Capítulo diez

12.4K 1K 28
                                    

Los pedazos de la pintura que Michael hizo para Hannah yacían sobre el suelo. Él había destrozado el amor que ambos se tenían por una absurda falta de confianza, confianza que su esposa había llegado a tener en él, pero que evidentemente el griego nunca tuvo en ella.

Habían pasado tres meses desde ese incidente, Hannah no huyó como lo hizo la última vez, sino todo lo contrario, ella estaba viviendo con su madre en el apartamento que le había comprado antes de casarse con Michael.

Hannah estaba extrañada aún, porque los papeles del divorcio con los que Michael la amenazó aquel día que ese cuento de hadas que estaban viviendo terminó, nunca llegaron. Él se había negado a escucharla a hablar, a explicarle la verdad, pero una vez más, su ira había sido más poderosa que la razón. Con todo eso también acabó la posibilidad de formar una familia juntos; Michael nunca se enteraría que se convertiría en padre, ya que Hannah estaba esperando un hijo suyo, el mismo que ella criaría sola, pues no pensaba exigirle nada.

— ¿Mamá? — Hannah llamó la atención de su madre, la cual estaba leyendo un libro sobre la cama.

— Dime, cariño. — dijo Melissa dejando el libro sobre el velador.

— ¿No ha llegado ningún documento para mí? — preguntó. Ella se refería a los papeles del divorcio que había estado esperando todo este tiempo.

Melissa sacudió la cabeza en negación.

— Entonces no ha cumplido con su amenaza. — murmuró Hannah intrigada.

— ¿Todavía tienes la esperanza que se haya arrepentido? — inquirió su madre con una expresión de preocupación, pues ella sabía que su hija finalmente se había enamorado de Michael y le había dolido separarse de él.

— La verdad no, — contestó, llevándose una mano al pecho —, dudo mucho que haya perdonado mi supuesta infidelidad. — suspiró —. Tal vez Michael jamás llegue a saber que no lo engañé y que todo lo que escribí en mi diario fue mucho antes de casarnos, cuando aún estaba enamorada de Luke, pero en fin, ya nada se puede hacer. — Hannah se encogió de brazos.

— ¿Y qué ocurrirá con tu hijo? — mencionó Melissa, mientras observaba el vientre de su hija —. Sabes muy bien que ese niño necesita de una figura paterna, de un padre que lo proteja.

— Yo también puedo protegerlo, después de todo seré su madre. — Aunque Hannah no había querido sonar como si estuviese a la defensiva, lo había hecho.

— Pero los hijos siempre necesitan de un padre y de una madre.

— Lo sé, pero creo que no será el caso. Además, Michael nunca creería que estoy esperando un hijo suyo. — señaló.

— Es una situación difícil, ¿qué harás, hija? — La observó con ternura.

— Seguir trabajando y divorciarme de Michael, si él no emite los papeles del divorcio, lo haré yo.

La conversación con su madre le había servido. Sin embargo, el tema de que su hijo no tendría un padre, sólo hacía que sufriera, ya que un niño que no tenía a su padre al lado, podía sufrir mucho, pero aun así, ella estaba dispuesta a darle todo su amor a su futuro hijo o hija.

Hoy era sábado y Hannah había tenido que trabajar hasta medio día, debido a que había mucho que hacer en la editorial. Luke había venido a recogerla al trabajo, él estaba al tanto de lo que ocurría en la vida de la muchacha, después de todo era su amigo al igual que Whitney.

Ambos tomaban un helado y estaban cerca del edificio donde vivían ella y su madre, el mismo que quedaba muy cerca al lugar donde trabajaba. Luke estaba feliz de volver a verla y Hannah también a él. A pesar de haber tenido una relación hace muchos años, los dos se guardaban mucho cariño, claro que como amigos.

— ¿Y cuántos meses de embarazo tienes? — preguntó Luke, acariciando su vientre.

— Cuatro. — le respondió con una sonrisa.

— ¡Vaya! — exclamó —. Es increíble, parece que no estuvieras embarazada.

— Lo mismo me dijo Whitney y lo más sorprendente es que no tengo ningún síntoma, y por esta razón creo que tendré un niño muy bien portado. — sonrió la castaña con esa sonrisa tierna que la caracterizaba. Ella estaba muy emocionada por convertirse en madre.

— ¿Y qué hay de Michael? — preguntó con cautela.

— Lo criaré sola. — declaró muy confiada —. Michael ya no está en mi vida, ni lo estará más.

Ambos detuvieron su paso antes de entrar al edificio. Cruzaron miradas y Luke no pudo evitar sonreír, él se acercó a la muchacha y acarició su rostro con ternura, y finalmente depositó un beso en su frente.

— Sabes que eso no está bien, Hannah. — susurró.

— Estoy consciente de eso, pero es lo único que puedo hacer. — le explicó —. No le diré a Michael que espero un hijo suyo tan sólo para retenerlo a mi lado. Además ¿Cómo viviría con un hombre que firmemente cree que le fui infiel y que nunca lo amé? — cuestionó —, es imposible. — finalizó. Sus ojos verdes derramaron algunas lágrimas.

— No llores, ese hombre no lo merece. — musitó Luke abrazándola, reconfortándola —. Sé que no es el mejor momento, pero si tú quisieras y me lo pidieras, yo podría quedarme a tu lado. Yo podría hacerlos feliz, a ti y a tu hijo, yo podría ser el padre que a tu hijo le hace falta. — Este repentino ofrecimiento sorprendió a Hannah, ya que había sonado como una confesión tardía. Nunca imaginó que él pudiese amarla aún.

— Luke. — murmuró Hannah suavemente.

— ¡Shhh! No digas nada, Hannah, dejemos que el tiempo decida sobre nuestras vidas, sobre nuestro futuro, porque realmente espero que tengamos uno juntos. — Él seguía abrazándola —. Ahora Hannah, terminemos el helado, porque de lo contrario, terminará por derretirse.

Hannah sólo asintió e hizo lo que más le gustaba a Luke, ella sonrió. Lo que ambos ignoraban es que alguien muy importante los observaba desde lejos y ese alguien era Michael, quien tenía más de una señal de arrepentimiento en su rostro. Sabía que había malinterpretado las cosas, sabía muy bien que se había equivocado y que había herido a su esposa.

¿A qué había venido?

¿Qué es lo que quería de ella ahora que sabía el secreto que había estado ocultando todos estos meses?

Porque el griego estaba más que enterado e informado de su estado y no podía estar más feliz por convertirse en padre.

Tendría una familia con ella y por esta razón, no estaba dispuesto a renunciar a su esposa.

Un Escape Casi PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora