Capitulo 1

327 30 4
                                    

— ¿Te has enterado ya?

Dinah, que acababa de llegar del dentista, miró confundida a Lauren, su compañera de trabajo, que estaba hecha un manojo de nervios.

— ¿De qué?

—John va a traspasar el negocio. Y el nuevo jefe viene mañana, para entrevistarnos a todos.

Un cambio en la dirección de la empresa no tenía por qué ser necesariamente malo, pero al instante Dinah compartió la preocupación de Lauren. Seguramente se producirían cambios, y aquello podía implicar una reorganización de la plantilla, e incluso que el nuevo dueño decidiese prescindir de algunos trabajadores. Esperaba que no fuese así. Sólo llevaba seis meses en la empresa, pero le había costado mucho conseguir ese empleo. De hecho, había pasado todo un año trabajando y estudiando a la vez un master para poder aumentar sus expectativas laborales

— ¿Y sabes quién es el tipo al que le ha vendido la compañía? —le preguntó a Lauren, apartando de su rostro un mechón de cabelllo.

Su compañera negó con la cabeza y se encogió de hombros.

—En fin —replicó Lauren—, supongo que deberíamos haberlo visto venir. Después de todo, John llevaba mucho tiempo considerando la idea de una jubilación anticipada. Y la verdad es que, como su mujer y él no tienen hijos, si yo fuera él también habría decidido vender la empresa para pasar los años que me quedaran viviendo tan ricamente en ese piso enorme que he oído que tienen en Miami.

Mientras escuchaba a su compañera reflexionar en voz alta, Dinah se sentó en su escritorio y encendió el ordenador. El pequeño negocio que su jefe, John Loames, había establecido hacía casi cuarenta años, se dedicaba a la venta de maquinaria especializada y materiales para la construcción, y era un negocio rentable, pero desde que entrara a trabajar en la empresa como ejecutiva, Dinah se había dado cuenta de que John parecía cada vez menos inclinado a buscar nuevos clientes y mercados. Y era una pena, porque el negocio tenía potencial, razón por la que no le extrañaba que alguien hubiera querido comprárselo.

—Desde que me enteré esta mañana no he logrado concentrarme en el trabajo ni diez minutos seguidos—le confesó Lauren—. No quiero perder mi empleo.

—Bueno, el cambio no tiene por qué ser necesariamente malo —trató de calmarla Dinah a la vez que intentaba convencerse a sí misma—. Este es un negocio con futuro. Tiene muchas posibilidades de expansión, y si quien haya comprado la empresa es capaz de verlo, no sólo no despedirá a nadie, sino que creará nuevos puestos de trabajo. A menos claro que el nuevo dueño ya tenga un negocio similar a éste y únicamente quiera fusionarlo al suyo -añadió en un tono más pesimista.

— no digas eso, Dinah, por favor. Zayn y yo acabamos de pedir un crédito al banco para ampliar la casa —le dijo Lauren estremeciéndose. Estoy intentando quedarme embarazada —explicó, enrojeciendo ligeramente—. No puedo permitirme quedarme sin empleo. Lo cual me recuerda, que John nos ha dicho que mañana tenemos que estar aquí más temprano. Según parece, el nuevo dueño le ha pedido explícitamente que vengamos a las ocho.

— ¿A las ocho? —repitió Dinah, palideciendo ligeramente.

—Sí —asintió Lauren con un pesado suspiro—, con lo que detesto madrugar...

El problema de Dinah, sin embargo, no era de pereza. Le era totalmente imposible llegar a las ocho a la oficina. Las clases en el parvulario no empezaban hasta esa hora, y aunque dejase a Alex allí a las siete y media no podría llegar a las ocho a la oficina. El sólo pensamiento hizo que la tensión le atenazara el estómago.

Trabajar y ser madre eran dos cosas difíciles de conjugar, sobre todo teniendo que criar sola a su hijo, pero además los empresarios eran reticentes a contratar a mujeres con niños pequeños, así que había decidido no decir nada al respecto en la entrevista, y nadie en la compañía conocía sus circunstancias personales. Difícilmente iba a poder excusarse para llegar un poco más tarde al día siguiente sin que se descubriera su secreto.

— ¿Qué ocurre? —le preguntó Lauren curiosa al advertir lo tensa que se había puesto.

— Em... nada, nada.

No le gustaba tener que mentir, pero necesitaba ese empleo para poder darle a Alex al menos un mínimo de las comodidades materiales que habría disfrutado si su padre no la hubiese abandonado antes de nacer .

Pensar en Liam  hizo que le hirviera la sangre. Lo que ganaba apenas cubría la hipoteca de la casita que había comprado en un pueblo a varios kilómetros de la ciudad, las facturas, y los gastos más básicos, como comida y ropa, pero estaban mejor sin él.

Además, tenía la esperanza de poder ascender dentro de la empresa y ganar más dinero. El jefe de su departamento se jubilaría dentro de dos años, y ella estaba esforzándose todo lo posible para que John le concediera a el la vacante.

Le faltaba poco para cumplir los veinticinco y a Alex le faltaba  poco para los cinco. El quinto cumpleaños de su pequeño, y el quinto año para ella de estar sola, de estar sin...

 Dinah se apresuró a apartar de su mente esos pensamientos. No iba a auto compadecerse; no iba a dejar que lo que pudo haber sido y no fue consiguiera minar la paz y la estabilidad que tanto le había costado alcanzar.

Tenía que concentrarse en el futuro, ¡no en el pasado!, se recordó. Pero, ¿y si el nuevo dueño de la compañía empezaba a recortar la plantilla? Tampoco tenía por qué ser pesimista. Como le había dicho a Lauren, quizá el cambio fuese para mejor, quizá se ampliase el negocio y tuviesen más oportunidades de ascender. Sí, tenía que pensar en positivo.

Cuando Dinah por fin puso pie en parvulario se fue directo a la sala en que se encontraba su pequeño, cuando al fin puso pie en la pequeña salita se quedo de pie en elumbral del parvulario del pueblo, observó cómo el rostro de su hijo seiluminaba al verla y corría hacia ella, se le encogió el corazón de amormaternal. Y luego, al inclinarse para levantarlo en brazos y apretarlo contrasu pecho, se dijo que no le importaba cuántos sacrificios tuviera que hacer contal de que su pequeño tuviera lo mejor.

Destino (Diniam) AdaptadaWhere stories live. Discover now