.Nueve.

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De alguna manera, logró llegar hasta él.

Sus pies, aunque acostumbrados al maltrato, ardían por el exceso de carga. Se había forzado a correr, esquivar, saltar y frenar cada vez que algún enemigo se interponía en su camino. Sus compañeros, a los cuales pocas veces hablaba, hoy estaban dispuestos a ayudarles. Arriesgaron su vida por Sasuke.

Su corazón latía y otras veces se detenía, su mente estaba revuelta de situaciones tanto reales como imaginarias. Toda la aldea estaba en silencio, los grandes ninjas trataban de mantener en secreto aquella llamada traición.

Traición. Naruto sabía que no se trataba de una traición.

"-No me iré a ningún lado." Sasuke se lo había prometido esa tarde en su habitación después de la plática con Kakashi. Bueno, eso sonaba a promesa, lo cual era válido para el razonamiento de Naruto. Rechinaron los dientes mientras pasaba de rama en rama, con la respiración agitada y la mirada concentrada en un punto fijo del espacio.

Toda la noche en vela, buscándolo...

-Joder, Sasuke...

Y es que, no era traición, estaba huyendo.

"-¿Cómo... te atreves a burlarte así?" Sus ojos de un profundo negro, más que opacarse, humedecieron ante los sentimientos que fluían debajo de aquella coraza que se había dejado caer solo para él. No estaba de más aquella golpiza que le dieron las chicas. Naruto realmente se había burlado... sin embargo, no contaba con que fuera cierto, no esperaba que Sasuke sintiera semejante cosa por él.

Emitió un jadeo al sentir su chakra. Sus pies frenaron sacando humo por el polvo al arrastrar los zapatos en la tierra. No esperaba verlo asi... su misma respiración agitada lo delató. Sasuke no lo miró, siguió viendo aquellas estatuas enormes. Naruto también dejo que su mandíbula cayera presa del asombro. Rígidas, se alzaban hasta los cielos, mirándose eternamente. Se atrevió a dar unos pasos sintiendo por fin la sed inminente del esfuerzo físico.

¿Qué le diría?

Naruto miró a todos lados, observando sin mucha atención, el claro del bosque. Los arboles delgados, la ruidosa cascada, alcanzó a percibir algún canto de avecillas escondidas despertando ante los primeros rayos de sol. Bien, quizá primero le pediría perdón, luego le invitaría a regresar a Konoha y ya en el camino, hablarían sobre sus sentimientos. Naruto asintió ante su plan.

Pero Sasuke lo miró con seriedad y el sharingan activado.

-¡Todos están muy preocupados! -¿Qué había sido eso? Aquella mirada lo había aterrado y olvidándose de todo solo pudo dejarse llevar. Gracias a Dios, Sasuke desactivo aquellos ojos llenos de sangre y lo miró de pies a cabeza. -Kiba, Shikamaru, Chouji...

-No me interesan ni un poco.

-¡Pues deberías! Ellos están luchando...

-¿Contra quién, Naruto? -su voz era grave, baja y llena de molestia. Naruto entendió que Sasuke realmente había estado dándole señales desde hace mucho tiempo. Aquel tono de voz delataba sus sospechas. Por lo general, al Uzumaki le hablaba con un tono endulzado, aunque fingiendo no hacerlo. -¡Date cuenta! No hay enemigos. Solo es una distracción.

-¿Distracción?

-Una desviación de atención por parte...

-¡Ya sé lo que es una distracción, dattebayo! -le interrumpió ofendido, sus mejillas se inflaron en su característico berrinche.

-Entonces déjate de estupideces. -le dio la espalda con gesto despectivo.

Orochimaru, su trasero. Claro que estaba cerca de Konoha, pero nunca llego a tocar sus fronteras siquiera. Sasuke no lo estaba siguiendo. Aunque si había huido de su aldea natal. Estaba harto. Harto de que su cerebro no funcionase como debía cuando estaba junto a ese rubio retrasado. Sasuke sabia lo era ser un ninja... y dentro de ese mundo que el había elegido, no había cavidad para los cuentos de hadas.

¡Casados!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora