso no quitaba que pensara que era un idiota.
Estuvimos en silencio un buen rato, acomode los libros aunque por momentos miraba de reojo a Harvey, no recordaba haberlo visto antes, tal vez era porque siempre estuve metido en mí, mundo y odio hacia los demás que ignore su existencia.
El Interrumpió mis pensamientos con su lenta voz.

— ¿Qué piensas? — quite mi vista de los estantes de libros
— En cómo apuñalarte si es que me sigues hablando —
— ¡Oh vamos Enzo! ¿Porque eres tan grosero conmigo? — sonrió de lado
— Soy grosero con todos así que no te sientas especial, idiota —
— No deberías decir malas palabras — musito acercándose a mí
— ¿Porqué según tú? — rodee tanto los ojos que creo que vi mi cerebro
— Porque eres demasiado bonito —
— En primera no soy bonito, en segunda ¿Crees que diciéndome palabras lindas seré amable contigo? Y en tercera las digo cuándo quiero y puedo fíjate, puta, vagina, idiota, estúpida — las palabras e insultos salían de mi boca fluidamente hasta que la bibliotecaria me calló.
— Shh para ti, a mí nadie me shhshea — grite ganándome más "shh" de parte de los que leían
— Basta Enzo, nos van a sacar — dijo Harvey entre pequeñas risas
— ¿Y tú de que te ríes? — reclame enojado pero no tan alto
— Es que fue demasiado divertido ver cómo te alterabas — sonrió burlón

En ese momento creí que era un completo idiota, tanto que retire mis pensamientos de que era atractivo, él le seguridad fue hacía nosotros y efectivamente nos sacó de ahí, pero no nos aventó por la puerta como en las películas, eso hubiera sido genial, también nos prohibieron la entrada por cierto.

— Y ahora estamos afuera, genial Enzo — Harvey se sentó en el piso como un niño pequeño
— Oye yo no te obligué a hablarme así que no es mi culpa —
— Al menos recibimos el sello de la bibliotecaria así que no fue en vano — sonrió poniendo sus manos en su cadera
— Si, bueno fue un gusto, adiós — voltee para irme en cuanto antes de ahí
— Espera, Enzo — se paró y me jalo del hombro
— ¿Ahora qué? — quite de un manotazo su mano de mi hombro
— Nos prohibieron volver a entrar, tenemos que ir a otro lado mañana —
— No había pensado en eso, ¿qué sugieres? — rasque mi nuca pensando
— Podríamos ir a cuidar a los ancianos serán solo cuatro horas, no tenemos que hacer casi nada solo vigilarlos —
Me queje en voz alta
— ¿No hay algo más interesante cómo nadar con vagabundos o algo así? — Harvey volvió a soltar una risita y negó con la cabeza
— Entonces, supongo que está bien —

No podía ser tan malo cómo sonaba.

Novocaina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora