Capítulo 28

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Capítulo 28


Estoy suspendida. No me importa. Hice lo que tenía que hacer. Un mes sin ataques, un mes de tranquilidad, sin contar a los reporteros. Y la gente que cree que hice justicia, y la otra que cree que lo que intenté hacer fue asesinato.

Un juez dictaminó que fue defensa propia, y que no estaba en mis sentidos cuando jalé el gatillo. Por eso ya no podía operar como Detective por un par de meses, hasta que mi psicóloga viera por mi mentalidad y dijera que ya podía volver al campo. Eso, y esperar a que Diego Smith saliera del coma, aunque lo dudaba.

Supongo que está bien, descansar. Aunque con Nathan, que me llama a cada segundo, para que lo ayude en algún caso, no es de mucha ayuda, aunque me mantiene distraída. De igual manera, Nathan también puede ser suspendido, si se enteran que lo estoy apoyando, ya que me prohibieron, y a él también, vernos, o hablar del trabajo sin que Allen le diera permiso.

Además, también me quitaron el cabestrillo, lo único era la terapia física. Eso lo odiaba.

Abrí otra cerveza, comencé a beber. Era lo único que podía hacer, tenía restringido buscar otro empleo para pasar el tiempo, ni siquiera mi paga era la misma, ya que no estaba haciendo mis horas extra de investigación.

Mi padre está contento de que yo viva con él y su nueva esposa, Catlyn. Aunque Catlyn se quejé de mí, cada día, de que no hago nada, no significa que no haga nada. Porque en realidad, lo único que hago es beber, y espirar a Donovan por mi ventana.

Eso, y esconderme de los reporteros.

Lo único bueno de mi suspensión, es que podía cuidar de Yaki, y ver de momentos a Reymond. Lo sé, soy patética. Pero como dije, Yaki era lo único que me mantiene con vida.

Bebí de mi cerveza, Yaki estaba a un lado mío, jugaba en su tableta, mientras yo veía a la banda Loqueen tocar el nuevo disco.

Mi hermano y Rey, se veían a cada segundo, ambos sonreían y se besaban cuando terminaban de tocar alguna canción. Su relación era privada ante las cámaras, por eso también me perseguían, los reporteros querían saber sobre mi relación fallida con Rey.

Eso era lo que sentía mi hermano, y detestaba el sentimiento de celos en mi pecho. Me rasqué la nariz, y después me mordí la lengua, contuve mis gritos infelices.

Me levanté del sofá, y salí del estudio. Ya no podía estar ahí, no era saludable para mí, ver a mi ex comprometido, comerse con mi hermano. Quizá yo misma lo provoqué, al momento de decidir ser novia de Reymond, e ignorar las quejas de mi hermano. No, yo amo a Reymond, pero si él quiere estar con mi hermano, está bien.

─ ¡Ali!

Me detuve, suspiré al escuchar la voz de Rey. Volteé a verlo.

─ ¿Qué sucede?

─ ¿Por qué te vas?

Se veía preocupado, su pecho subía y bajaba por haber corrido en el pasillo.

─No puedo estar aquí. Te amo, y me caga que estés con mi hermano. Créeme, lo entiendo ─ solté mi pesar con dolor─. Entiendo que quieras estar con él, y no conmigo, pero no es sano que aun estemos frecuentándonos, y verte, con él.

─Ali... ─ Rey se relamió los labios y dejó de verme, vi su desanimo crecer, eso me sofocó─. Lo sé, yo también te amo, pero con tu hermano, no sé, es distinto.

Chasqueé la lengua, negué con la cabeza, y quise besarlo.

─Soy feliz si ustedes son felices.

Él suspiró, y yo me di media vuelta, comencé a caminar, era lo mejor estar alejados.

Amor Obsesionado © [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora