PROFESORA DE LITERATURA 1 ; gxg.

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"Prof. Camila Cabello". Las letras negras brillaban sobre la pulida superficie de una pizarra blanca.

Cuando Vero y yo entramos al salón, la mayoría de los asientos estaban ocupados dejándonos como única opción un par de lugares justo frente al escritorio de la profesora y en el colegio persiste la tradición de que el lugar que ocupas el primer día pasa a ser de tu propiedad por el resto del año.

No había rastros de la maestra por lo tanto Vero y yo corrimos a ocupar nuestros lugares.

—Genial, realmente sublime, ahora tendremos que ponerle atención todo el ciclo escolar —me queje sacando mi libreta y poniéndola sobre mi escritorio, ocupando más fuerza de la necesaria—. ¿Realmente tenías que ir al baño?

Vero me dedico una mirada de reojo asesina.

—Cállate que tendrás todo un hermoso año para quejarte y amargarme —dijo buscando entre sus cosas, la conocía tan bien que casi estaba segura que había olvidado llevar un lápiz el primer día de clases.

—Camila Cabello —susurré mirando la pulcra caligrafía.

—Es una pesadilla —aseguró sin dejar de buscar entre sus cosas—, y yo no pude traer un puto lápiz el primer día.

Sonreí.

— ¿Qué sabes de ella?

—Es su primer año aquí. Le dio clases a mi hermano en la universidad y él dijo que era una pesadilla.

— ¿David dijo eso?

Me importaba un comino la profesora, pero era una buena excusa para dirigir la conversación hacia su hermano mayor.

—No. En realidad, cuando supo que la profesora Cabello me daría clases, lo que me dijo fue que saliera de aquí con dignidad y pasará el resto de mi vida cantando en el metro.

— ¿Y al él como le va? —pregunte fingiendo que no me interesaba.

—No me importa. Es un pesado, engreído y...

Una mujer entró al aula. Era alta, andaba lejos de los cuarenta pero sin menos de treinta. Su pelo brillaba como en los comerciales de shampo y tenía un cuerpo más que adecuado para promover lencería.

Me regañe por ese último pensamiento.

—Buenos días, jóvenes —su voz era fuerte y autoritaria.

Respondimos al unísono.

Habló un poco de haber estado dando clases en una universidad y luego paso lista para irnos conociendo. Nada de hacer bromas ni contar chistes como la mayoría de los maestros hacen para romper el hielo. Ella fue directo al punto, expuso su sádico plan de clases ante bufidos de desacuerdo por parte de unos cuantos, pero la profesora los ignoró por completo.

Cuando empezó a impartir el primer tema de clases deje de prestarle atención a sus palabras y me dedique a estudiarla a ella. Mi nueva profesora tenía algo peculiar, indudablemente era una mujer hermosa, pero tenía algo más, y fue casi al final de la clase cuando descubrí que era aquello que tanto me intrigaba. ¡Sus ojos! Por las gafas no lo había notado pero cuando nuestras miradas se encontraron por unos cuantos segundos descubrí que sus ojos eran grandes y marrones, y brillaban de tal forma que daba la impresión de tener el cielo y el infierno juntos en una mirada. Era tal la oscuridad que al contemplarlos, uno tenía la impresión de que caería por el borde del mundo.

Cuando terminó la clase supe que por fin tendría una profesora de literatura preparada, pero al resto de mis compañeros no les cayó en gracia enterarse que tendría que trabajar en una materia para la que ya se habían acostumbrado a no hacer nada.

ONE SHOTS CAMRENWhere stories live. Discover now