1. Marinette tiene novio

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La chica de cabellos azulados se encontraba caminando de un lado a otro, a punto de caer en histeria, observando de reojo al muchacho que se encontraba en su habitación ¿Y ahora que haría? Ella no era tan inteligente como para devolver a Marino donde pertenece. Y ahora estaba aún más nerviosa ante aquel pensamiento.

Mientras que el chico miraba curioso a su contraparte, es decir, era totalmente igual a él, aunque él era un poco más... ¿Maduro? Bueno, algo así. Marinette, como de la había presentado el kwami, mostraba sus nervios al no entender la situación y mucho menos como remediarlo.

─ Marinette, sé que te preocupa el hecho de que no sabes como devolverme. Pero no estás sola, me tienes a mi- el azabache se acercó para abrazarla. A fin de cuenta era como abrazarse a si mismo ¿O no? Estaba intentando transmitir un poco de calma y confianza de que ellos podrían arreglar aquello sin mayores daños o problemas.

Las mejillas de Marinette tomaron un tono rosado y empezaban irradiar calor, era vergonzoso abrazar a un chico. Pero soltó un suspiro y devolvió el abrazo con todas sus fuerzas, tenía miedo a que su contraparte no logrará regresar. Pero el hecho de poder compartir un poco la carga era bastante relajante. Nunca lo había hecho con alguien, no siquiera Chat Noir, su compañero de combates y un amigo más.

─ Bien...- comenzó a explicar la muchacha. ─ Tendremos que inventar algo para que mis padres te dejen quedarte a vivir aquí- era claro que sí iban a trabajar juntos, tenía que darle un espacio en su hogar. Después de todo Marino no existía en su dimensión.

─ ¿Puedes hacerlo tu? Yo tengo que ir al colegio para ver si me dejan integrar- después de todo, tenía que tener una buena coartada mientras vivía en ese mundo. Aunque tampoco quería dejar sola a la muchacha intentando convencer a sus padres.

─ ¡Claro! No hay problema- afirmó con una sonrisa radiante. Aunque sólo esperaba que sus padres aceptarán está nueva situación.

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─ Entonces... ¿Mi pequeña tiene novio?- preguntó ilusionada Sabine.

Bien, no supo en que momento esto se había ido de las manos y que sus padres pensaran que era su novio. Es decir, tenía cerca de unos quince pero nunca había tenido​ novio y si lo tuviese, no lo dejaría en su casa por un tiempo. Vaya padres que tenía.

─ ¿Qué pasó con Adrien?- mencionó Tom mientras colocaba unos panecillos al horno.

─ N-no es mi novio- negaba totalmente nerviosa y roja. La tan sola mención del rubio en esta situación extraña la colocaba más torpe de lo que comúnmente era.

─ Pero si es casi igual a ti, pero es hombre. Es guapo y tiene aires de ser un chico malo, pero realmente es muy caballero- le dijo su madre, la cual esperaba que su querida hija viviera una hermosa historia de amor.

─ Mamá es sólo un amigo que no tiene donde quedarse- razono una vez más mientras entornaba sus ojos. Sólo era un amigo, más conocido que amigo. Pero eso sus padres no debían saberlo.

─ Bueno amor, no le veo problema de que se quedé ¿Y tú, Tom?- Sabine sabía que el muchacho había salvado a Marinette, incluso cuando le vio llegar a su hogar con su hija en brazos denotaba la preocupación hacia ella. En conclusión, una buena persona.

─ Ninguno, te ayudó y salvó. Merece un espacio aquí- finalizó el hombre de la familia.

─ Muchas gracias, familia Dupain-Cheng- Marino había llegado del colegio para escuchar que le darían cobijo durante su estancia en aquel mundo. Un sentimiento cálido recorrió su cuerpo, recordando a sus padres y que seguramente hubieran dicho lo mismo.

─ No hay nada que agradecer- le dijeron los padres de Marinette mientras se abrazan. Sí, exactamente como lo hubieran hecho sus padres.

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La nueva mañana llegó a París y dos chicos que eran realmente iguales se encontraban arreglando a la velocidad de la luz. Faltaba poco para que las clases comenzarán y Marinette iba y venía del baño, mientras que el azabache estaba terminando de arreglarse.

─ Son igual de dormilones- mencionó Tikki, la del chico.

─ Al parecer las malas costumbres nunca cambiarán- la kwami de Marinette tomó una galleta e ingresó a su lugar designado, el pequeño bolso rosado que siempre portaba la muchacha.

─ Vamos Mari, es mi primer día- le apuraba muy emocionado Marino. Siempre le había interesado la escuela y ahora más al saber que estaba en un mundo alterno. Quería saber cómo iban a ser sus compañeros.

─ Lo sé, pero mi cabello no quiere ceder- dijo con un puchero. Marino se le contrajo el corazón, era como tener una hermana menor. Se acercó a ella y bajó sus manos, para luego tomar el cepillo y hacerle esas típicas coletas tan singulares.

─ Muchas gracias, Marino- agradeció, viéndose al espejo su peinado, conforme con lo que había hecho el muchacho.

─ No importa, vámonos- tomó su mano para irse corriendo.

Cuando llegaron al Instituto todos se le quedaron viendo. Las muchachas hormonales ya deliraban ante su belleza ¿Y quién no? Era un chico con gran gusto de la moda, ojos levemente rasgado, piel tersa y clara, ojos color cielo, su cabello liso aunque desordenado, dos perforaciones, con un buen físico y una sonrisa perfecta.

Alya, quien se encontraba hablando emocionada con Nino y Adrien sobre la última batalla de Ladybug, se percató que había demasiado murmullo. Además de que a la entrada del colegio se podía ver muchas mujeres rodeando algo o alguien.

─¿Marinette tiene un novio?- decía una muchacha pasando por su lado, mientras decía aún más lo maravilloso que era el chico nuevo que venía acompañado de la chica.

─ Si, además de que es el chico más guapo, más que Adrien- contestó la otra, ahogando risitas traviesas.

─ Que envidia- terminó afirmando la otra.

Eran dos chicas que se iban comentando sobre lo sucedido. Los tres amigos no lograron salir de su asombro, intentando buscar algo de lógica. Pero nada, ahora se miraban entre ellos para buscar la respuesta ante la nueva incógnita ¿Marinette tiene novio?

Parallèle [MLB] EDITANDOजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें