Final

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Bienvenidos sean el final de te odio, por favor siéntanse cómodos que su querido anfitrión Tobías Chase tiene una historia que finalizar.

Con esta historia, mis queridos lectores he disfrutado como nada hacerla y también se siento completamente complacido al ver que logro su cometido: llegar al fondo de sus kokoros. No hubiera llegado a nada- de hecho lo habría abandonado cuando me sentía más débil- sin ustedes. Quiero agradecer por estar conmigo y apoyar esta humilde historia.

Que lo disfruten.

Nota: en este tiempo es el pasado, el que empieza a relatar Dipper en su carta, espero no generar malentendidos.







— ¡¿Por qué mierdas no llega la maldita ambulancia?!— gritaba un histérico Phil tras un breve descanso por intentar reanimar a su hermano, el cual los resultados eran mínimos. Simplemente no reaccionaba a nada.

—No lo sé, Phil— decía Pyronica la cual tampoco estaba en un buen estado— ¿y si nadie llega? ¿Y si Bill...?

—No lo digas, el vivirá — gruño antes de volver a intentar— ¡Joder, Bill reacciona!— grito desesperado sujetando entre sus brazos el cuerpo inconsciente de su hermano.

Pese a contradecir todo pronóstico la ambulancia llego, llevándose con diligencia a Bill, salvándole la vida. Obviamente tanto Phil como Pyronica fueron al hospital – aunque ella fue por pura insistencia, ya que Phil no lo consideraba prudente-.

Después del lavado de estómago que tuvieron que practicar lo llevaron a una habitación en el segundo pido donde aunque estaba estable, su resultado podía varias. Debían esperar a que reaccionara. Y para eso tomaría una buenas horas, las suficientes para que todos se enteraran de la situación.

Nadie le tomó por sorpresa que hubiera dedico suicidarse, de hecho muchos no lo tomaron tan mal y nadie fue a ver como estaba, algo que calmaba mucho a los únicos dos que estaban en la sala de espera.

No obstante esa poca calma que con esfuerzo habían logrado conciliar se fue de golpe cuando aparecieron dos gemelos. Mabel y Dipper Pines.

— ¿Tu qué demonios haces aquí?— pregunto Phil dirigiéndose al castaño que no pudo contestar nada, al menos no por el momento— no quiero que te acerques a mi hermano ¿entiendes?

—Yo no quiero molestarlo, en serio pero es que...

—Bill me mandó un mensaje— interrumpió Mabel, explicando el motivo de su visita— me asusto mucho pero cuando llegue a su casa ya lo llevaban en la ambulancia. Solo queremos ver como esta, eso es todo.

—Cariño, creo que deberías escucharlo y también debes calmarte— dijo la pelirrosa que estaba sentada, acariciando nerviosa su abultado vientre de ocho meses— aunque no deberían estar aquí, en especial tú, Dipper— le miro con el ceño fruncido.

—No pensé que estuviera tan mal— susurro para recibir un golpe por parte de Phil.

—Tiene sida, maldito idiota ¿crees que está feliz de la vida? No me jodas— escupió con odio y antes de que fuera reprendida se escuchó un fuerte estruendo que era de la habitación donde estaba Bill. Había despertado.

Dipper, siendo el primero en reaccionar de todos corrió a la habitación sin que nadie le detuviera. Casi tropezando al final de la carrera, se agarró del marco de la puerta para entrar. En el centro de la habitación, acostado en aquella cama de hospital, se encontraba Bill. Su aspecto le asusto; la última vez que lo había visto estaba decadente, pero ahora no había palabras.

Te odio (BillDip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora