Capítulo 9

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"¡No, Legolas! ¡Podría hacerte daño si el demonio vuelve! –exclamó el príncipe mayor, ya totalmente suelto. Pero Legolas lo ignoró, agarró la muñeca de su hermano y lo sacó de la cama-. ¡Legolas, para!"

Keldarion intentó resistirse, pero por una vez, Legolas era más fuerte. Sus músculos estaban debilitados por haber estado tantos días en la cama. Legolas consiguió sacarlo de la habitación, tan desesperado que no pensaba con claridad.

Thranduil, que estaba paseándose con ansiedad por el pasillo, levantó la mirada cuando escuchó los pasos de sus hijos.

"¡Pero qué...! –exclamó con incredulidad-. Legolas, ¿estás loco?"

"¡Todavía estoy cuerdo, padre! Me llevo a Kel ahora mismo antes de que lo matéis. ¡Y ahora, muévete! ¡Fuera de mi camino!" –dijo, blandiendo la daga de oro que todavía llevaba en una mano.

"No te dejaré ir –dijo Thranduil, bloqueándoles el camino-. ¡Esto es una locura, Legolas! ¡No lo hagas!"

Celeborn, que estaba cerca, avisó a los guardias.

"¡Cerrad las puertas! ¡No los dejéis salir!"

Los elfos de Lothlórien se apresuraron a cumplir sus órdenes, bloqueando todas las puertas y ventanas. Y entonces Keldarion habló de repente.

"¿No me vais a dejar salir?"

Legolas empezó a darse la vuelta cuando escuchó el cambio en la voz de su hermano, pero Keldarion fue más rápido. Legolas gritó cuando le torció el brazo por detrás de la espalda y luego le quitó la daga. Keldarion lo usó como escudo y colocó el puñal afilado en el cuello de su hermano.

Legolas se quedó sin aliento al sentir el metal frío sobre su piel.

"Kel..."

"¡Cállate, muchacho estúpido! –gruñó Jakarran en el cuerpo de Keldarion-. ¡Oh, por cierto, gracias por liberarme! ¡No estuvo bien atarme así!"

"¡Suéltalo, Jakarran! –gritó Thranduil, a sabiendas de que ya no estaba hablando con su hijo mayor-. ¡No te atrevas a hacerle daño!"

"¡Ríndete, Thranduil! ¡No puedes hacer nada!"

"Jakarran, suelta al muchacho. ¡A los dos!" –dijo Celeborn con la voz firme a pesar de que su corazón latía desbocado. Las cosas se estaban saliendo rápidamente de control.

Legolas se encogió cuando Jakarran se rio con la voz de Keldarion.

"Sigue. ¡Me encanta cuando suplicas, Celeborn! ¿Te acuerdas de cómo te suplicaba hace miles de años? ¡Cómo te suplicaba para que no te deshicieras de mí! ¡Ni siquiera escuchaste!"

"¡Esto es entre tú y yo, Jakarran! ¡Suéltalos! ¡No tienen nada que ver con esto! ¡Son inocentes!"

"¿Y a mí qué me importa eso? -gritó Jakarran. Luego giró a Legolas hacia él y lo golpeó contra la pared, apretando firmemente la daga contra su garganta-. Por cierto, la sangre inocente es mucho más dulce y tentadora. He ansiado probarla desde hace mucho."

Mirando con ansia las gotas de sangre en la piel de Legolas, Jakarran se lamió los labios y apretó la daga más profundo. Encogiéndose, Legolas vio por el rabillo del ojo cómo los guerreros de Lothlórien apuntaban sus flechas a la espalda de Keldarion, listos para disparar a la orden de Celeborn o Thranduil.

"Kel, te quiero" –dijo en voz baja.

Jakarran se sobresaltó.

"¡Cállate, niño!"

"Y confío en ti –añadió Legolas, mirando los preciosos ojos azul cobalto de Keldarion e intentando llegar hasta él-. Confío en ti, Kel. Siempre lo haré."

"¡Dije que te calles!" –gritó Jakarran, apretando la garganta de Legolas con la otra mano.

"Confío... en ti... -volvió a decir, quedándose sin aire-. Máta... me... si crees... que es... lo más... correcto... Pero seguiré confiando en ti... siempre..."

Thranduil, Celeborn y los demás observaban la escena cada vez más horrorizados. Celeborn estaba preparado para gritarle a los guerreros que dispararan y Thranduil estaba aterrado.

"Valar, ayudadnos..." –susurró.

"Confío en ti... vuelve... conmigo, Kel... vuelve... conmigo..." –jadeó Legolas, cada vez más mareado.

*******************

Keldarion luchaba con todas sus fuerzas contra el poder que lo controlaba. Escuchaba la voz angustiada de su hermano y sus palabras lo atormentaban. Luchó mentalmente, haciéndose más fuerte con cada segundo que pasaba. Te quiero... confío en ti...

¡No puedo matarlo! Gritaba mentalmente. ¡No puedes obligarme, Jakarran! ¡No voy a matar a mi hermano!

******************

"No –dijo Keldarion al fin. Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, soltó a Legolas y dio un paso atrás-. No, Jakarran. No puedes obligarme."

El alma de Jakarran se revolvió dentro del cuerpo de Keldarion y empezó a gritar con rabia. ¡Mátalo, debilucho! ¡MÁTALO YA!

"No puedo matarlo –dijo Keldarion suavemente, levantando el puñal de oro y mirándolo atentamente-. ¡Pero puedo matarte a ti!"

De repente, Keldarion agarró mejor el puñal y clavó la cuchilla en la parte izquierda de su pecho... justo en su corazón.

Al instante, el grito agónico de Jakarran resonó en la sala y su alma en forma de niebla roja abandonó el cuerpo de Keldarion.

"¡NO!" –gritó Legolas cuando su hermano se derrumbó. Lo atrapó mientras caía y lo acunó en su regazo. Los ojos de Keldarion estaban cerrados. No se movía.

"¡Kel, idiota! –haciendo caso omiso de los lamentos del demonio que se desvanecían en el aire, Legolas sacó rápidamente el cuchillo del pecho de Keldarion, rezando para que siguiera vivo-. Aguanta, hermano. ¡No voy a perderte!"

Sin saber que su padre y Celeborn habían caído de rodillas a su lado, Legolas se inclinó para colocar su mano sobre el pecho sangrante de su hermano y forzó en él toda la energía curativa que tenía.

Los otros observaban con aprensión, rezando para que el esfuerzo de Legolas no fuera en vano.


Vayan despidiéndose de Kel :( Eso es imposible de curar

PosesiónWhere stories live. Discover now