.Ocho.

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Su garganta se seco en seguida, la miro con avidez y alzó en mentón en señal de presunción como instinto. Estaba sudando de las manos pero afortunadamente no lo pudo notar Hinata que aun estaba sufriendo los estragos de su confesión.

-¿Y a mí, que?

-... ¿Ah? –la niña aun llena de temores lo miró con pena. –Es que... pensaba que... podrías ayudarme a...

-¿Qué te hace pensar que te quiero ayudar? –la interrumpió sin esconder su molesta. Su mano seguía recargada en su cintura haciéndolo ver como alguien impaciente.

Hinata se sintió débil ante la presencia del muchacho y las lágrimas salieron por la impotencia.

-Nada te cuesta... yo... siempre eh estado en la sombra, admirándolo en secreto. Se todo sobre él... -Sasuke se rio sarcástico pero la dejo continuar. –Si tan solo tuviera una oportunidad, yo...

-Haz lo que quieras con tu vida, no me metas en líos sin motivo. –no quería verla, estaba hirviendo su sangre. Tenía un deseo extraño de decirle que no lo merecía, decirle que... -Además... Naruto no sabe que existes. –sonrió orgulloso al ver como se cubría el rostro.

-Yo... solo pensé que...

-No soy una chica y mucho menos tú amigo. –le dio la espalda. –El único consejo que te daré es que dejes de jugar a la adolescente mal querida y te pongas a entrenar.

De un saltó, huyo, aunque no aceptaría nunca esa palabra.

-¡Carajo! –estaba sufriendo un ataque de ansiedad, debía llegar a casa lo más pronto posible.

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-¡Anda Ino! –estaba impacientándose, sus manos estaban ocupadas cargando las bolsas llenas de ingredientes para una buena comida.

-¡Ya voy, frentona! Se supone que solo vamos a hacer el análisis... -salió de su casa y la miró con detenimiento. -¿Para qué es eso?

-Me ofreceré a hacer la comida.

-¿Por...?

-Porque asi puedo demostrarle a Sasuke que soy una excelente esposa.

-No eres su esposa. –tomó camino hacia la vivienda Uzumaki.

-Pero podría serlo.

En la casa, Naruto trataba de comportarse como un ser humano civilizado, era la tercera vez que intentaba doblar aquellas camisas y hacerlas entrar en el pequeño armario. Sasuke miraba por la ventana mientras descansaba recargado en la pared sobre el colchón. Recordaba aquella conversación con Hinata, no pudo dormir bien por las sensaciones. No le parecía ni por lejos, fea. Y quizá Naruto si sabia quien era.

"-A mí me gusta Naruto"

-A mi también.

-¿Dijiste algo ttebayo? –le preguntó sacándolo de sus problemas mentales.

-Es la tercera vez que te explico que no se doblan las chaquetas, se cuelgan. –decidió ignorar su pregunta, levantándose sin hacer ruido y arrebatándole la ropa. –Siempre logras que yo termine haciendo todo. –se quejó mientras acomodaba las prendas.

-Bueno, cada quien sabe hacer cosas diferentes. –sus brazos se fueron detrás de su nuca. -Tú haces la limpieza y...

-Y la comida, lavado de ropa, sacudir y pulir. Tú no haces nada.

¡Casados!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora